El ambicioso horizonte en materia de Defensa empuja al PSOE a buscar sustituto a Margarita Robles

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tiene un plan ambicioso en materia de defensa. La única duda en el PSOE es si confiará en Margarita Robles para ser el nexo que lo dirija en la próxima legislatura. Las cuentas de Moncloa son sencillas. Si ganan las elecciones y suman, implantarán un plan ambicioso en materia de defensa que coordinará el ministerio que ahora dirige Robles. No solo se sumarán varios miles de millones al presupuesto de Defensa (para llegar al 2% del PIB), sino que se aumentarán su participación en empresas claves como Indra (del 18 al 28%). España dará un giro radical a su política de Defensa. Algo que harán tanto el presidente del Gobierno como el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijoo, pues este es uno de los acuerdos de Estado a los que pretenden llegar ambos dirigentes. Lo que tienen claro algunos dirigentes socialistas es que en este cambio no estará Margarita Robles en caso de que el PSOE renueve su legislatura. En su lugar, desde Ferraz han iniciado una tímida

España y la industria armamentística. Que el Gobierno a través de la SEPI haya iniciado los trámites para aumentar la participación en Indra hasta un 28% (del 18% que actualmente posee) es toda una declaración de intenciones que, acompañada de la pretensión de aumentar el presupuesto de Defensa hasta un 2% del PIB, deja claro que estamos en un cambio de ciclo. El problema es que Sánchez no quiere abordar en su plenitud esta idea hasta pasadas las elecciones. Se iniciarán los trámites y en los próximos Presupuestos, si es que salen adelante y no se prorrogan los actuales, se dejará ver la intención del presidente. Pero el cambio real se verá a partir de 2024; Tanto si gobierna PP como si se mantiene el PSOE. Y desde Ferraz insisten en que sea como sea no será Margarita Robles quien esté al frente del Ministerio de Defensa cuando se aborden los cambios. Para bien o para mal.

Los cambios no son nuevos. Ya ha habido algún que otro ministro de Defensa que ha coqueteado con ideas similares a lo que el Ejecutivo pretende hacer con Indra. La adquisición de un 10% más en esta gran empresa no busca otra cosa que reforzar «la participación del Estado como accionista de referencia en una compañía estratégica para el país, especialmente en el ámbito de la seguridad y la defensa», tal y como aseguraron desde el Ministerio de Hacienda hace unos meses. Pero no es el único objetivo que persigue el Gobierno. Esto, acompañado de un aumento considerable en el presupuesto de Defensa, que actualmente recibe 9.409 millones, lo que supone el 0,78% del PIB, deja entrever que el Ministerio de Defensa dejará de ser un florero para convertirse de nuevo en una parte estructural de la política española.

Navantia, EXPAL Explosivos Alaveses o Maxam son algunas empresas armamentísticas españolas

El escenario que prevé el Gobierno en 2024 es el de destinar más de 20.000 millones de euros a las Fuerzas Armadas y el de potenciar una empresa ya de por sí lanzada. Indra no solo es una compañía estratégica clave para el Ejecutivo, sino que además tiene entre manos proyectos tan prometedores como el desarrollo del nuevo Eurofighter. España está en una posición nueva en materia de Defensa e incluso el Gobierno espera potenciar algunas de las numerosas empresas armamentísticas que trufan el país. Empezando por Navantia, EXPAL Explosivos Alaveses o Maxam (mencionada y criticada por el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, por mantener acuerdos comerciales con Rusia a pesar de la invasión de su país) y acabando por Santa Bárbara o Instalaza.

Este cambio de escenario que ha motivado el propio presidente de Rusia, Vladimir Putin, tras la invasión de Ucrania, ha revitalizado el cargo de ministro de Defensa. Con un proyecto de esta magnitud entre manos, desde Ferraz aseguran que Sánchez quiere a otra persona. No porque considere que Robles no sea tan válida como se exige, sino porque Margarita ha generado más fricciones en el Gobierno que las deseadas; por no hablar de que ha injerido en varios asuntos de Moncloa. Ya sea Sánchez como presidente del Gobierno por segunda legislatura o Feijoo, los avances en Indra, en aumento de presupuesto militar y en potenciar la industria armamentística española no son puntos discutibles. La clave estará en saber quién dirigirá desde el ministerio un proyecto que aumentará el peso de España en la comunidad internacional.

LA MINISTRA YA ESTABA FUERA

Robles estaba fuera antes de que se abordar este proyecto de Estado tan importante para el país. Lo estaba porque la ministra ha injerido en cuestiones clave como la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) o en la colocación de determinados magistrados. Sánchez ha intentado colocarla en la Comunidad de Madrid con la consiguiente pataleta de la ministra, que se negó en público a ir a una autonomía a convertirse en líder de la oposición. La ambición de Robles es mucho más grande y la Comunidad se le quedaba más que corta. Pero lo que está claro es que si la ministra de Defensa repite no lo hará frente a las Fuerzas Armadas. el nuevo panorama ha reforzado la idea de sacarla, pero la decisión ya estaba tomada.

Desde el Partido Socialista han insistido en que Sánchez la mantiene al frente de Defensa todavía porque Robles le fue leal en sus horas más bajas. El presidente no descartaría, según fuentes del PSOE, mandarla como ministra de Justicia o colocarla en cualquier otra cartera relevante, pero lo que tienen decidido es que no seguirá en Defensa. El proyecto requiere, a ojos del presidente, un perfil diferente, más técnico y probablemente que salga de las propias Fuerzas Armadas.

La idea del presidente es cambiar a muchos nombres clave que ahora se sientan en el Consejo de Ministros. Robles es la primera, aunque posiblemente permanezca sentada en su asiento, solo que con los galones de otro ministerio a sus espaldas. Para abordar el proyecto en Defensa, se espera un perfil más similar al de Pedro Morenés: técnico, del mundo militar (ya sea empresarial o de las Fuerzas Armadas) y que tenga buena relación con los pesos pesados de las compañías armamentísticas. Lo que queda claro es que no habrá perfiles políticos teledirigiendo un asunto tan sensible como este.