La salida de Casado salva de la quema a Mañueco, el odiado por Teodoro

La salida de Pablo Casado ha sido un balón de oxígeno para muchos dirigentes del Partido Popular, pero para Alfonso Fernández Mañueco ha supuesto la salvación. El presidente de Castilla y León maniobró en 2020 para traer a Alberto Núñez Feijoo al frente de las siglas, pero sin éxito y con el daño colateral de que Teodoro García Egea te cogiera la matrícula. Ahora que han caído tanto Casado como Teodoro, Mañueco respira tranquilo. Las elecciones anticipadas de Castilla y León fueron un regalo envenenado para un candidato mal visto por Génova, pero ahora el líder autonómico sabe que no se irá fuera y que tendrá cintura para pactar con Juan García Gallardo. Gracias a este cambio, Mañueco no está fuera. Fue de los pocos dirigentes del PP que no escribió por Whatsapp a sus odiados jefes. Por fin está libre de la presión que llegaba desde arriba.

El gran «drama» de Mañueco es que desde el entorno de Feijoo no está especialmente bien visto. Hay quien desde el PP de Castilla y León entienden que el presidente de Galicia debería agradecer que Mañueco fuera el primer «seguidor» leal, pero nadie cree que vaya a tener un papel predominante en el PP de Feijoo. La única clave es que el líder gallego sí le permitirá pactar con Vox para así facilitar un gobierno en Castilla y León, pero fuera de eso, Mañueco solo podrá respirar tranquilo porque no habrá un Teodoro García Egea tras sus pasos y con la pretensión de echarle. Como bien dijo el líder castellanoleonés, «bastante tiene con lo que tiene» como para entrar en nuevas polémicas como lo del hermano de Ayuso.

Mañueco se ha convertido en un dirigente en tierra de nadie

Mañueco se ha convertido en un dirigente en tierra de nadie. La sensación general es que no es un político de fiar porque dio la espalda a la directiva del partido y maniobró para traer a Feijoo a la presidencia del PP cuando Pablo Casado aún estaba al frente del partido. El problema es que pese a que Mañueco hablara con empresarios para intentar traer al presidente gallego a la primera línea de la política española, Feijoo no le quiere en su equipo. Ni siquiera a distancia. Se habla del eurodiputado Esteban González Pons como secretario general del PP, pero nadie se imagina a Mañueco en un puesto de responsabilidad en el partido más allá de su tierra.

Fuentes consultadas de Génova detallan que Mañueco tiene solo esta legislatura por delante en su carrera. Nadie le ve proyección dentro del partido más allá de ser presidente de Castilla y León. Aún así, fuentes del entorno del presidente autonómico no lo ven «justo» porque entienden que Mañueco fue de los primeros en demostrar su apoyo al presidente gallego. Algunos esperan un ascenso, pero lo cierto es que nadie ve a Mañueco como nada más. La buena noticia para el presidente de Castilla y León es que Feijoo no tocará su candidatura hasta que llegue el momento.

Desde Génova detallan que Teodoro tenía toda la intención de acabar con Mañueco por haber maniobrado contra Pablo Casado. Cuando se le puso de candidato en Castilla y León fue por falta de recursos y de tiempo para convocar un congreso autonómico que aupara a un nuevo líder autonómico. Con el tiempo, Teodoro esperaba acabar con la carrera política de Mañueco, algo que sabía el presidente de Castilla y León por los mensajes que le llegaban desde Génova. Sin embargo, no parece que las amenazas de Teodoro vayan a ir a buen puerto dado que su salida ha sido de las más celebradas en el Partido Popular.

Mañueco fue un «muñeco» usado por Génova para sus experimentos electorales. Esperaban que obtuviera un mejor resultado en Castilla y León, pero el fiasco electoral supuso el primer paso para la salida de Casado por el mal resultado cosechado en la tierra del presidente del PP. Si Mañueco hubiera obtenido más votos y más diputados, posiblemente la crisis no se hubiera desatado con tanta virulencia dado que las expectativas electorales habrían animado a los pesos pesados del PP. Sin embargo, el mal resultado (pese a que mejoró tímidamente respecto a las anteriores elecciones autonómicas) supuso el principio del fin de Casado.

Mañueco sabe que le usaron, pero más se quejaba por el hecho de que no le permitieran pactar con Vox. Para Génova, castigar a Mañueco era un deporte. Y más cuando no consiguió el objetivo en estas elecciones anticipadas que, se suponía, serían clave para demostrar el crecimiento político de Casado. Ahora que el presidente del PP se ha ido, Mañueco respira tranquilo a pesar de que es perfectamente consciente de que no le reservarán ni un solo puesto en el próximo Gobierno de España o en la estructura del PP.