El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quiere acabar con un ministerio de Unidas Podemos, como mínimo, antes de que acabe el año. La idea platónica del presidente era la de expulsar a todos los miembros de la formación morada del Ejecutivo, pero dado que aún les necesita para asuntos puntuales, como los Presupuestos Generales del Estado, tiene un plan algo menos radical. Desde Moncloa aseguran que habrá crisis de Gobierno independientemente de los malos resultados de Juan Espadas en Andalucía. E insisten en que esa crisis, que tendrá lugar este verano, se llevará por delante a un mínimo de tres ministros socialistas. El problema es que Pedro Sánchez sopesa la idea de expulsar a un ministro de Podemos al mismo tiempo que eliminaría su cartera definitivamente. Y el elegido es Alberto Garzón y su poco útil Ministerio de Consumo. Pero el líder de Izquierda Unida aún no lo sabe.
Hay varios nombres socialistas encima de la mesa y Pedro Sánchez ya ha decidido quiénes abandonarán la casa antes de que acabe el año. La ministra de Justicia, Pilar Llop, es una de ellas. El titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska, también está en el bombo. Pero esta crisis, a diferencia de la del 2021, no solo afectará a los socialista, sino que también salpicará, y mucho, a Unidas Podemos. Fuentes de Moncloa aseguran que un mínimo de cuatro personas saldrán del Consejo de Ministros. La sorpresa estaría en Margarita Robles, la ministra más querida por el ala conservadora socialista. Pero lo curioso es que Pedro Sánchez esta vez también quiere incluir a Unidas Podemos en la crisis y quiere la cabeza de Alberto Garzón.
Echar a Alberto Garzón sería un golpe de efecto de cara al electorado progresista
No es que Moncloa tenga animadversión por el ministro, sino que es más una cuestión estética, tal y como relatan las fuentes. La idea de echar a Alberto Garzón no es impulsiva. El Ministerio de Consumo no ha hecho apenas nada desde que se puso en marcha. De hecho, ni siquiera ha ejecutado la mayor parte de su presupuesto, que ronda los 50 millones de euros anuales, por falta de ideas. Echar a Alberto Garzón sería un golpe de efecto de cara al electorado progresista que demostraría que Pedro Sánchez ha tomado la iniciativa y ha puesto coto a Unidas Podemos y evitaría un conflicto directo con la ministra de Asuntos Sociales, Ione Belarra, dado que Alberto Garzón es de Izquierda Unida, no de Podemos, y ha conseguido enemistarse con buena parte de los dirigentes de la formación morada en poco tiempo. Especialmente por acercarse a quien no debía.
Tocar al ministro de Universidades, Joan Subirats, no tendría sentido porque nadie le conoce
No es que Pedro Sánchez quiera echar a Alberto Garzón por motivos personales. Tampoco es que tengan una mala relación, directamente no la tienen. Entre los ministros de Unidas Podemos, es la mejor opción para conseguir el golpe de efecto sin enfadar del todo a los morados. Tocar a Irene Montero sería tocar la fibra más sensible de Podemos dado que aún tiene mucha influencia en el partido. Tocar al ministro de Universidades, Joan Subirats, no tendría sentido porque nadie le conoce. E Ione Belarra o la ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, son evidentemente líneas rojas que no se pueden sobrepasar.
Con todo esto, echar a Alberto Garzón se ha convertido en la única opción viable de tocar a Podemos sin ponerse en contra a la formación morada. Tiene la suficiente popularidad como para que su cese sea sonado, tiene un ministerio que no hace nada y encima no es directamente de Podemos, sino que mantiene sus galones de Izquierda Unida. Y lo mejor de todo, mantiene una mala relación con Yolanda Díaz desde hace meses y desde Moncloa están convencidos de que nadie se opondrá al cese de forma radical. No habrá líneas rojas con el cese de Garzón.
ALBERTO GARZÓN DA LA ESPALDA A PODEMOS
Desde Moncloa juegan con las rencillas internas que aún salpican a Unidas Podemos. Desde que la ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, ha empezado a montar su partido Sumar, toda la izquierda se ha revolucionado considerablemente. Alberto Garzón, el primero de la lista, quiere sobrevivir a toda costa con un sueldo público y esto le ha empujado a someterse a Yolanda de una forma tan evidente que ya es conocido por todos en Podemos que Garzón quiere dar la espalda a Irene Montero y a Ione Belarra con tal de que Yolanda le incluya en las listas. Con todo esto, parece evidente que desde Podemos no vayan a ofrecer demasiada resistencia ante el inminente cese de Garzón.
Aún así, hay riesgo de que Unidas Podemos le defienda por una cuestión de imagen. No quieren permitir desde el entorno morado que Pedro Sánchez se permita el lujo de dar un golpe encima de la mesa y acabe con uno de los cuatro ministerios que ostentan en el partido morado. En cualquier caso, la respuesta de Moncloa ante un hipotético conflicto es la de ir a la guerra. En un principio prefieren hacer las cosas con cierta discreción, pero si Ione Belarra quiere dar la cara por Garzón, el ministro no se salvará. Sánchez quiere consolidar a su electorado de centro mediante un toque de atención a sus socios morados y Garzón es el chivo expiatorio. Este verano se verá.