Los transportistas esperan convencer al Gobierno. El trabajo del grupo socialista del Congreso, que no el de la ministra de Transportes, ha sido lo suficientemente fructífero como para convencer a la mayoría de los integrantes de la Plataforma Nacional en Defensa del Transporte para que aplacen la posible huelga para otro momento. Lo que se debate es la idea de poner en marcha una ley que prohiba que los transportistas trabajen a pérdidas, como les está pasando ahora con los elevados precios del combustible. tras una ajustadísima votación, esta Plataforma que es la que ha liderado realmente al sector, ha decidido aplazar el parón para dar un voto de confianza al Gobierno. La vía negociadora se ha impuesto a la huelga. Aún así, si no hay una respuesta pronto, todo parece indicar que esa ajustada mayoría del «no» se hundirá. Sea como sea, lo cierto es que a nivel interno aplauden la labor del grupo socialista del Congreso, que ha sustituido a la labor de Raquel Sánchez.
La Plataforma Nacional en Defensa del Transporte ha decidido con un 45% de votos en contra de ir a la huelga, un 41% a favor y otro 14% de abstenciones. Este 4% de diferencia ha hecho temblar las piernas de más de uno. Ir al parón no es una decisión agradable para quienes viven de su camión, pero tampoco lo es llenar el depósito con el diésel a más de 2,10 euros el litro de media, por mucho que te den una ayuda de un puñado de céntimos. La ministra de Transportes dejó claro que a finales de junio habría una solución clara, pero ya hemos pasado el mes de junio y no se ha llegado ni a un principio de un plan. En lugar de la ministra, sin embargo, el grupo socialista del Congreso ha conseguido seducir a la Plataforma Nacional en Defensa del Transporte de que es posible sacar adelante una ley que impida que los transportistas trabajen a pérdidas.
La idea es dar un margen de unas cuantas semanas al Ejecutivo para que saque adelante la ley
Con todo esto en marcha y con las mil y una promesas de los socialistas, la Plataforma Nacional en Defensa del Transporte ha tenido dudas dado que solo ha habido un 4% de diferencia entre el sí y el no. La idea es dar un margen de unas cuantas semanas al Ejecutivo para que saque adelante la ley, pero ya no tienen más margen de maniobra. Han comprado tiempo con promesas y han convencido a la mayoría de los transportistas de que es mejor no ir a la huelga, pero lo cierto es que es una paz muy delicada que puede estallar en cualquier momento. Y la tendencia de los precios de la gasolina no ayudan para nada. Hay ya quien dice que superarán cotas nunca antes vistas en ningún país de Europa.
La otra cara de la moneda a nivel político es cómo han dejado a Raquel Sánchez en un papel poco predominante. Ha mantenido conversaciones y le han permitido estar al pie del cañón en muchas cuestiones, pero el PSOE no confiaba en su capacidad de apaciguar los ánimos de un sector muy caliente. En su lugar, a las conversaciones de Raquel Sánchez se ha sumado el grupo socialista del Congreso, quien realmente ha sido capaz de calmar los ánimos de la Plataforma Nacional en Defensa del Transporte dado que ellos mismos argumentan que si confían en llegar a un acuerdo en forma de ley nueva es porque desde el grupo socialista así se lo han hecho entender.
Esta votación de la Plataforma Nacional en Defensa del Transporte es la que realmente importa, tal y como deslizan fuentes del Gobierno. El Ejecutivo está obsesionado con que no vuelva a ocurrir lo que golpeó las calles los pasados meses de marzo y abril. Tanto es así, que ha centrado sus esfuerzos en contactar con una plataforma que había ignorado previamente e boca de Raquel Sánchez porque entendían que tenían una presencia minoritaria. Ahora, los interlocutores del Gobierno que trufan el Congreso son los primeros que cogen el teléfono para llamar a los cabecillas de la Plataforma Nacional en Defensa del Transporte para conseguir contener los ánimos tan caldeados por el disparado precio del diésel.
La otra cara de la moneda o el otro campo donde trabaja el Gobierno es en la labor de la Comisión Nacional del Mercado y la Competencia (CNMC), pues entienden que las petroleras han convertido las ayudas en una subvención para no reducir la tendencia al alza de los beneficios. Pese a las presiones del Gobierno, Competencia no ha sido capaz de encontrar pruebas contundentes par meter mano a las petroleras. El elevar la ayuda de los 0,20 céntimos por litro de gasolina o diésel no se contempla porque entienden que pasará exactamente lo mismo que ocurrió en abril, que el precio subirá lo justo para convertir la ayuda en una subvención. Con este panorama, el Gobierno tendrá que establecer baremos que impidan que se trabaje a pérdidas. Pero todo pasa por bajar el precio del carburante, algo a lo que no está dispuesto de momento nadie de las petroleras porque entienden que es consecuencia de la disminución radical de la oferta por la invasión de Ucrania.