Primer salto manual de un militar español con un perro

El Mando de Operaciones Especiales (MOE) del Ejército de Tierra ha marcado un importante hito, al lograr el primer salto con perro, en la modalidad de apertura paracaidista manual, durante el ejercicio “Lone Paratrooper”, que se desarrolló a finales del pasado mes en el aeródromo militar de Virgen del Camino (León).

La cada vez mayor importancia de los perros especializados en distintas tareas al servicio de defensa,  como son principalmente las de detección de drogas y explosivos, y seguridad/ataque o intervención, han llevado a la creación en muchas fuerzas de las denominadas unidades cinológicas. En el marco de éstas, se crean los binomios de perro y su guía, internacionalmente conocidos como equipos K9, que vemos presentes en todo tipo de instalaciones militares y también últimamente en buques militares en operaciones. Por ello no es extraño que Ejército de Tierra (ET) lleve años estudiando procedimientos de inserción de dichos K9 mediante lanzamiento en paracaídas, siguiendo la estela de las naciones más punteras del mundo en dicho campo. Para tal fin el ET confió el liderazgo de la tarea a la denominada Unidad de Experiencia del Grupo Logístico de la Brigada “Almogávares” VI de Paracaidistas (BRIPAC).  

Esta Unidad, que tiene sede en la principal base de esta puntera Brigada, la denominada “Príncipe” sita en la madrileña localidad de Paracuellos del Jarama, lograba materializar en diciembre de 2014, en la zona de entrenamiento de salto de Santorcaz (Madrid), el primer lanzamiento en caída libre en la modalidad de tándem de dos equipos K9 de intervención y seguridad de la Escuela Cinológica del ET.

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Salto en tándem de un equipo K-9, más su «piloto». (foto Ejército de Tierra)

El lanzamiento, efectuado exactamente el 3 de diciembre de aquel año, consistió en la infiltración de dos equipos de la citada escuela. El primero tenía como piloto (quien maneja el paracaídas) al cabo 1º Aitor C., como guía al subteniente José A. G., y al perro Aston, un pastor belga de 6 años especializado en detección de explosivos. El segundo estuvo compuesto por los cabos 1º Juan M. M. (piloto) y Alfredo G. (guía), y al perro Jimy, un pastor belga de 3 años con la especialidad de perro de intervención.

Además los saltos se realizaron desde un avión español Airbus Defence & Space (DS) C295, o T-21 según su designación militar, del Ala 35 de Getafe (Madrid) y con él se ha demostrado que el ET dispone de esta capacidad de infiltración y que los perros pueden trabajar correctamente tras la caída libre.

A esta práctica se unía en agosto de 2020 el Ejército del Aire, en concreto por parte de las fuerzas especiales de la Institución, que están conformadas por el Escuadrón de Zapadores Paracaidistas (EZAPAC).  Así dicho escuadrón realizaba la inserción de un perro y su guía, con todo el equipo necesario para operar en misiones de operaciones especiales. Esto permite insertar personal específico sin capacidad paracaidista, incrementando las sinergias entre distintas unidades y siendo un multiplicador de los efectos deseados en una misión de estas características.

Pero en ambos casos se infiltraba personal sin capacidad paracaidista, por lo que ahora el MOE ha marcado el importante hito de lograr el primer salto de un guía (uno de sus cabos) con dicha capacidad y su can, en esta ocasión un perro pastor llamado Lucas. La operación estuvo supervisada en todo momento  y dirigida por la citada Unidad de Experiencia del Grupo Logístico de la BRIPAC.

Antes del momento central, el 18 de mayo en dicho aeródromo leonés del Ejército del Aire fue necesaria una importante puesta a punto, en la que se realizaron las pruebas y ensayos correspondientes. Durante los minutos previos al salto el cabo comentó que tuvo una sensación de emoción, pero sin perder de vista la lógica concentración y la profesionalidad que conlleva cualquier salto. En esos momentos de preparación, la tranquilidad del perro y la ayuda del veterano subteniente Canalejo, de la referida BRIPAC, junto a su forjada experiencia, transmitieron la serenidad necesaria para que todo se desarrollesa según lo previsto.

Comienza la cuenta atrás, se abre la compuerta de la aeronave y se produce el salto. «Me encuentro cómodo y la apertura del paracaídas se produce sin incidencias, después busco mi zona de toma y aterrizo», afirmó el cabo.

Este primer salto se complementó, durante los días sucesivos, con otros más técnicos. En uno de ellos, además del perro, el operador realizó el lanzamiento con la carga necesaria para poder sobrevivir/combatir durante más de 72 horas, además del equipo de combate y el armamento.

Los equipos de operaciones especiales destacan, entre otros aspectos, por combatir en ambientes nocturnos, por lo que también se incluyó un salto contemplando este tipo de escenarios. Con todo ello, el MOE, en colaboración con la BRIPAC, ha logrado un importante avance en la modalidad de salto, lo que es satisfactorio de cara a las operaciones especiales que efectúa este Mando, que tiene sede en Rabasa (Alicante).