Las ONG ambientales han celebrado la aprobación definitiva de la Ley de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular, este jueves en el Congreso de los Diputados, pero confiaban en que se pueda lograr un texto más ambicioso, con objetivos más elevados sobre todo en materia de reducción de residuos.
No obstante, destacan que abre la puerta a varias mejoras a la hora de reciclar otros flujos de residuos y al sistema de depósito, devolución y retorno de envases, algo que ven como «una gran victoria ecologista».
Desde Amigos de la Tierra echan en falta objetivos de reducción más altos, así como la falta de una mención expresa a los bioplásticos, la «dilatación en el tiempo» de la obligatoriedad de recoger por separado la materia orgánica; critican el impuesto al plástico, porque consideran que no disuadirá de su uso y observa como una carencia la falta de medidas de concienciación y sensibilización.
Sin embargo, celebran como una «victoria ecologista» la introducción del SDDR, largamente reclamado por las ONG, igual que la promoción de la venta a granel, la eliminación de compuestos tóxicos de los envases y la ampliación de la responsabilidad a productores de otros residuos como textil, madera, enseres o bien, las medidas para fomentar la reparación y luchar así contra la obsolescencia programada, entre otras valoraciones.
No obstante, añade que pese a contar con medidas «positivas» se queda a medio camino en la senda del residuo cero y califica de «decepcionante» que la nueva norma deje a un lado el establecer objetivos mínimos de prevención. Para la responsable de recursos naturales y residuos de Amigos de la Tierra, María Durán, la nueva ley representa un «importante salto en comparación con las políticas anteriores», pero opina que se ha perdido la oportunidad de un marco normativo que «plante cara a la emergencia climática y la crisis ecosocial».
Por su parte, desde Greenpeace, su portavoz de residuos Julio Barea, ve como «mejoras» en la gestión de residuos sólidos urbanos, aspectos como la incorporación a la ley que «por fin» se pueda disfrutar de un SDDR; la erradicación de algunos utensilios de plástico de un solo uso como por ejemplo pajitas, vasos y bastoncillos y el hecho de «poder disfrutar por fin» en bares y restaurantes de agua de grifo sin embotellar.
Además, observa como una mejora la introducción de un impuesto de pago por vertido e incineración de residuos puesto que confía en que «desincentivará» estas dos técnicas que son las que se usan mayoritariamente para la gestión de los residuos en España.
Sin embargo, carece de elementos importantes como objetivos ambiciosos de reducción, quedan muy pequeños dada la situación de contaminación a nivel nacional y mundial. Asimismo, ve «muy flojas» las tasas para tener envases reutilizable que, en su opinión es «la medida más importante» antes del reciclaje.
«Sólo con el reciclaje no es suficiente y nos ha llevado a la situación que nos ha llevado: Sensación agridulce en este sentido», manifiesta Barea, a quien le ocurre igual con el SDDR, cuya introducción en la ley ve «un logro» pero que se dilata demasiado en el tiempo, de modo que pronostica que no se podrá avanzar en este sistema hasta avanzado 2026 o 2027″.
Por su parte, la organización de conservación marina Oceana advierte de que con la recién aprobada Ley «no se frenará la llegada de plásticos al mar» puesto que la ley deja fuera medidas que para esta ONG eran importantes como restringir las toallitas, las monodosis y anillas de plástico desechables.
Celebra asimismo que la norma abre la puerta a los sistemas de retorno para botellas de plástico y que los productores de dicho material habrán de responder a los costes de limpiar las playas, al tiempo que destaca el hecho de que los Ayuntamientos podrán prohibir las sueltas masivas de globos.
Asimismo, lamenta que España haya dejado pasar la «oportunidad» de aplicar medidas contundentes para eliminar monodosis y anillas, o reducir las toallitas húmedas, productos de plástico desechables que provocan graves daños en el ecosistema marino y sus especies, de modo que se ha aprobado «sin avances significativos» para paliar la contaminación por plásticos en el océano.
La directora de la campaña de plásticos de Oceana en Europa, Natividad Sánchez, ha criticado que los políticos han tenido en sus manos acabar con numerosos plásticos de un solo uso que disponen de alternativas reutilizables, pero al final han aprobado una ley «descafeinada».
«Nos resulta preocupante que las Cortes hagan oídos sordos a las recomendaciones de los científicos y no lleguen a acuerdos para fijar plazos y terminar con productos innecesarios y contaminantes. Esperamos que en próximos procesos legislativos, como el Real Decreto de Envases y Residuos de Envases, se avance en la dirección adecuada para dejar de plastificar el fondo del mar», ha apostillado.