El malestar en el CNI se dispara con el cese de su directora

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha cesado a la directora del Centro Nacional de Inteligencia, Paz Esteban. Lo ha hecho por el escándalo del espionaje con el software espía Pegasus y porque ha cedido a la presión de los independentistas, que pedían responsabilidades políticas. Las escuchas a los teléfonos móviles de los líderes del procés y del propio presidente ha sometido al Gobierno a una presión tan intensa que han cedido la cabeza política de Paz Esteban López. El problema es que, con esta decisión, el equipo de Pedro Sánchez y el propio presidente se ha puesto en contra al propio CNI. Según fuentes de los servicios de Inteligencia españoles, el malestar en el Centro es la norma y ya hay quien debate la posibilidad de que no se vayan a quedar de brazos cruzados ante este «ataque» al prestigio del CNI.

El enfado es tremendo y la postura de los servicios de Inteligencia es clara. Sánchez habrá aliviado la presión de los independentistas para que la legislatura se mantenga a flote, pero se ha puesto en contra a una institución como el CNI. Las fuentes del Centro aseguran que por muchos cambios que haga, el Gobierno no tendrá un «control real» sobre una institución pública que sirve al Estado, no a los partidos. Colocar y descabezar el CNI no es sinónimo de mejorar el control sobre unos servicios de Inteligencia que funcionan como una gran cómoda con cajones estancos. Ya se ha dejado escuchar en el entorno del Gobierno en más de una ocasión que el CNI no dejará pasar esta humillación y que Sánchez pagará caro el desplante que ha tenido por contentar a los independentistas, algo que hace de forma recurrente.

El malestar viene de largo, pues desde el minuto uno Sánchez ha cuestionado y puesto en duda la integridad de las actuaciones del CNI con respecto a los independentistas. Desde Inteligencia ya vieron claras las intenciones del presidente del Gobierno cuando anunció que él también había sido espiado con Pegasus. El nombre de Paz Esteban llevaba tiempo en el foco porque sabían que Sánchez daría algo a los separatistas con tal de prolongar la legislatura unos meses más. Aún así, el efecto conseguido por Sánchez no parece haber sido el deseado. Los independentistas no están satisfechos con la cabeza de Paz Esteban y ya piden la de Margarita Robles a la par que se ha puesto en contra al CNI. Como daño colateral, ha conseguido que Paz Esteban sea vista con cariño por los agentes de Inteligencia. Vamos, que el PSOE se ha marcado un pleno.

La sustituta de Paz Esteban es Esperanza Casteleiro, secretaria de Estado de Defensa. El nombre no está mal visto, pero ha conseguido que se dispare la tensión en el ministerio de Robles. Margarita sabe que es su cabeza la que exigen los independentistas y sabe que si Sánchez ha fulminado a Paz, ella es la siguiente. El problema añadido es que Margarita, que ha hecho una defensa cerrada de la directora del CNI, sabe que los agentes no están nada conformes con las decisiones de Pedro Sánchez. Esta decisión, ni es suficiente para los independentistas ni ha conseguido pasar desapercibida para la Inteligencia española.

Que esto no acabará aquí es una evidencia que abruma a algunos miembros del Gobierno

Luego está el miedo a la «venganza». Lo que sí afirman fuentes cercanas tanto al Gobierno como al CNI es que esta decisión no le saldrá «gratis» a Pedro Sánchez y que ha conseguido ponerse en contra a todos y cada uno de los agentes de Inteligencia españoles. Que esto no acabará aquí es una evidencia que abruma a algunos miembros del Gobierno, incluida la propia Margarita Robles. Pero que sea el CNI el que pague cuando no era exclusivamente responsabilidad suya mantener la seguridad del teléfono personal del presidente del Gobierno y de ministros como Robles es otra afirmación que hace temblar a más de uno en Moncloa.

Paz Esteban ha sido la cabeza de turco. Eso lo saben hasta en el Consejo de Ministros. Y quien más es consciente de ello es la propia titular de Defensa, Margarita Robles. El cese de la directora de los servicios de Inteligencia ha sido una respuesta política a un problema político. El problema es que el CNI no debe ser, a ojos de los agentes de Inteligencia y de integrantes de alto nivel del Gobierno y del ámbito de la Justicia, una herramienta para jugar a hacer política. Aún así, poco le ha importado al presidente. El miedo que se respira ahora en Moncloa aderezado por el tremendo enfado de Robles es que el CNI no se quede de brazos cruzados. Consecuencias habrá y el presidente parece que aún no ha entendido, tal y como insisten las fuentes de los servicios de Inteligencia, que controlar la cabeza política del Centro Nacional de Inteligencia no supone controlar a la institución entera. Algo que reconocen desde Moncloa.

LA TENSIÓN DE MARGARITA

Quien está visiblemente afectada es la ministra de Defensa, Margarita Robles. La socialista sabe que con Paz Esteban López fuera del tablero, ella es la siguiente. Los independentistas no están satisfechos con la cabeza política de la directora de los servicios de Inteligencia españoles y exigen la de Robles. De momento, el miedo a las consecuencias de cesar a Robles mantiene a Sánchez en el no, pero todo puede pasar cuando su supervivencia política depende de ello. La ministra de Defensa ha hecho una defensa a capa y espada de su jefa del CNI por su confianza personal y porque sabe que después de Paz iba ella.

Sea como sea, lo cierto es que ya se han disparado las quinielas en el Gobierno y hay quien cree que Robles podría incluso dimitir en un escenario más extremo (en el que se huela su cese) para marcar más tensión en el Ejecutivo. Robles ha hecho gala de su visible enfado en la rueda de prensa del Consejo de Ministros y ha constatado lo que todos sabemos. El CNI está muy descontento con el uso que a hecho Sánchez de él.