El doctor Javier Paz, experto del servicio de Medicina Preventiva del Complexo Hospitalario Universitario de Pontevedra, ha informado que no «no parece razonable ni justificable» proponer una campaña de vacunación masiva, teniendo en cuenta la situación actual de la epidemia de viruela del mono. Pero sí se ha mostrado de acuerdo con aplicar la conocida como ‘estrategia de vacunación en anillo’.
La ministra de Sanidad, Carolina Darias, anunciaba la recepción «inminente» de unas 200 dosis de la vacuna ‘Imvanex’, de la farmacéutica danesa Bavarian Nordic, para hacer fente al actual brote de Monkeypox o viruela del mono, que ya afecta a un total del 156 casos en España.
El experto, que ha participado en una renunión de la formación ‘on line’ organziada por la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública y Gestión Sanitaria, considera que lo mejor es seguir la ‘estrategia de vacunación en anillo’ a la hora de vacunar contra la viruela. Esta estrategia consiste, «en esencia, en vacunar lo más precozmente posible a los contactos estrechos de los casos con el fin de reducir la posibilidad de infección y el riesgo de nuevos contagios».
Reflexionando sobre escenarios a medio plazo, defiende que «la vacunación será una herramienta más para contener la transmisión ya que disponemos de vacunas diseñadas para la viruela humana que son potencialmente efectivas también frente a la viruela símica». Asimismo, ha destacado que los desinfectantes efectivos frente al coronavirus también lo son contra el virus de la viruela de los monos por lo que «los hospitales españoles tienen desinfectantes adecuados y suficientes».
Los expertos reunidos en este encuentro, en el que se han tratado las claves de la medicina preventiva en la gestión de la alerta por viruela del mono, han defendido la importancia de gestionar la viruela del mono teniendo en cuenta la fatiga crónica.
La doctora Paloma Navas Gutiérrez, miembro de la Junta directiva de la SEMPSPGS y especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública en la Unidad de Medicina Preventiva del Hospital Universitario El Escorial, además de investigadora en el Instituto Ramón y Cajal de Investigación Sanitaria, ha explicado durante su intervención que «para estar correctamente preparados para esta y futuras alertas debemos anticiparnos y preparar planes de respuesta que contemplen todos los escenarios posible».
La doctora Navas advierte de que «estos planes de respuesta fallarán si no reconocemos la fatiga pandémica y nos preparamos en consecuencia. No solo los ciudadanos, sino también los sanitarios nos hemos desgastado y eso afecta al día a día. Los hospitales son como el cuerpo humano, si hay dolor en un órgano todo el sistema sufre».
A su jicio se ha aprendido en la pandemia que los sanitarios sufren menos estrés según aumenta su percepción de control; que la sensación de control aumenta con la anticipación y que la previsión de todos los escenarios posibles. Por tanto, «las herramientas específicas como las listas de chequeo, los protocolos claros y cortos y los sistemas de comunicación siguiendo tanto canales existentes como nuevos, son aprendizajes que ya no pueden faltar», señala.
En la misma línea, la doctora Margarita Mosquera, también especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública de la Unidad de Medicina Preventiva del Hospital Universitario Fundación Alcorcón, y profesora Universidad Rey Juan Carlos, hizo hincapié en el principio de precaución. «Según vayamos conociendo más de este virus podremos ir adaptando medidas, pero mientras tanto los preventivistas aplicamos el principio de precaución y ante la duda usamos la máxima seguridad. Estamos ante un brote de viruela del mono en países no endémicos y actualmente no es una pandemia», afirma.
En su opinión, es importante una detección precoz y el establecimiento de medidas de control de pacientes con viruela del mono o en investigación, que se transmite principalmente el contacto directo y gotas respiratorias grandes. Por el momento las recomendaciones de las autoridades sanitarias para el control del brote responden por ello a una fase de contención.
«No debemos minimizar esta alerta pero tampoco sobredimensionarla y esto exige mucho trabajo comunicativo. Nuestro papel principal como preventivistas es gestionar la epidemiología hospitalaria como llevamos haciendo más de 40 años: asegurarnos que no existe transmisión en los hospitales y que están correctamente desinfectados y preparados», advierte.