Los peligros ocultos de las patatas fritas de bolsa

Las patatas fritas de bolsa son realmente apetitosas y le gustan prácticamente a todo el mundo. Nos encantan porque son crujientes y sabrosas, dos características que estimulan el sistema de recompensa del cerebro, y nos hace querer repetir. El problema es que, por mucho que nos gusten, no son un producto demasiado recomendable. De hecho, se debe evitar su consumo todo lo posible y reducir a momentos muy puntuales. De lo contrario, pueden llegar a crear patrones de alimentación inadecuados, y desplazar a otros alimentos saludables que si deberíamos ingerir sin falta. Pero, ¿cuáles son exactamente los peligros de este rico alimento?

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TIENEN UN VALOR ENERGÉTICO DEMASIADO ALTO

patatas fritas

Como todos sabemos, las patatas fritas de bolsa tiene un aporte de energía muy alto. Solamente 45 gramos de este producto (una bolsa pequeña) contiene casi 250 kcal, más o menos como un plato de lentejas con verduras. Pero no son solo las calorías, también hay que tener en cuenta las grasas. Con cada patata estamos ingiriendo una gran cantidad de aceite frito, incluso aunque escojamos papas de corte fino. De hecho, cuanto más fino sea el corte, más aceite absorben, aunque no lo parezca. Da igual que estén hechas en aceite de oliva o de girasol, en cualquier caso se trata de grasas saturadas. Por cada 100 gramos de patatas fritas, hay una cantidad de 35 gramos de puras grasas.

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