Todo parece indicar que tras su renuncia a la vida política española y su polémica salida del bufete de abogados Martínez – Echeverría, Albert Rivera tiene mucho tiempo libre, porque ahora no pierde oportunidad para acudir a cuanto evento venezolano se realiza en Madrid, codeándose, de tú a tú, con todos los políticos del país suramericano que están en el exilio a consecuencia de la dictadura de Nicolás Maduro.
Su más reciente aparición fue el lunes, en la presentación del libro Viaje al corazón del infierno, de la periodista española Nuria Ramos, en el cual narra su experiencia como corresponsal de Televisión Española en Venezuela, entre 2014 y 2019. Rivera ya parece un tequeño: el popular canapé venezolano que nunca falta en las fiestas y celebraciones de ese país.
Al ex candidato presidencial y ex líder de Ciudadanos también se le vio en la presentación del libro del exalcalde de Caracas, Antonio Ledezma, donde tímidamente se le vio conversar con los miembros del Partido Popular que estaban en el mismo evento.
Rivera llegó, saludó con afecto a todos presentes y se sentó ahí, en primera fila para escuchar atentamente el testimonio de las víctimas de tortura que contaron parte de lo vivido y familiares de víctimas de las brutales represiones cometidas por los militares venezolanos durante las protestas de 2014 y 2018.
Apenas terminó la presentación, se retiró de manera discreta, tal como lo hizo el día de la presentación del libro de Ledezma. Este nuevo evento de la comunidad venezolana se realizó en la sede de la Asociación de la Prensa de Madrid, en cual estuvieron también el líder de la oposición venezolana Leopoldo López, junto a su esposa, Lilian Tintori; el ex alcalde de Caracas, Antonio Ledezma; el diputado Franco Casella; el editor del diario El Nacional, Miguel Henrique Otero y el ex alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano.
Estas constantes apariciones del ex líder español en los eventos de la comunidad venezolana en Madrid sugieren su estrecho vínculo con los políticos de ese país, que muy amablemente lo invitan, quizá como señal de agradecimiento por todo el respaldo que Rivera expresó en la época en la que punteaba las encuestas y tenía popularidad dentro de las filas de Ciudadanos.
Hay que recordar que en marzo de 2020, casi un año después de su renuncia como líder de Ciudadanos, Rivera anunciaba al país y al mundo su fichaje para el despacho de abogados Martínez Echeverría, quien lo había captado como ficha clave con la intención de utilizar sus «contactos» y su supuesta influencia en el país, para captar clientes y hacer nuevos negocios, pero de todas todas, el plan salió mal y dos años después salió, por la puerta trasera.
Quizá las expectativas del despacho fueron muy altas y el puesto le quedó demasiado grande a Rivera, quien salió de Martínez – Echeverría tres años de lo que pautaba su contrato, con una carga de rumores internos que decían que su nivel de efectividad dejaba mucho que desear.
La situación se volvió aún peor para el ex político en el momento en que decidió hacer pública su salida del despacho de abogados, desafiando a los socios con declaraciones ante los medios de comunicación, lo que tensó aún más la situación pues desde el bufete advirtieron que en el peor de los escenarios se verían obligados a hacer públicos algunos detalles de la contratación que presuntamente dejarían muy mal parado al político español.
Al final, lo que dejó claro el despacho de Martínez – Echeverría es que Rivera no tenía ni influencia ni contactos, por lo que fue un fichaje que, por lo visto, pocos beneficios les dejó.
Habrá que seguirle la pista a Rivera a ver con cuales líderes de la oposición venezolana continúa codeándose para aparecer, de vez en cuando, en los medios españoles, porque, de momento, tribuna política no tiene.