Sánchez intentará abolir la prostitución para recuperar voto femenino

El ascenso del centro-derecha en las encuestas tras el relevo de Pablo Casado por Alberto Núñez Feijóo al frente del Partido Popular inquieta al Gobierno, que necesita recuperar el empuje a menos de año y medio para que previsiblemente se fijen las elecciones generales. 

Pedro Sánchez necesita rentabilizar los buenos datos del paro, la extensión gubernamental de las medidas anticrisis al verano y su valorado perfil internacional para superar al Partido Popular, por ahora tranquilo ante el estancamiento demoscópico del espacio de Unidas Podemos liderado por Yolanda Díaz.

Una de las mayores preocupaciones que se han instalado en La Moncloa es la fuga del voto femenino, clave en las cinco victorias socialistas en las elecciones que se celebraron en 2019. El rechazo de muchas de las mujeres al tripartito conservador de tinte nacionalista que por aquel entonces ofertaban PP, Ciudadanos y Vox fue clave para la colección de triunfos del PSOE. 

DUDAS

En Ferraz hay cierto escozor porque Podemos les ha ganado todos los grandes debates de género. El PSOE busca marcar su propio perfil para resarcirse de derrotas como la de la ley del ‘solo sí es sí’, que podrían ser el preámbulo de otros triunfos morados en la ley trans y la del aborto.

Es por ello que desde el bloque socialista de La Moncloa se está impulsando la abolición de la prostitución, que podría salir adelante con los votos favorables del PP… y los votos en contra de varias formaciones progresistas que creen que no se puede regular una materia tan delicada sin hablar con las implicadas y temen que la medida podría ser ineficaz. 

La vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, está siendo la portavoz sobre este asunto y para empezar a marcar agenda ha pedido ayuda «a todo el movimiento feminista, a mujeres y hombres, a los sindicatos y a los empresarios, a todos los españoles y españolas, a jóvenes y mayores». 

La intención, según la número dos del partido que lidera el Gobierno, es «acabar con una de las formas más terribles de violencia sexual que sufren las mujeres». Y para combatirlo, promete, abolirán la prostitución.

Lastra asegura que «en una democracia, luchar contra la explotación sexual no puede ser algo secundario. Para el Partido Socialista no lo es y si tenemos que luchar solas, no será la primera vez. El PSOE es un partido con principios firmes y queremos plantar cara a una de las violencias más extendidas contra la mujer». 

La asturiana dice que esta medida «no persigue a las mujeres, sí a los proxenetas, a los que se lucran con la prostitución de las mujeres y también a los que usan la prostitución. No habrá excusas, habrá una ley exclusiva para perseguir el proxenetismo» enterrar «una falsa y mal llamada libertad de elección» de las mujeres para prostituirse.

DEBATE

En el colectivo feminista no hay una comunión sobre un asunto tan delicado. Formaciones ligadas a Unidas Podemos como el partido navarro Batzarre están impulsando textos críticos con la medida del PSOE.

Ana Arillo, Lurdes Garrido y la histórica Milagros Rubio aseguran que son «feministas y no somos abolicionistas. Así de sencillo y así de compatible». «Y nunca se nos ocurriría proclamar que quien apuesta por abolir la prostitución no es feminista; el feminismo es un movimiento vivo, cambiante, transformador, que pertenece a las mujeres, incluidas las cis, las tran, las abolicionistas, las no abolicionistas, los hombres… y, por supuesto, a las prostitutas«, añaden.

Las tres militantes protestan por «la gravedad de mezclar prostitución con trata y/o explotación sexual; no solo muestran una absoluta carencia de rigor intelectual, sino que flaco favor realizan a las víctimas. Como dijo aquél, cuando todo es violencia, nada es violencia». 
«Pongamos el foco en las víctimas de trata y explotación sexual; todos los mecanismos del Estado son pertinentes para ayudar a salir a esas mujeres de situaciones que vulneran sus derechos. Pero resulta contradictorio que existan posturas que defienden los derechos de las mujeres víctimas de trata y explotación y que no pongan en primer plano de su argumentario la derogación de la ley de Extranjería y así evitar que las mujeres migrantes sean un grupo de población vulnerable víctima de las mafias«, añaden.
Arillo, Garrido y Rubio lanzan varias preguntas al colectivo de prostitutas que resultan incómodas para el PSOE: «¿Se sienten víctimas de explotación sexual? ¿Se sienten víctimas de explotación laboral? ¿Qué reclaman? ¿Qué piden para sentirse más seguras? ¿Qué mecanismos tienen a su alcance para poder mejorar; les permitimos que hagan uso de ellos? ¿Consideramos a las prostitutas sujetos de derecho, protagonistas principales de sus vidas, con capacidad de decisión? ¿Somos capaces de ver que detrás de la palabra ‘puta’ hay mujeres que, además, van a la compra, tienen relaciones sentimentales, quieren alquilar o comprar una vivienda, llevan a sus niños y niñas al colegio, son hijas, madres, esposas, amigas…?».