La ayuda del Gobierno al carburante se convierte en una subvención para las gasolineras

Las gasolineras se están haciendo de oro. De hecho, el Gobierno, las petroleras y las distribuidoras están ganando más dinero que nunca. Todo porque el sobrecoste final se ha trasladado a quienes repostan semanalmente para ir a trabajar. La realidad es que los datos oficiales detallan que las estaciones de servicio han convertido la ayuda al carburante en una subvención para ganar más dinero. Según los datos de abril de 2021 comparados con los de este año, las gasolineras han ganado un 70% más de media desde que se impuso la ayuda de 0,20 euros por litro, según datos de la Agencia Tributaria. El alza del precio de la gasolina, que ya supera de media los 2,10 euros por litro, ha engullido los efectos de la ayuda y ha engordado aún más las cuentas de las estaciones de servicio. Algunas aseguran que están al borde del cierre, pero las cifras reales son bien distintas. Todos se hacen de oro menos los españoles que paran a repostar en su vehículo.

Hay muchos factores que influyen en el hecho de que la gasolina y el diésel estén por las nubes. Pero no es el barril de Brendt, que ahora está en 120 dólares, el culpable de los precios del combustible. Algunos expertos lo achacan a las consecuencias del confinamiento. Este relato asegura que la demanda se cortó de golpe para reactivarse también de pronto y esto ha generado un cuello de botella que deja más demanda que oferta, por lo que han subido los precios. Otros entienden que la guerra de Ucrania y el veto a Rusia encarece el petróleo. Pero muchos expertos también señalan que la realidad es que la prohibición de los coches de combustión en 2035 ha llevado a las petroleras y a las distribuidoras a apretar a los ciudadanos para hacer el agosto a su costa. Sea como sea, lo cierto es que las cifras de empresas como Repsol dan miedo de lo buenas que son y las estaciones de servicio han convertido la ayuda a los españoles en una subvención para ellos, aunque aún no la hayan cobrado.

Los datos de la Agencia Tributaria son claros y demoledores. Antes de la ayuda, ganaban un 40% más que el año anterior. Después de la ayuda un 70%. El alza del precio del carburante llena los bolsillos de las distribuidoras a manos llenas. Pero no son los únicos que se están haciendo de oro. Hacienda también se está llevando el 52% de lo que pagas al llenar el depósito de tu coche, siempre que sea gasolina, o el 48% si hablamos de diésel. Cuanto más suben los precios, más gana Hacienda y más ganan las estaciones de servicio. Pero la cuestión no es solo esa. El problema es que la «ayuda» del Gobierno se ha convertido en un piquito más que engrosa los beneficios de las estaciones de servicio. Ni una se ha propuesto perder beneficios. Solo quieren ganar más.

El precio medio de la gasolina cuando se implementó la ayuda sondaba 1,80 euros por litro. Con la ayuda más las «promociones» de las estaciones de servicio los clientes llegaron a pagar el litro a 1,50 euros. Pero esto ha durado poco. En cuestión de un mes, curiosamente los precios han subido más de 30 céntimos y se han comido la ayuda. Ahora se paga el carburante más caro que antes de la ayuda con la salvedad de que el Estado le da a las gasolineras un pico en millones de euros en concepto de ayuda a los consumidores. Desde le Gobierno aseguran ser conscientes de lo que están haciendo las estaciones de servicio pero también insisten en que están atados de pies y manos. «Si bajáramos los impuestos, harían lo mismo». El caso es que los beneficios siempre irán para las distribuidoras.

El Gobierno también asegura que extenderá la ayuda de 0,20 euros por litro hasta más allá del verano, pero también reconocen puertas hacia dentro que no saben qué pasará dado que el BCE ha asumido que la inflación seguirá disparada hasta al menos el año 2024. Ya hay voces que hablan de la posibilidad de ver los 3 euros el litro. Pero lo que sí tienen claro es que la ayuda se quedará en nada en unos meses y que tendrán que revisarla.

LOS TRANSPORTISTAS, AL BORDE DE LA QUIEBRA

El otro problema que afronta el Gobierno es la presión de los transportistas. Este colectivo lleva meses trabajando a pérdidas mientras las gasolineras se llenan los bolsillos a manos llenas y mientras Hacienda recolecta por cada litro de combustible. Los transportistas creen que el Ministerio de Transportes anunciará una medida antes del 30 de junio para abaratar el coste del carburante para estos trabajadores que ahora mismo hacen sus jornadas a pérdidas. El problema es que las fuentes del Gobierno dejan claro que no tienen demasiadas ideas dado que las estaciones de servicio siempre tendrán la sartén por el mango a la hora de aplicar descuentos.

Es una obsesión para el Ejecutivo el solucionar este conflicto, pero tienen la sensación de que tienen las manos atadas, por no hablar de que es un problema agridulce dado que se están embolsando grandes cantidades de dinero. Los transportistas están al borde de la quiebra porque les cuesta dinero mover el camión. Un problema que las gasolineras no parecen querer solventar. Sus cifras récord no se van a ver alteradas por las exigencias del mercado. Esto lo tienen claro. Pero lo peor de todo es que no hay ningún experto que augure que volvamos a ver precios del combustible como los que se reflejaban en 2019.