El MiG-25, la “bestia” de la OTAN en la Guerra Fría continúa en servicio en  Argelia

Recientemente, en unas imágenes de la televisión argelina se han podido ver a los aviones supersónicos Mikoyan MiG-25 de su Fuerza Aérea, lo que nos retrotrae a principios de los años setenta del pasado siglo, cuando Estados Unidos y sus aliados de la OTAN se hacían eco de las  extraordinarias capacidades de un nuevo aparato soviético.

En dicha época se libraba la Guerra Fría entre los bloques  encabezados por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS)  y los Estados Unidos,  que basaba buena parte de su  propaganda exagerando la capacidad de poder de los sistemas de defensa soviéticos.  Además el cuasi total hermetismo de éstos últimos propiciaba en extremo dicha política, que a su vez favorecía la aceptación por parte de la opinión pública occidental de los grandes gastos en defensa del momento.

Corría el año 1970, cuando la prensa occidental, alimentada por fuentes de la OTAN, especialmente de los Estados Unidos, apuntaba a la presencia de un nuevo avión sovietico de una velocidad y un techo operativo que le hacían invulnerable a los mejores aparatos de la Alianza, de la época. En concreto hablamos del avión interceptor, reconocimiento y bombardeo diseñado por la oficina de diseño u OKB de la empresa  Mikoyan-Gurevich. Este gigantesco interceptor era el MiG-25, que tiene 23,82 metros de largo y 14,01 metros de ancho y 6,1 de alto (un F/A-18 como los que tiene España tiene 17,1, 11,9  y 4,7 respectivamente). Estamos  además ante un modelo que voló por primera vez en 1964 y entró en servicio en 1970 en la fuerza de defensa aérea o Voyska Protivovozdushnoy Oborony (VPO) de la URSS, que tiene una espectacular velocidad máxima continua, y más para la época,  de Mach 2,83 (3200 km/h), aunque podía llegar al Mach 3,2 (3600 km/h), pero con riesgo de dañar sus dos motores Tumansky R-15B-300. También estaba  equipado con un radar de gran potencia y cuatro misiles aire-aire, puede ascender hasta los 24.000 metros armado con solo dos misiles, lo que en suma causó una alta conmoción entre los analistas militares y observadores occidentales y provocó el adelanto en la entrada en producción y servicio de una serie de nuevos aviones de combate norteamericanos, como fueron el mítico  F-14 Tomcat y el F-15 Eagle.

Por entonces empezaron los pilotos de la OTAN a ver en las zonas fronterizas de ambos bloques en Alemania  un nuevo interceptor ruso que superaba ampliamente a sus cazas en velocidad y techo de altura.  Casi a reglón seguido, en 1971 los israelíes, en plena fase de enfrentamiento con sus vecinos árabes apoyados por Moscú, denunciaron que los nuevos aparatos, luego se supo que eran de las versiones de reconocimiento MiG-25R y de  reconocimiento/bombardero, estaban sobrevolando impunemente su territorio. En concreto el VPO destacó en Egipto entre  marzo de 1971 y julio de 1972 varios de éstos, para sobrevolar el Sinaí ocupado por Israel en 1967.Así en total realizaron 20 misiones a máxima velocidad y altitudes entre 17.000 y 23.000 metros, sin que los por entonces modernos interceptores de las Fuerzas de Defensa de Israel McDonnell Douglas F-4E Phantom II pudiesen impedirlo.

Posteriormente dichos vuelos de reconocimiento fotográfico se extendieron a Irán, por entonces el gran aliado de Estados Unidos en la región, y se constató su presencia en el Báltico, interceptando a los legendarios aviones de reconocimiento norteamericanos SR-71 Blackbird.

Para Estados Unidos se convirtió en la “bestia” de sus oponentes, lo que llevó a la CIA a montar una operación para captar a un piloto de la VPO que, a cambio de asilo y suponemos una alta recompensa económica, les entregará un MiG-25. Así el 6 de septiembre de 1976 el teniente Belenko saltó a la prensa mundial, tras aterrizar con su MiG-25 en la aeropuerto japonés de Hakodate, tras fugarse desde la base aérea de Sajárovka en Siberia. El caso inspiró en 1982 una exitosa película de Clint Eastwood, titulada “Firefox”.

El aparato fue llevado por los expertos de Estados Unidos  a su país, para su análisis por parte de la denominada División de Tecnología Extranjera de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos con sede en la base aérea de Dayton (Ohio). Tras 67 días de exhaustivo análisis, en el marco del cual prácticamente lo desguazaron, fue devuelto a la URSS el 12 de noviembre de aquel año.

Descubierto el “secreto”, el interés decayó, aunque el aparato se convirtió en un buen producto de exportación para la URSS, que lo vendió a múltiples países como: Bulgaria, India, Irak, Libia, Siria, y la citada Argelia, que llegó a comprar cerca de 90 unidades de diferentes versiones interceptoras PD y su variante modernizada PDS y la de reconocimiento/bombardero RB.

Pero el gigantesco MiG-25 era caro y complejo de operar y mantener, y el total de 1.186 fabricados fueron siendo dados de baja por la mayoría de dichos operadores, y varios que se sumaron (Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Turkmenistán​ y Ucrania) en 1991 tras la disolución de la URSS, tras heredar aparatos de las unidades del VPO, que también desaparecería en 1998. Actualmente, tras dar de baja hace años los últimos por parte de Rusia, sólo quedan operativos en Argelia y Siria.

Actualmente la rama aérea del Ejército Nacional Popular de Argelia tendría entre en torno a una docena de MiG-25, de las referida versiones como atestiguan las imágenes de la TV argelina.

Aunque ya son una sombra de lo que fueron, siguen dando una importante capacidad, sobre todo de reconocimiento, que podría proyectarse a los cielos españoles, pero a diferencia de los años setenta/ochenta cuando se acercaban a las costas españolas, el Ejército del Aire español ya no cuenta con los Mirage III y F-1, sino con los modernos Eurofighter, que sobre todo con sus misiles aire-aire MBDA Meteor podrían hacerlos frente sin ningún problema.