La crisis de Gobierno está programada para 2022 y Margarita Robles lo sabe. Desde Moncloa ya se han puesto manos a la obra y tienen todos los preparativos muy avanzados para que tenga lugar a mediados de julio. Quien dará el pistoletazo de salida será el candidato del PSOE a las elecciones de Andalucía, Juan Espadas. Pero quienes aprovecharán la coyuntura para saldar «deudas de sangre» serán Félix Bolaños y Fernando Grande-Marlaska. La idea de esta crisis es la de cambiar de forma «profunda», según fuentes del Ejecutivo, la imagen del Gobierno sacando del equipo a algunos ministros. Y quien tiene la diana más grande en la frente es la ministra de Defensa, Margarita Robles. La polémica del espionaje al presidente, Pedro Sánchez, unida a otras rencillas internas y tensiones que ha protagonizado con otros ministros le han granjeado más de un enemigo poderoso. El primero, Félix Bolaños. Y el segundo, Fernando Grande-Marlaska.
Por todo esto, las quinielas de Ferraz no apuestan porque la supervivencia de Margarita Robles se alargue más de la cuenta. Fuentes de Moncloa aseguran que la relación entre Robles y Bolaños está rota después del choque por el espionaje al teléfono de Sánchez. Pese a que la ministra también sufrió un hackeo de su teléfono móvil, lo cierto es que Robles no dudó en culpar a Bolaños del espionaje y en achacarle a su departamento las brechas en la seguridad, concretamente al Departamento de Seguridad Nacional. Este choque derivó en roces más que notables en encuentros privados entre la ministra de Defensa y el de Presidencia de Gobierno. Robles, por defender entonces a Paz Esteban López, directora del CNI, se enfrentó a Bolaños y deslizó que la responsabilidad del fallo en seguridad fue del general Miguel Ángel Ballesteros, director del DSN. Aunque las fuentes insisten en que la única razón por la que Margarita Robles defendió a Paz Esteban era porque sabía que la siguiente sería ella.
La directora del Centro Nacional de Inteligencia fue una cabeza de turco que no satisfizo a quienes pidieron su cabeza. La presión de ERC tras conocer que el CNI también les hackeó el teléfono móvil ha sido otra constante que se ha mantenido en el último mes y que se prevé también afectará considerablemente a la decisión de echar a Margarita Robles tras la crisis de Gobierno.
Echar a Margarita Robles es una decisión difícil porque tiene a muchos adeptos colocados por las instituciones
Que habrá crisis de Gobierno lo afirman todos los socialistas preguntados por este medio, incluso los que pasean con Sánchez por Moncloa con más frecuencia de la esperada. Saben que el desastre de las elecciones de Andalucía tiene una difícil solución y que ella pasa por cambiar caras en el Consejo de Ministros, como ya se hizo hace exactamente un año. La idea de Moncloa es dar una imagen total de «renovación». Y para ello tienen que cambiar a los ministros más antiguos y más polémicos. Echar a Margarita Robles es una decisión difícil porque tiene a muchos adeptos colocados por las instituciones. También es una de las ministras más queridas por el ala conservadora del PSOE y podría ser más peligrosa fuera que dentro del Ejecutivo. Sin embargo, la ministra ha conseguido enfrentarse a dos pesos pesados del Consejo y ha conseguido que Sánchez la prefiera fuera. Aunque esto no es nuevo.
Ya intentaron desde Moncloa llevar el año pasado a Robles a las elecciones de la Comunidad de Madrid, pero ésta se negó. Ahora Sánchez no se quiere permitir el lujo de tener problemas internos como los que se han derivado de los choques entre Margarita Robles y Fernando Grande-Marlaska o Félix Bolaños. El nombre de Robles es el primero de la lista. Pero antes de tomar la decisión, quieren buscarle una salida digna a la ministra para evitar males mayores. Desde el entorno de Bolaños lo tienen claro: se ha enfrentado a la mano derecha del presidente y éste no hace prisioneros. Y a todo esto hay que añadirle otro argumento que decanta la balanza de Robles más hacia su salida que hacia su permanencia: la presencia de ERC.
ERC, A POR MARGARITA ROBLES
La ministra de Defensa, Margarita Robles, no solo tiene enemigos dentro del Gobierno. También los tiene en la izquierda política. En Unidas Podemos no la quieren ver, pero en ERC el sentimiento es algo más intenso después de conocerse que el CNI espió a los líderes del procés. Desde el PSOE aseguran que Sánchez no tiene pretensiones de aguantar en el Gobierno más allá de 2024. La idea del presidente es la de dar el salto a Europa y convertirse en presidente del Consejo Europeo o de la Comisión. Ya no hace planes macroeconómicos a medio plazo ni busca la forma obsesiva de sobrevivir en la Moncloa. Solo quiere que su legislatura aguante un par de años más hasta que prepare el terreno en Europa. Aún así, el apoyo de ERC es fundamental al menos para este año que resta.
Las constantes exigencias de ERC y la presión que ejercen sobre el Gobierno se aliviarían, según fuentes del PSOE, sustancialmente si Margarita Robles abandona el cargo público. El carácter de la ministra le ha granjeado considerables enemigos tanto dentro como fuera del Gobierno y Sánchez sabe que es el cambio más útil si presenta una crisis en el Ejecutivo.