EE UU ignora la crisis migratoria de Melilla en su visita a Marruecos horas después de sentarse con Albares

A Wendy Sherman, subsecretaria de Estado de Estados Unidos, poco le importa la crisis migratoria que ahora azota la ciudad autónoma de Melilla. Esta dirigente americana ha visitado Marruecos este martes para afianzar algunas cuestiones geoestratégicas en las que el país africano es clave para los intereses americanos. Sherman ha mantenido un encuentro afable con Naser Burita, el ministro de Exteriores marroquí, en un momento complicado por las relaciones entre España y Marruecos. Pese a que la política americana también visitado la península el pasado lunes, no ha gustado en el Gobierno esta «equidistancia» que ha mantenido la subsecretaria al dejar fuera del tintero asuntos como la nueva invasión de Melilla. Se han tratado temas como la ciberseguridad y la guerra de Ucrania, pero se han olvidado de una crisis migratoria con pocos precedentes.

El buen trato entre Marruecos y Estados Unidos se deja notar. Es conocido por todos y hay sectores de Vox que deslizan que está envalentonando al país africano en algunas cuestiones, especialmente las referentes a Ceuta y Melilla. Este encuentro de este martes, producido un día después de que Wendy Sherman visitara España, ha sentado relativamente mal al Gobierno español por un dato clave: EE UU se ha mantenido completamente al margen de los problemas migratorios que afectan a España como consecuencia de la nueva «invasión» de Melilla en la cual miles de marroquíes saltaron la valla. El Ministerio de Exteriores no está conforme con el papel equidistante de Estados Unidos, pero tampoco harán nada por presionar al país americano para que «apriete» a Marruecos. De hecho, el expresidente de EE UU Donald Trump ya reconoció en su momento la «soberanía» de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, un golpe bajo para muchos del Frente Polisario.

Se ha hablado de la invasión Rusia de Ucrania y de otros asuntos clave como la ciberseguridad

Sherman ha hecho un viaje de cortesía para tratar temas que nada tienen que ver con la crisis migratoria. Se ha hablado de la invasión Rusia de Ucrania y de otros asuntos clave como la ciberseguridad. Sin embargo, la «otra» invasión que padecen las ciudades autónomas nunca ha sido un asunto que haya preocupado lo más mínimo a Estados Unidos. Al mismo tiempo, y pese a que Sherman ha hecho una visita de cortesía a España, la subsecretaria de Estado prevé visitar Argelia y Egipto para tratar exactamente los mismos asuntos. El único «consuelo» de Exteriores es que Sherman se dignó a pisar primero suelo español en su gira. Pero poco más.

El encuentro de Sherman ha sido también con Ángeles Moreno, la mano derecha de José Manuel Albares, ministro de Exteriores, y la secretaria de Estado del ministerio. Aunque se hayan tratado asuntos que poco tienen que ver con los intereses que más preocupan al Gobierno español, lo cierto es que para Exteriores se trataba de una visita clave. La mala relación, o nula, que mantiene España con Estados Unidos es un quebradero de cabeza para el presidente del Gobierno porque es el primer mandatario español que ha sido ninguneado por los americanos a nivel público en más de una ocasión.

Melilla

Es vox populi en el Ejecutivo que Sánchez tiene una espina clavada que más de un dirigente del Gobierno trata de sacar: desde el paseo de poco menos de un minuto del líder socialista con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, Sánchez está obsesionado con buscar una foto que refleje las buenas relaciones con Estados Unidos. De ahí la importancia interna que tenía el encuentro de Ángeles Moreno con Sánchez. Por el momento, no hay ni un solo viaje de Estado preparado para abordar este asunto. Ni siquiera cuando Sánchez acudió a Estados Unidos para reunirse con grandes personalidades del mundo empresarial fue recibido por ningún dirigente.

La idea de Estados Unidos no era, ni mucho menos, abrir polémica. Prueba de ello es que, después de Marruecos, Sherman viaja a Argelia, país con el que Mohamed VI mantiene un enfrentamiento diplomático intenso. La idea de EE UU no era la de tratar asuntos locales ni problemas con otros países, pero lo cierto es que el viaje ha generado más recelos que otra cosa.