FAES califica de «derrota política y diplomática de grandes proporciones» asumir el plan de autonomía del Sáhara

La Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES) ha calificado de «derrota política y diplomática de grandes proporciones» asumir por parte del Gobierno español el plan de autonomía para el Sáhara Occidental planteado por Marruecos para mejorar las relaciones con el país africano.

El Ejecutivo anunció este viernes el inicio de un «nueva etapa» en la relación con Marruecos basada en el respeto mutuo y con la vista puesta en garantizar tanto la estabilidad como la integridad territorial de ambos países.

Así lo manifestó Moncloa en un comunicado después de que el Palacio Real alauí haya informado de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha enviado una carta al rey Mohamed VI en la que manifiesta que el plan de autonomía para el Sáhara Occidental planteado por Marruecos constituye «la base más seria y realista» para lograr una solución a este conflicto.

En un comunicado, la fundación que dirige José María Aznar considera que acepta el plan propuesto por Marruecos no garantiza el futuro de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.

Así, FAES se pregunta si el Sáhara se reconoce por España como parte integrante de Marruecos: «¿Por qué nuestro vecino habría de renunciar a sus pretensiones sobre las dos ciudades autónomas que, según Rabat, forman parte de la integridad territorial marroquí en igual medida, al menos, que el Sáhara?».

Por otro lado, la organización cree que atribuir a esta decisión del Gobierno español el efecto de cerrar la crisis que «abrió hace diez meses con la entrada masiva de ciudadanos marroquíes en Melilla», es rehabilitar «la estrategia de presión ilegítima ejercida por Rabat».

«Presentar este vuelco diplomático como una concesión necesaria para que Marruecos tapone la presión migratoria sobre nuestro país, revela una vulnerabilidad en el Gobierno que España no merece», ha añadido.

Por último, ha criticado que la izquierda tiene acreditada su destreza para justificar cualquier «chapuza política y cualquier renuncia moral a lo que ella misma proclama como sus principios».