Ensayan en Sevilla un sistema para clasificar a las olas de calor y prevenir sus efectos en la salud

Sevilla va a convertirse durante un año en un «laboratorio urbano» y de ensayo del proyecto proMeteo. Y lo hará a través de una iniciativa del Centro de Resiliencia Adrienne Arsht Rockefeller Fundation, que clasificará y dará nombre a las olas de calor con el fin de poder planificar y alertar de posibles efectos adversos en la salud de estos episodios de calor extremos. Una medida como respuesta a lo que se prevé que vayan en aumento como consecuencia del cambio climático.

El proyecto, presentado este martes en las instalaciones municipales del Paseo Marqués de Contadero por el alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, y la directora del Centro de Resiliencia, Kathy Baughman McLeod, es fruto del acuerdo del Centro de Resiliencia con el Ayuntamiento de Sevilla, la Universidad de Sevilla, la Pablo de Olavide, la Agencia Española de Meteorología, el Instituto Carlos III, la Oficina Española de Cambio Climático, la Alianza para el día después y LifeWatch Eric.

Durante más de un año, se ha estado trabajando en el diseño del algoritmo que ahora se probará en la capital hispalense y que parte del análisis de los datos históricos de las condiciones climáticas específicas de Sevilla, así como de cifras diarias relacionadas con el campo de la salud. El algoritmo y su clasificación de las olas de calor y alertas no sustituyen a las previsiones de la Aemet.

Su función será la de, con esas previsiones, determinar el grado de intensidad de esas olas y lanzar alertas con las que las administraciones y los ciudadanos –especialmente los más vulnerables– puedan tomar medidas de prevención, como ocurre en el caso de los huracanas y tormentas tropicales, por ejemplo. Así, habrá hasta cinco categorías de olas de calor: sin impacto, impacto bajo, impacto medio, riesgo elevado y riesgo muy elevado.

En el caso de esta última, las olas de calor extremo recibirán un nombre propio que comenzará por la última letra del alfabeto español y que son: Zoe, Yago, Xenia, Wenceslao y Vega. «Es un día importante porque Sevilla está liderando una iniciativa para convertirse en la primera ciudad en el mundo que nombra y categoriza las olas de calor», ha señalado Kathy Baughman McLeod.

Por parte del Ayuntamiento, el alcalde ha defendido que «es evidente que algo tenemos que hacer» contra el cambio climático y su manifestación en Sevilla en forma de olas de calor cada vez más frecuentes, como la vivida la pasada semana en buena parte del país, con temperaturas que han superado los 43 grados.

Muñoz ha sostenido que esas medidas se deben «desarrollar», además, «sin alarmismos», al tiempo que ha ratificado el «compromiso» del gobierno municipal con la lucha contra el cambio climático. Ha recordado, igualmente, que Sevilla ha sido elegida para alcanzar en 2030 la neutralidad climática, lo que obliga, ha abundado Muñoz, a «replantear» el modelo de ciudad y la movilidad.

En este sentido, ha apuntado a los proyectos sostenibles que se están impulsando desde la ciudad, como la contratación de energía verde para los servicios municipales, el cambio de iluminación en el alumbrado público, el tranvía, el tranvibús y el Plan Respira –cierre al tráfico privado del Casco Antiguo y parte de Triana–, así como las obras en 20 colegios donde se está planteando una «segunda piel» en las fachadas con la que lograr «mitigar» las temperaturas, ya sea en verano o en invierno.

Asimismo, el primer edil ha detallado proyectos como ‘Sombra’, impulsado con la Escuela Superior de Arquitectura de Sevilla (ETSA), para dotar de sombra no solo a las calles del centro con la colocación de toldos sino a otros muchos puntos de la ciudad; y las actuaciones urbanísticas en la avenida de la Cruz Roja y Cartuja (Cartuja Qanat). «En los próximos meses», ha señalado, la ciudad podrá «incorporar medidas» innovadoras con las que combatir las altas temperaturas.

Gracias a la implantación del sistema piloto presentado, Sevilla –«que debe ser un espejo en la adopción de medidas contra el cambio climático como esta iniciativa», ha apuntado el alcalde–se ha unido a un grupo de ciudades que están implicadas en proyectos de acción contra el calor como son Atenas (Grecia), Santiago (Chile) y Los Ángeles y Miami (EEUU), entre otras. «Se trata de un compromiso para proteger a la ciudadanía y a los sectores económicos clave del municipio del calor extremo», ha apostillado el Centro de Resiliencia.

RED DE REFUGIOS CLIMÁTICOS

Sevilla no solo clasificará y alertará de las olas de calor sino que estos avisos servirán para «desplegar una estrategia integral» de actuación con medidas como la apertura de una red de refugios climáticos similar a la que existe en ciudades como París y Barcelona. Son espacios que, como los colegios, bibliotecas y centros cívicos, están climatizados y se pueden dejar abiertos durante varias horas para que estén a disposición de los ciudadanos, especialmente, para los más vulnerables que «no cuenten con recursos de climatización en sus domicilios».

Igualmente, supondrá la activación del Plan de Emergencias Municipal, tal y como ocurre cuando se detectan episodios de fuertes tormentas o vientos ante los riesgos que supone; o la ejecución de un programa de intervención social para la población más vulnerable, especialmente mayores y también personas sin hogar con dispositivos específicos de calle y de alojamiento. Se instalarán más puntos de reparto de agua fresca ya sea con más fuentes públicas o con un suministro específico de Emasesa y se articularán medidas a través del Centro municipal de Protección Animal para combatir los efectos del calor también en los animales.

El proyecto proMETEO sitúa a Sevilla a la «vanguardia mundial» de la lucha contra el cambio climático y sus consecuencias, entre las que destacan de «forma sobresaliente» el incremento de las olas de calor. Éstas son cada vez «más frecuentes y duraderas, y las previsiones muestran que, en el próximo siglo, si no se toman medidas, afectarán negativamente al 75% de las personas en el planeta», ha remarcado la organización en un comunicado.