Así será el futuro avión antisubmarino español

Con la programada baja de los últimos aviones antisubmarinos P-3M Orión  este mismo año, la renovación con un nuevo sistema como sería una versión del Airbus C295 especializada en este rol pasa a ser ya muy urgente.

En el ya lejano año de 1963 el Ejército del Aire empezó a operar con aviones antisubmarinos o Anti Submarine Warfare (ASW), adquiridos en los Estados Unidos, como han sido sucesivamente los Grumman HU-16B Albatross y luego los citados Lockheed P-3 Orión, que además se han empleado como plataformas de patrulla marítima o Maritime Patrol Aircraft (MPA).

Desde hace muchos años el Ministerio de Defensa español es consciente de que se debía renovar dicha capacidad si no se quiere perder una de sus principales bazas, junto a las capacidades que da la Armada,  para  controlar la presencia de submarinos potencialmente hostiles en su amplia Zona Económica Exclusiva (ZEE). De especial interés es el control del Estrecho de Gibraltar, tanto para España como para la OTAN, y más ante la creciente actividad de los submarinos de la Armada de la Federación rusa en el Mediterráneo, que usan dicha vía principalmente para acceder al Mare Nostrum.

El problema es que durante muchos años los paupérrimos presupuestos del Ministerio de Defensa no han posibilitado la renovación de muchas capacidades que se mantenían desde hace tiempo, como la citada de aviones ASW, que se perderá este año. Aunque la OTAN está tranquila, ya que dicho control lo seguirán manteniendo los modernos aparatos de este rol, Boeing P-8 Poseidón de la US Navy (Marina de los Estados Unidos), que mantiene estacionados permanentemente en la base aérea de Sigonella (Sicilia-Italia), desde donde se mandan destacamentos a la base aeronaval española de Rota (Cádiz), para mantener la capacidad, sobre todo para proteger el paso de sus navíos por dicha vía marítima.

El Ejército del Aire español, por boca del actual Jefe de Estado Mayor del Aire (JEMA) y su antecesor, ha avisado en múltiples ocasiones de las citadas consecuencias geopolíticas de la pérdida de la capacidad ASW, y en general de la cada vez menor de asumir la de MPA. Tras la baja de los P-3, la Institución tendrá como único medio de patrulla naval una más que veterana flota de 8 aviones CASA (hoy Airbus Defence Space (DS)) CN235, o D.4 según la designación militar española, que empezaron a volar como transportes tras su entrega entre 1991 y 1993, y que posteriormente fueron trasformados por Airbus en la segunda mitad de la primera década del siglo XXI en MPA, aunque sin ninguna capacidad antisubmarina.

Ya a finales de la pasada década se apuntó a que tal sustitución sería confiada  a la industria nacional, dado que los altos costes de compra y de operaciones del citado P-8 Poseidón son inasumibles para un país como España que, pudiendo, solo invierte el 1% de su PIB en Defensa.   Si bien el actual presidente de Gobierno español Pedro Sánchez anunció su progresivo incremento hasta el 2%, como pide la OTAN, lo hizo en pleno efecto mediático de la invasión  de Ucrania por parte de Rusia, con lo que si se enquista o finaliza el conflicto y sale de la parrilla de los medios televisivos, la intención de ampliar la inversión en Defensa pasará  muy a segundo plano, como pasó con el otorgamiento de ayudas a los afectados por el volcán de La Palma.

En tal contexto la principal opción para sustituir las capacidades perdidas con la baja de los P-3 vendría con la compra de varias unidades de la referida versión MPA del  C295, que según se nos comentó por parte del anterior máximo responsable de la Dirección General de Armamento y Material (DGAM), organismo del Ministerio de Defensa que gestionaría su adquisición,  tendrían capacidad ASW tanto pasiva (detección) como la activa de poder atacarlos con torpedos antisubmarinos.

Aunque la cifra que se baraja de cuatro aparatos sería muy escasa, sí sería un buen empiece, dado que tras el desembolso de I+D, sería luego muy factible y proporcionalmente más barato adquirir más unidades.

Consultada la empresa Airbus DS, nos manifiesta que actualmente  “Estamos trabajando muy estrechamente con el Ejército del Aire y el Ministerio de Defensa para ofrecer la mejor alternativa de cara a la sustitución de los actuales aviones P-3.  De momento no podemos ofrecer muchos detalles al respecto pero trabajamos en una variante MPA de nuestro C295 con sistemas de sensores y comunicaciones digitales de última generación, sistemas que permitirían a nuestro cliente llevar a cabo las operaciones militares necesarias”.

La empresa española, que tiene la línea de montaje de los C295 en San Pablo (Sevilla), cuenta con una larga experiencia en la construcción e integración de equipos MPA, propios o foráneos, a los numerosos clientes que han confiado en dicha versión  comercialmente designada como C295 Persuader. Además en el campo concreto de la capacidad ASW, desarrolló para la Armada de Chile una variante del Persuader, de la que construyó y le entregó dos unidades, además de un tercer aparato solo con el rol de  MPA.

En concreto los aparatos ASW de Chile cuentan con dos puntos duros bajo las alas que permitirán llevar y lanzar diferentes cargas de combate, incluidos los extendidos torpedos ligeros antisubmarinos norteamericanos Alliant Techsystems Inc (ATK) Mk-46 Mod 5. Otro de los sistemas, en este caso muy  distinguible por su largo carenado que surge al final del fuselaje, es el detector de anomalías magnéticas o Magnetic Anomaly Detection (MAD), modelo AN/ASQ-508 de la empresa canadiense CAE, además incorpora un sistema de enlace de datos SP100 de la compañía chilena Sisdef. También estos  Persuader disponen del Sistema de Procesamiento Acústico de Sonoboyas (SPAS) 16 de la empresa española SAES (filial de Navantia), que incorpora la capacidad de efectuar el procesado de señal para la detección y seguimiento de los submarinos hostiles que dan las sonoboyas.