La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) estima que la economía mexicana crezca este año un 2,3%, lo que supone una reducción de un punto porcentual con respecto a la última proyección emitida por el organismo.
En su último estudio sobre el país norteamericano, la OCDE arroja luces y sombras sobre el desempeño de la economía mexicana. Por un lado, reconoce que la buena gestión de deuda, una política monetaria «sólida» y un tipo de cambio flexible han limitado el impacto económico de la pandemia. Por el otro, señala que la revisión a la baja obedece a una menor actividad económica como consecuencia de la inflación, la informalidad laboral e incluso la corrupción, entre otros puntos.
No obstante, la institución liderada por Mathias Cormann cree que la recuperación «está en marcha» en el país azteca, liderada por un desempeño fuerte de los sectores manufactureros y agrícolas y de servicios. El organismo proyecta un crecimiento del PIB 2,6% para 2023.
El informe subraya que las «sólidas» políticas macroeconómicas ayudaron a México a superar la recesión inducida por la pandemia y a encarrilar su economía, pero también advierte que aún «quedan desafíos» para garantizar que la recuperación en curso sea sostenible y ofrezca la oportunidad de beneficiar a todos.
«Al igual que muchos países del mundo, México se vio muy afectado por la pandemia de Covid-19, pero la recuperación ya está realmente en marcha, ha destacado el secretario general de la OCDE, Mathias Cormann, al presentar el Estudio durante un evento virtual junto al Secretario de Hacienda de México, Rogelio Ramírez de la O.
El estudio ha aportado una serie de recomendaciones para mejorar las perspectivas de crecimiento a medio plazo. En el plano macroeconómico, la OCDE aconseja mantener el compromiso con la solidez de las finanzas públicas y la sostenibilidad de la deuda para satisfacer las necesidades de gasto mediante el aumento de los ingresos fiscales.
El documento identifica propuestas que tienen el potencial de aumentar los ingresos tributarios en un 3,5% del PIB, incluso a través de la eliminación de exenciones «ineficientes» y «regresivas» y una reforma del impuesto a la propiedad.
Por otra parte, el organismo recomienda acometer una agenda integral de reformas, la cual sería «esencial» para impulsar la inversión y revertir el bajo crecimiento de la productividad. A su vez, un crecimiento más fuerte combinado con un número mayor de empleos, combinado con un mayor gasto social, ayudaría a reducir la pobreza y mejorar la cohesión social.
Adicionalmente, la OCDE indica que la reactivación de la inversión privada y la reversión del bajo crecimiento de la productividad son prioridades «fundamentales» para mejorar el potencial de crecimiento a medio plazo en México.
Para alcanzar estos hitos la organización sugiere reformas integrales para mejorar las regulaciones comerciales, el impulso a la competencia, la reducción de la informalidad y la corrupción y la intensificación de los esfuerzos para cumplir con los objetivos de emisión de gases de efecto invernadero.
Por último, la OCDE recomienda continuar impulsando el gasto social, incluida la educación y la salud. Por su parte, indica que la inversión pública sería importante para apoyar la recuperación en curso y mejorar las oportunidades de los mexicanos. Adicionalmente, la institución aconseja ampliar el acceso a las finanzas y fortalecer la digitalización, lo que implicaría una mayor igualdad de oportunidades y fortalecer el crecimiento.
«México tiene un gran potencial para convertirse en una economía de alto crecimiento, con altos niveles de vida para todos. Para convertir esta oportunidad en una realidad, es necesaria una agenda ambiciosa e integral de reformas», ha concluido Cormann.