Es el magistrado más reconocido. Y el Gobierno quiere «cobrarse su ascenso» lo antes posible porque saben que si hay alguien que no genera discusión en ninguna dependencia es Pablo Lucas, el juez del Tribunal Supremo al que tiene que recurrir el Centro Nacional de Inteligencia cada vez que necesitan una autorización. Su nombre ha salpicado algunos titulares con la polémica del espionaje a los líderes del procés con Pegasus. Pero pese al ruido, Pablo Lucas Murillo de la Cueva sigue en las quinielas para convertirse en un referente en el mundo de la Justicia. Por aclamación popular, el PSOE sopesa su nombre como sustituto de Carlos Lesmes al frente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial. Pero como muchos integrantes del Gobierno saben que el presidente Pedro Sánchez tiene «obsesión» por colocar mujeres en puestos clave (en este caso, a Pilar Teso), también se baraja su nombre para recaer en el Tribunal Constitucional. Sea como sea, lo cierto es que el Ejecutivo tiene prisa por ascenderle porque saben que es uno de los magistrados con mayor prestigio.
La sensación para quienes conocen a Pablo Lucas y para algunos socialistas es que el Tribunal Constitucional es un plan alternativo que busca compensar la obsesión de Sánchez con Pilar Teso. Es cierto, tal y como cuentan desde el Gobierno, que hace tiempo que el presidente del Gobierno le ha prometido a Teso el puesto de Carlos Lesmes, pero no es que la magistrada cuente con el apoyo de quienes le rodean. Pablo Lucas, sin embargo, se ha convertido en un referente precisamente por su discreción y por ser un «adicto» a la legalidad del que es prácticamente imposible encontrar una crítica abierta. Quienes le conocen solo resaltan que no son capaces de asegurar si es cercano a algún partido porque siempre ha mantenido una neutralidad de la que deberían hacer gala todos los jueces. Su actitud ha sido, entre otras cosas, lo que le ha llevado a ser el «capricho» del Gobierno. Solo que parece que Sánchez prefiere a Teso por ajustarse mejor a los requisitos que busca.
el perfil de Lucas llevaba tiempo en las quinielas para ser presidente del Tribunal Supremo
Ahora, con la polémica del software espía Pegasus trufando los titulares, el nombre del magistrado ha aparecido en los medios de comunicación por ser el juez a quien tenían que recurrir los agentes del CNI. Aún así, el perfil de Lucas llevaba tiempo en las quinielas para ser presidente del Tribunal Supremo porque es, probablemente, el magistrado mejor visto en el Consejo General del Poder Judicial por llevar a rajatabla principios como el de la discreción o el de la profesionalidad. Teso no es que sea una jueza mal vista, pero sí que, comparada con Lucas, pierde. El hecho de que Pilar Teso vaya a pisar la posibilidad de que Pablo Lucas sea presidente del Tribunal Supremo es lo que ha generado polémica en varias partes de la administración. No porque Teso tenga «enemigos» reales en el Gobierno, sino porque sería prescindir de Lucas como presidente del CGPJ.
Llevar el nombre de Lucas al Constitucional es un plan B que no seduce especialmente a los dirigentes del Gobierno. Teso tiene un perfil demasiado gris, algo que la ha llevado incluso a tener algún que otro mote entre los suyos. En cualquier caso, Lucas solo tendría un problema para Pedro Sánchez que es el mismo que presenta Carlos Lesmes: ambos son sinónimos de independencia total y absoluta, algo de lo que Teso no puede presumir, pues Sánchez le ha prometido la presidencia del Supremo desde hace un par de años, y algo que incomoda a quienes pretenden controlar el discurso de los Plenos del CGPJ.
La parte positiva de nombrar a Lucas es que es probablemente uno de los pocos magistrados de los que no puede hablar mal absolutamente nadie. Ni a nivel personal ni profesional. Su profesionalidad y discreción hacen que incluso ERC tenga complicado pedir responsabilidades, pues si toma una decisión profesional siempre está bien fundada, tal y como cuentan quienes le conocen. La buena parte de proponer a Lucas como presidente del Tribunal Supremo es que nadie se puede negar, pues no hay mejor perfil para llevar la máxima institución de la Justicia en España. La mala, que Sánchez tendría que traicionar su costumbre de colocar a mujeres en los puestos clave y que tendría que renunciar a tener cualquier tipo de control sobre el presidente del Supremo.
Que Lucas crecerá más a nivel profesional es una certeza que nadie niega en el Gobierno. La otra buena noticia es que el Ejecutivo es inmune a las presiones independentistas con el magistrado Lucas. Cualquier parte relacionada con el espionaje a los líderes del procés es susceptible de un ataque por parte de ERC, pero el magistrado también es inmune a las exigencias de los independentistas.