La enmienda sobre Delgado suma otro choque entre PSOE y Podemos

El rechazo de Podemos a la enmienda del PSOE para convertir a la fiscal general del Estado, Dolores Delgado, en fiscal de Sala del Tribunal Supremo cuando sea cesada ha suscitado una nueva discrepancia con el PSOE en el seno de la coalición, que se suma a los choques por el Sáhara Occidental y el incremento del presupuesto militar.

Sin embargo, estas divergencias no han afectado al plan anticrisis ante el alza de la inflación con un acuerdo que satisface a los morados, al lograr varias de sus propuestas y que ven, además, como se asume su apuesta por topar el gas a 30 euros el megavatio hora.

El portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Pablo Echenique, ya explicitó que no comparten el contenido de la propuesta ni tampoco las formas, al vehicularlo en una enmienda sobre una ley que no tiene relación con el funcionamiento de la fiscalía y de la que no fueron informados.

Es más, expresaba su sorpresa por la «defensa sin fisuras» que mostró al respecto la ministra de Justicia, Pilar Llop y que era un movimiento extraño.

LA POSTURA SOBRE EL SÁHARA, LA FRICCIÓN MÁS SONORA

Sin embargo, el choque más sonado entre los socios ha sido la posición del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de avalar el plan de autonomía para el Sáhara Occidental planteado por Marruecos, lo que provocó un importante malestar en el espacio confederal, que desconocía el movimiento.

Desde entonces la crítica de Unidas Podemos ha sido unánime y prologada en el tiempo al entender que el PSOE da un giro «injustificable», como plantearon en la comparecencia del presidente en el Congreso, y demandan una rectificación para volver a la senda del referéndum de autodeterminación en la zona.

De hecho, el socio minoritario del Ejecutivo se ha aliado con ERC y Bildu en una proposición no de ley (PNL) en el Congreso para volver a la posición tradicional de España y la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz manifestó que tenía una conversación pendiente con Sánchez.

También ha hecho pública sus diferencias con los planes para elevar el presupuesto militar anunciados por Sánchez, en línea con los compromisos adquiridos en la OTAN, al replicar que no es una prioridad y que la respuesta a la crisis debe centrarse en medidas sociales y el refuerzo a servicios públicos.

«Más profesores y menos tanques», llegó a manifestar la líder de Podemos y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra. Sin embargo, Unidas Podemos mantiene que este punto no provoca por ahora confrontación, dado que hay mucho tiempo hasta que se entre a negociar los Presupuestos Generales del Estado.

LA POLÉMICA DEL ENVÍO DE ARMAS A UCRANIA

Aunque el choque más polémico lo motivó la decisión de Sánchez de enviar armas a la resistencia ucraniana, cuando anteriormente habló solo de material defensivo, y que suscitó las críticas de Belarra y la titular de Igualdad, Irene Montero, pero fracturó el espacio dado que Díaz y los comunes apoyaron la decisión.

La tensión se disparó entonces y tuvo que ser rebajada desde ambas alas de la coalición. De esta forma, la formación aclaró que su líder no se refirió al PSOE cuando criticó a los «partidos» de la guerra y descartaban ruptura pese a mantener esa diferencia. Los socialistas acompañaron el gesto y el presidente asistió para respaldar el acto previo al 8M que organizó Igualdad.

En el pasado también se suscitaron roces sobre todo a raíz de la fusión de Bankia y la ‘Caixa’, o la salida del país del rey emérito Juan Carlos I a Emiratos, que coincidieron con informaciones sobre presuntas irregularidades en sus finanzas.

También hubo tensión ante el papel de la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, en las últimas negociaciones sobre reforma laboral y en lo relativo a la ley de vivienda, que se superaron con sendos acuerdos.

PODEMOS CONGENIA CON SU SOCIO EN EL PLAN DE RESPUESTA

Y ese espíritu es el que ha reivindicado Unidas Podemos en el plan anticrisis frente a los efectos de la guerra de Ucrania, donde han podido recoser la sintonía del PSOE con un acuerdo que incluye varias reivindicaciones de los morados, como elevar el Ingreso Mínimo Vital, la prohibición de despido a empresas que reciban ayudas públicas, el descarte a la bajada de impuestos genérica que promulgaba el PP o limitar el precio del alquiler.

Además han visto como su planteamiento de topar el gas a 30 euros el megavatio hora, por el que apostó la formación, ha sido la propuesta conjunta de España y Portugal para tratar de abaratar la factura de la luz.

Esta posición, que para la formación morada es «valiente» al minorar también los beneficios ‘caídos del cielo’ de las eléctricas, también suscitó que los morados afearan a la vicepresidenta primera que ofreciera «reticencias» al hablar de que era un asunto técnico cuando Belarra reveló que ese umbral era su apuesta.

La formación ha llamado en diversas ocasiones a normalizar las diferencias entre las dos formaciones y que se han repetido a lo largo de la legislatura, pues el propio sentido de una coalición entraña que pueda haber divergencias a pesar del programa común pactado. De hecho, el discurso de Podemos es que sus posiciones empujan al PSOE a desplegar políticas netamente progresistas.

Por eso, fuentes del espacio confederal indicaron recientemente que era esencial logran un pacto sobre el plan de respuesta a la crisis, dado que era estratégico dar un enfoque social a esta crisis y hacerlo alineados con sus socios. En consecuencia, consideran que esta negociación les refuerza en su papel ejecutivo.