Los grandes beneficios para tu salud de beber vino tinto

Somos un país cervecero pero también muy de vinos. No en vano somos potencia en caldos, con muchísimas denominaciones de origen que triunfan no sólo en España sino en el resto del mundo. Todos creemos saber algo de vinos, pero lo cierto es que es complicado ser experto y reconocer los aromas, sabores, propiedades, por qué es mejor o peor un caldo u otro. Siempre hemos sido más de tinto, aunque ahora se mira mucho cuándo servir un tinto o un blanco. Pero no nos ocuparemos hoy de eso, sino de las bondades del vino tinto, el más consumido en nuestro país.

EL VINO TINTO SE SUBE MENOS A LA CABEZA

vino tinto

El vino blanco no contienen taninos así que no están protegidos de forma natural contra la oxidación como es el caso de los tintos. Esto significa que son más frágiles así que durante el proceso se les agrega una capa de anhídrido sulfuroso en el momento de embotellar. Esta sustancia actual como antioxidante y antiséptico, y también se añade a muchos tintos, aunque en menor cantidad. Algunas personas son alérgicas al sulfuroso y por eso alguna gente asegura que el vino blanco le provoca dolor de cabeza, y tienden a elegir siempre una buena copa de tinto.

EL TINTO TIENE MÁS ANTIOXIDANTES

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En cuanto a antioxidantes, el vino tinto es el que más cantidad aporta, de ahí a durante mucho tiempo se recomendase un pequeño vaso de tinto al día. Hoy, los profesionales de la salud no llegan al punto de recomendar ningún tipo de bebida alcohólica, pero en comparación con otras opciones, esta parece ser de las mejores. Su sabor es más intenso y por eso se suele elegir para acompañar platos de sabor fuerte, como carnes, quesos o postres con chocolate. Su maceración se produce a una temperatura de entre 24 y 30 grados. Pero hay un antioxidante presente en el vino tinto especialmente beneficioso para tu salud…

EL RESVERATROL

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Hay otra sustancia presente en el vino que es clave para la salud. Hablamos del resveratrol, un antioxidante que está presente en la piel de las uvas y que se utiliza con frecuencia en el mundo de la cosmética. Como el vino tinto se fermenta con la piel de la uva, su contenido de resveratrol es mucho mayor. El blanco también contiene este compuesto aunque en menor cantidad. Eso sí, algunas bodegas expertas en blanco, elaboran sus vinos con técnicas de prensado que les permitan extraer todas las propiedades beneficiosas de la uva.

EL VINO TINTO, AVALADO POR LA CIENCIA

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Un equipo de científicos de la Universidad de Loyola Medical Center (EE.UU.) atestiguó con sus investigaciones que el consumo moderado de vino tinto puede reducir el riesgo de desarrollar demencia. Su estudio se basó en el análisis de los datos de trabajos académicos sobre el vino tinto realizados desde 1977 hasta la actualidad. Los estudios indicaron que los bebedores regulares y moderados de vino tinto tienen un riesgo significativamente menor de exposición demencia frente a los no bebedores en 14 países diferentes.

Todo ello gracias al mencionado resveratrol, que reduce la viscosidad de las plaquetas de la sangre y proporciona ayuda en dos ámbitos: ayuda a mantener los vasos sanguíneos abiertos y flexibles (libres de coágulos), y a su vez ayuda a mantener un abundante riego de sangre en el cerebro. El estudio fue publicado en la revista The Journal of Neuropsychiatric Disease and Treatment.

QUEMA GRASA Y HUESOS

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Según un estudio del Harvard Medical School, beber dos copas al día de vino tinto ayuda a quemar grasas. Las uvas rojas contienen un compuesto fenólico, el resveratrol. Una sustancia rica en antioxidantes, que contienen los frutos rojos y que convierte la grasa blanca en grasa beige (grasa metabólicamente activa), este tejido ayuda a la reducción de grasas. Todo esto sin olvidarnos de combinarlo con una dieta equilibrada, y ejercicio.

Otro estudio de la Universidad de Tufts en Boston (EE.UU.) con más de 2.400 participantes, consensuó la conclusión de que las mujeres que beben vino disfrutar de menores probabilidades de perder masa ósea que las mujeres que no lo beben, debido al efecto positivo sobre la densidad mineral ósea, que ocasiona tanto la degustación de vino como de cerveza en la vida cotidiana.

PREVENCIÓN CONTRA EL CÁNCER

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De hecho, es la única bebida alcohólica que lo hace. El vino tinto que produce el efecto contrario. Así lo afirma un informe del Cedars-Sinai Medical Center con base en Los Ángeles (EE.UU) y que recogió la revista Journal of Women’s Health. El motivo es que los productos químicos en la piel y semillas de las uvas rojas, paradójicamente, disminuyen los niveles de estrógeno e incrementan los índices de testosterona en las mujeres en una etapa previa a la menopausia, lo que se traduce en un menor riesgo de desarrollar cáncer de mama.

Algunos científicos pertenecientes a la Universidad de Leicester en el Reino Unido, pudieron exponer durante la 2da Conferencia Científica Internacional sobre el resveratrol y la salud, que beber moderadamente vino tinto de manera continua conduce a la reducción del número de tumores intestinales también, en un 50% aproximadamente.

DISMINUCIÓN DE RIESGO CARDIACO Y ANTIENVEJECIMIENTO

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Investigaciones realizadas por la Universidad de Harvard en los Estados Unidos, sostienen con propiedad que todas las personas que consumen vino en cantidades moderadas desarrollan un 30 % de menos probabilidades de padecer un ataque al corazón.

Beber una copa de vino tinto diariamente te ayuda también a retrasar el envejecimiento, puesto que sus propiedades vasodilatadoras permiten enfrentar enfermedades causadas por la oxidación de las células.

ANTIDEPRESIVO

El vino tinto

Finalmente un beneficio psicológico. Un grupo de científicos conformados por diversas universidades de España, argumentaron que el consumo de vino es beneficioso para disminuir los riesgos de sufrir depresión. Fue una investigación que fue llevada a cabo en 2.822 mujeres y 2.683 hombres, los cuales oscilaban entre los 55 y 80 años y el estudio duro unos siete años.

Los estudios hechos en ambos sexos, determinaron que los que bebían entre 6 y 7 vasos de vino a la semana, tenían menos probabilidad de ser diagnosticados con trastornos de depresión, inclusive si se tenían en consideración los antecedentes de vida de cada una de las personas.