Desde el pasado 13 de junio la Armada española está realizando un macro despliegue, apoyado por varios países de la OTAN, denominado Flotex 22 en el que se trabaja en la hipótesis de realizar una operación de intervención para garantizar el suministro de hidrocarburos.
Los planificadores del ejercicio Flotex, el mayor de los que realiza anualmente la Armada, son conscientes de la importancia de garantizar el suministro de hidrocarburos, para lo que, como es habitual en este tipo de ejercicios, han creado un escenario ficticio basado en esa hipótesis sito a ambos lados del estrecho de Gibraltar. El objetivo del Flotex 22 es lograr entrenarse en todo tipo de supuestos de capacidades aeronavales y conseguir además la inter-operatividad con los aliados de la OTAN, que se han apuntado de forma muy importante a participar en este supuesto de intervención en una crisis internacional. Así, en las aguas del sur de España, donde se está desarrollando entre el 13 y el próximo 24 de junio, están presentes agrupaciones navales de la OTAN y la europea de la EUROMARFOR, que alinean personal y medios de Estados Unidos, Alemania, Bélgica, Italia y Reino Unido, que participa con su gigantesco portaaviones HMS “Prince of Wales”, que con sus 70.000 toneladas de desplazamiento es el mayor navío presente.
En total se han concentrado varias decenas de aeronaves, unos 5.000 efectivos y 22 navíos, que van desde dicho portaaviones a los eficaces cazaminas, pasando por los de asalto anfibio, desde donde una importante Fuerza de Infantería de Marina (FIM) está simulando operaciones de desembarco. Es tal la importancia de este tipo de acción de proyección del poder naval sobre tierra que la dirección del Flotex 22 ha sido confiada al actual Comandante General de la Infantería de Marina (COMGEIM), general de división Rafael Roldán Tudela. Este veterano infante de Marina está apoyado en su función de mando por el Cuartel General Marítimo de Alta Disponibilidad (CGMAD), que va embarcado en el buque “Castilla”, especialmente adaptado para tal misión de mando.
El referido escenario ficticio implica a cuatro países que los planificadores han bautizado como: Iberia, Larnland, Bethnia y Turrike, que se adaptarían a la geografía de ambos lados del estrecho de Gibraltar, aunque asentando la acción en el sur de España para evitar susceptibilidades de Marruecos y Argelia. Finalmente, el Flotex 22 simula ante la acción de Turrike, que intenta controlar mediante medios asimétricos la región de Retinia (que forma parte de Larnland), y cortar el oleoducto que suministra hidrocarburos, una intervención de la poderosa fuerza aeronaval aliada.
Estamos ante unas maniobras al más alto nivel de la OTAN, que suponen según la Armada: “un salto cualitativo en el adiestramiento propio y permiten la evaluación de sus capacidades y del grado de interoperabilidad y coordinación entre unidades de tan distintas procedencias”. Las capacidades a desarrollar van en aumento según se agrava la crisis planificada, y de acciones de reconocimiento que implican el uso de unidades de operaciones especiales, que simula la Fuerza de Guerra Naval Especial (FGNE), se pasan a las de un amplio espectro de las operaciones navales, incluyendo las de contra minado o medios contra minas o MCM, guerra anti submarina, de superficie, antiaérea y finalmente la puesta en marcha de las operaciones anfibias.
También se desarrollan supuestos de recuperación de personal o Personnel Recovery (PR), tras las líneas enemigas, gracias a la capacidad área aportada por los helicópteros y aeronaves de ala fija embarcadas en los navíos. Tampoco se deja al azar el control de la guerra de la información o Information Warfare, cuya eficacia se ha visto, en favor de Ucrania, en el conflicto que le enfrenta a los invasores rusos.
Como de costumbre el núcleo esencial de las maniobras Flotex lo aporta el Grupo de Proyección de la Flota, encabezado por el navío insignia de la Armada de asalto anfibio o Landing Helicopter Dock (LHD) “Juan Carlos I”, y los más pequeños del mismo rol o Landing Plataform Docks (LPD) “Galicia” y el citado “Castilla”. A esta puntera fuerza se añade el Grupo Naval de Playa con sus lanchas de desembarco, y la Brigada de Infantería de Marina/ Tercio de Armada (BRIMAR/TEAR) que aporta, además de su Estado Mayor, dos de sus Batallones de Desembarco , una batería de artillería y sus unidades de apoyo de servicio de combate.
Tampoco podían faltar los denominados Buques de Aprovisionamiento de Combate (BAC) “Cantabria” y “Patiño” (los dos que tiene la Armada), que aseguran el abastecimiento, principalmente de combustible, en pleno mar del resto de los navíos, tanto españoles como de los aliados de la OTAN.
Además de la participación de los navíos de escolta, en total 7 fragatas entre las de la Armada y las del grupo marítimo permanente de la OTAN o Standing NATO Maritime Group Two (SNMG2), cazaminas y patrulleros, destaca la presencia del único submarino que tiene actualmente operativo la Armada, el “Tramontana”.
Tampoco podían faltar los cazabombarderos AV-8B Plus Harrier II, helicópteros y medios no tripulados o Unmanned Aerial Vehicle (UAV) de la Armada, y los aviones de combate del Ejército del Aire, de los modelos EF -18M y Eurofighter.
El Ejército de Tierra participa también con los cañones del Regimiento de Artillería de Costa nº 4 y los misiles del Regimiento de Artillería Antiaérea nº 74.