Sin valor, ni el mejor armamento sirve para enfrentarse al enemigo, pero cuando ya cuentas con éste, como está demostrando el pueblo ucraniano, los modernos sistemas bélicos son muy importantes, como sería el caso de los misiles Javelin y NLAW entregados por parte de Estados Unidos y Reino Unido respectivamente al Gobierno de Kiev.
Desde Ucrania nos llegan a diario multitud de imágenes de carros de combate o Main Battle Tank (MBT) y otros sistemas blindados del Ejército de la Federación rusa destruidos, que evidencian el fracaso inicial de finiquitar la invasión de Ucrania con una corta guerra relámpago, como ya hizo en agosto de 2008 tomando partes del territorio de la también vecina Georgia.
Cuando el otoño pasado Putin ordenó a su poderoso ejército de tierra situarse en las fronteras comunes con Ucrania, despliegue que luego extendió en la títere Bielorrusia, los primeros mensajes de ayuda del Gobierno de Kiev fueron desoídos, por parte de una sociedad occidental instalada en el pacifismo, promovido a veces por partidos y medios financiados por Moscú. Sólo ante el alargamiento de la crisis, y el excelente trabajo de la inteligencia de Estados Unidos, se empezó a dar como cierta la apuesta rusa de invadir Ucrania, lo que llevó a los dos más fiables aliados de la OTAN, los referidos Estados Unidos y Reino Unido a entregar modernos sistemas anticarro a Ucrania. Las entregas fueron masivas durante el pasado mes de enero, llegándose a crear un auténtico puente aéreo entre varias bases de la Real Fuerza Aérea (RAF) del centro de Inglaterra, a las que llegaban los aviones de transporte de Estados Unidos, y los aeropuertos de destino final cercanos a Kiev.
De hecho, en los cónclaves virtuales entre Biden y Putin, éste último reprochó a su homólogo norteamericano que entregase material de defensa, principalmente misiles Javelin, a las tropas de Kiev. Paralelamente, a finales de año por primera vez aparecieron imágenes de personal del Ejército de Ucrania en la línea del frente del Donbás (abierto en 2014) portando los modernos misiles FGM-148E Javelin.
En 2018 Ucrania encargó un primer lote de 210 misiles y 37 lanzadores, que a finales de 2019 incrementó con otros 150 proyectiles y 10 lanzadores, siendo recibidos entre 2018 y 2020, mediante un programa de ventas militares internacionales o Foreign Military Sales (FMS). Además la FMS conlleva el mantenimiento de este material y el entrenamiento y capacitación del personal en su uso. A estos pedidos, se han sumado las mayoritarias entregas de primeros de año, por lo que en el momento del ataque ruso, el día 24 de febrero, se habrían añadido al inventario más de 1.200 misiles y 400 lanzadores.
El sistema de armas Javelin, que fabrican las multinacionales norteamericanas Raytheon y Lockheed Martin, consiste en una unidad de lanzamiento o Command Launch Unit (CLU) y el proyectil de doble cabeza. El CLU de 6,4 kilogramos es uno de los más livianos de ese tipo del mercado, mientras que el misil pesa 15,9 kilogramos, lo que da un peso total de 22,3 Kg. El sistema, de los denominados de «dispara y olvida», tiene un alcance efectivo de hasta 4 kilómetros y cuenta con una muy eficaz guía infrarroja de cadmio/mercurio.
Ucrania ya tenía una gran cantidad de sistemas anticarro (misiles y lanzagranadas) de procedencia soviética, heredadas de la época en la que estaba subyugada a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), y desarrollos locales de dichos sistemas, como el misil RK-3 Corsar, que realizó en conjunto con Polonia. Además del misil norteamericano, el otro arma clave entregada por Occidente, en este caso por Reino Unido, a Ucrania es el denominado misil ligero MBT- Light Anti-tank Weapon (MBT LAW), o New generation LAW (NLAW). En este caso estamos ante un desarrollo financiado por el Ministerio de Defensa británico de un misil muy ligero (pesa 12, 5 kilogramos) también de los de tipo “dispara y olvida”, realizado por las empresas Saab Bofors Dynamics (sueca) y Thales Air Defence (filial del grupo francés Thales).
Las primeras unidades de las 20.000 encargadas por Reino Unido se empezaron a entregar en 2009 por parte de las planta de Thales Air Defence, sita en Belfast (Irlanda del Norte). A este pedido se sumarían los de otros países, como el caso de Arabia Saudita, cuyas tropas y mercenarios ya los han empleado en combate en el conflicto que les enfrenta desde 2015 contra los hutíes.
En total el Gobierno de su Majestad entregó entre enero/febrero 2.000 NLAW, transportados por sus aviones Boeing C-17 y Airbus DS A400M, además de enviar a pequeños grupos de sus militares para entrenar a las tropas ucranianas, una de las claves de la efectividad de la entrega. Esta asistencia también fue realizada por Estados Unidos, con sus formadas y experimentadas fuerzas especiales, que ya en 1996 empezaron a emplear las primeras versiones del Javelin.
Estas entregas y formación han sido fundamentales para aumentar la eficacia de las tropas de Kiev en emboscar a las columnas rusas que a veces, de forma muy atrevida y sin el debido apoyo de su artillería y aviación, se han aventurado por las carreteras ucranianas. Además se realizaron en el momento adecuado, ya que las actuales promesas de entregas de armamento de los socios de la OTAN y la UE son mucho más difíciles de materializar, ante el cierre del espacio aéreo del país eslavo, por no hablar de no poder dar la imprescindible formación a los usuarios ucranianos que, ante una nueva fase de ataque más masivo de las fuerzas de Putin, no cuentan con tiempo para recibir dicho entrenamiento.