The Mask Game: el juego de las mascarillas

Los escándalos sobre los posibles movimientos de corrupción alrededor de la compra de mascarillas siguen creciendo. La Justicia sigue interrogando a supuestos implicados, esta vez a cargos del Gobierno, por compras en las que se invirtieron más de 300 mil euros en material sanitario supuestamente defectuoso.

El juego con el dinero público en la compra de material sanitario

Primero salieron a la luz las acusaciones al exministro de Sanidad, Salvador Illa, por la presunta compra de mascarillas defectuosas. Ahora, raro es el día que no nos sorprende con nuevas acusaciones sobre posibles casos de corrupción a la hora de invertir dinero público para la compra de material sanitario.

Fue en marzo cuando los tribunales reabrieron la investigación para el caso de las mascarillas defectuosas, que indicaba que existió un fraude consciente en plena pandemia. Desde entonces, ha habido un tira y afloja de acusaciones entre Isabel Díaz Ayuso, su hermano, la Fiscalía General del Estado e incluso la Fiscalía Europea, que solicitó la apertura de sus propias investigaciones, aunque finalmente la fiscal Dolores Delgado alegó la falta de indicios de corrupción y negó tales investigaciones.

No se zanjó el tema, no obstante: a finales del mes de abril, se volvió a llamar a sede judicial a dos políticos, esta vez, miembros del Ayuntamiento de Madrid, implicados por supuesto cobro de comisiones millonarias y los que se han visto afectados por el embargo cautelar de sus bienes por parte del Juez, hasta el esclarecimiento de los hechos. Estas cuantías provendrían de la adquisición de material sanitario para el Ayuntamiento.

El Gobierno de España, suma y sigue

Actualmente, la Justicia se encuentra investigando 56 contratos de compra de material sanitario, gestionados de manera directa por el Gobierno y que tuvieron lugar en los momentos más duros del confinamiento, por una suma que asciende a un total de 310 millones de euros. Mientras se investiga la presunta irregularidad de estos contratos, tres altos cargos han sido convocados a declarar.

Esto no hace más que seguir sembrado la polémica y ahonda en el dolor de los ciudadanos, que asisten conmocionados al cruce constante de acusaciones entre los gobiernos central y autonómicos, tratándose los unos a los otros de «ocultadores de la verdad» y sumiéndonos en un panorama, cuanto menos, desolador y confuso en el que las investigaciones parece que seguirán en aumento.

Un «pelotazo» que trasciende a la política

Y es que aparte de políticos, este escándalo sanitario trasciende más allá del juego del foro para descubrir que cualquier personaje ha podido entrar en el juego. Si ya el Gobierno de España está en el punto de mira, no se queda lejos el hijo del difunto duque de Feria y la popular Naty Abascal, Luis Medina, acusado de cobrar pagos millonarios en supuestas confabulaciones con el primo del Alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida.

Se trataría, supuestamente, de unas cantidades cobradas que Medina sacaría del país (a cuentas de los Países Bajos) en pocas horas, en forma de comisión, tras dotarle de todo este material médico al Ayuntamiento, recibido en dos cobros bajo el concepto comprobado de «Mask» aparecido en cuentas de Deutsche Bank que tenía en España.

Sea como fuere, lo cierto es que vivimos una situación totalmente incierta y que la confianza se tambalea a favor de la balanza de la inseguridad. La corrupción es algo preocupante, que alarma y entristece al ciudadano y, de ser comprobable, será, cuanto menos, reprochable y difícilmente superable.