La rebeldía de Emiliano García-Page desacredita a Adriana Lastra ante Moncloa

El divorcio entre el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, es ya una evidencia en el PSOE. En Moncloa trabajan para ver la forma de apartar al manchego sin generar una revuelta interna, pero el que sea uno de los pocos socialistas con opciones en mayo de 2023 le ha blindado ante las pretensiones del líder socialista. Emiliano García-Page, consciente de ello, no ha dudado en lanzar dos pullas al presidente. La primera, sobre su Ley de Memoria Democrática, esa que tantas críticas ha generado. Y la segunda, acercándose a Isabel Díaz Ayuso cuando la orden interna del PSOE es la de marginarla e ignorarla por ser una de las principales amenazas para Pedro Sánchez. Moncloa rabia, pero se sienten «atados de pies y manos» con Emiliano García-Page. Pero quien más ha perdido credibilidad con las acciones del presidente de Castilla-La Mancha es Adriana Lastra.

El divorcio entre el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, es ya una evidencia en el PSOE. En Moncloa trabajan para ver la forma de apartar al manchego sin generar una revuelta interna, pero el que sea uno de los pocos socialistas con opciones en mayo de 2023 le ha blindado ante las pretensiones del líder socialista. Emiliano García-Page, consciente de ello, no ha dudado en lanzar dos pullas al presidente. La primera, sobre su Ley de Memoria Democrática, esa que tantas críticas ha generado. Y la segunda, acercándose a Isabel Díaz Ayuso cuando la orden interna del PSOE es la de marginarla e ignorarla por ser una de las principales amenazas para Pedro Sánchez. Moncloa rabia, pero se sienten «atados de pies y manos» con Emiliano García-Page.

«Debería ser un acuerdo de grandes partidos», ha asegurado el presidente manchego. «Si te apoyas en una mayoría de circunstancias y mañana cambia y otra mayoría revisa esa ley, ¿eso significa que hay que olvidar? ¿Qué la historia es distinta?«, se ha preguntado el barón socialista. Estas declaraciones de García-Page no han sido bien recibidas en el seno de Moncloa. Lo cierto es que ya sabían que el barón manchego no era del ala de Pedro Sánchez, pero que se dedique a lanzar pullas constantemente contra el líder de su partido ha acelerado el «brain storming» con el que pretenden buscar una salida airosa (o no tanto) a Emiliano García-Page. Solo un mal resultado electoral les dará la oportunidad para salir adelante con su plan.

Al mismo tiempo, desde Moncloa también están visiblemente molestos con el hecho de que Emiliano García-Page haya escenificado un reencuentro con la presidenta madrileña. No se trata tanto del fondo del asunto, sino de la forma. Hablamos del acuerdo entre las dos comunidades autónomas para renovar el convenio de transportes. Pero las formas no han sido demasiado amigables para el gusto de Moncloa. Hay una orden expresa a nivel interno en Ferraz que habla de que no hay que dar titulares a Isabel Díaz Ayuso, y mucho menos los que tengan que ver con acciones decentes. Estos titulares que han comprado algunos medios no han gustado a Ferraz porque entienden que Emiliano García-Page quiere escenificar su ruptura con Moncloa y con las directrices.

ADRIANA LASTRA, DESESPERADA

La cara B de este desencuentro entre Emiliano García-Page y el PSOE ha dejado una nueva enemistad encima del partido: la del presidente de Castilla-La Mancha con Adriana Lastra, el pitbull de Ferraz. Uno de los muchos encargos que tiene la socialista es la de tener cierto control sobre todos los candidatos del PSOE. Entre ellos, por supuesto, está García-Page, pero se le ha escapado a su control por más que le ha escrito y llamado junto a Santos Cerdán para que se pliegue a las condiciones que tiene el partido, pero García-Page funciona por libre, sin obedecer a nadie del PSOE porque entiende que Pedro Sánchez ha pervertido la formación socialista.

La realidad es que las comunicaciones entre Castilla-La Mancha y Ferraz están bastante rotas. Hay contacto, pero no hay confianza por ninguna de las partes. Para Adriana Lastra, Page se ha convertido en una piedra en el zapato porque no obedece las directrices y la evidencia ante el presidente del Gobierno, quien le ha dado el control total del partido. Algunos añoran la efectividad de los predecesores de Lastra, pero lo cierto es que ahora están atados de pies y manos con las elecciones a ocho meses vista.