¿Cuáles son las 5 máscaras que impiden a las personas ser auténticas cuando hablan en público?

Las personas que imparten cursos, conferencias, talleres o se exponen públicamente en vídeos saben que, en la actualidad, el público valora mucho la naturalidad y la cercanía de los comunicadores. La autenticidad al hablar en público es hoy en día un talento que ayuda a marcar la diferencia y a destacar en un mercado altamente competitivo. 

Esther Nguema, coach, periodista y speaker, asegura que “no es fácil ser creíble y al mismo tiempo natural, porque hay mucho temor a ser rechazados o juzgados por los demás. Esta es la razón por la que los humanos nos colocamos máscaras”. 

Las máscaras son caretas o personajes que se interpretan de forma inconsciente delante de los demás, por temor a no ser queridos o validados. Cuando las personas se colocan delante de la cámara o delante del público presencial, salen a relucir rápidamente sus máscaras. Esos mismos personajes los interpretan también de forma inconsciente en su vida personal y profesional.

Esther es experta en Inteligencia Emocional y Ciencia Cognitiva y entrena cada semana a alumnos para que aprendan a hablar en público aplicando el Método CEN, un plan teórico-práctico que combina oratoria y autoconocimiento. Esther Nguema analiza los talentos de sus clientes, las áreas a mejorar, los programas boicot y las máscaras que les impiden brillar como oradores.

Tras redactar cientos de informes exploratorios de sus alumnos, la coach ha identificado más de 20 máscaras y asegura que cinco de ellas son las que más se repiten. 

Máscara profesional

Son personas que se comunican de forma técnica y no se molestan en conectar emocionalmente con el público. Suelen refugiarse en un lenguaje culto y no aplican recursos estratégicos de oratoria que mantengan la atención de la audiencia.

Esther Nguema afirma que las personas con máscara profesional no logran impactar con su mensaje, por lo que pasan desapercibidas e incluso suelen aburrir a una gran mayoría de público: “hoy en día, la gente quiere oradores reales, naturales y cercanos, no comunicadores perfectos con un vocabulario impecable”.

Máscara happy

Esta máscara evita mostrar emociones incómodas y ofrece una imagen idílica de felicidad y alegría. Se ve especialmente en las redes sociales, donde cada vez hay más dependencia a los likes y comentarios favorables. Esta careta pretende mostrar el público la imagen de eterna felicidad.

Esther afirma que la Máscara happy puede terminar generando mucho dolor porque ningún humano es permanentemente feliz. “Todos y cada uno de nosotros estamos librando puntual o cotidianamente duras batallas. Fingir es agotador. La Máscara happy alimenta a largo plazo la insatisfacción y el vacío”. 

Máscara de perfeccionismo

Cuando un perfeccionista se ve así mism@ en vídeo hablando en público se castiga de forma desorbitada. Son sus peores jueces, ya que la idea nuclear que les domina es que “no son suficientes”. Desarrollan una mirada microscópica para detectar sus propios fallos.

Esther asegura que las personas con Máscara de perfeccionismo “no se consideran suficientemente guapos, suficientemente listos o profesionales. Buscan la perfección en un intento de sentirse queridos y valiosos, pero nada es suficientemente bueno”.

Máscara de niño bueno

Las personas que comunican con esta máscara suelen expresarse con mucha diplomacia o de forma contenida y cautelosa. Por lo general, muestran un lenguaje corporal que transmite inseguridad.

Esther asegura que “necesitan empoderarse delante del público para hablar con más confianza y superar gradualmente su miedo al conflicto. En su vida personal, suelen tener problemas para poner límites. Reprimen mucho su rabia, por lo que acumulan un exceso de tensión que suelen terminar somatizando”.

Máscara de fortaleza

Las personas que comunican con esta máscara desprenden fuerza, pero muchas veces cuando hablan en público parecen estar enfadados o transmiten cierta arrogancia. Por lo general, quienes se han quedado atrapados en esta careta defensiva tienen dificultades en su vida personal para controlar su rabia o para gestionar la frustración.

“Cuando comunican delante de una cámara sus microgestos y energía les delatan. El gran salto para las personas atrapadas por la Máscara de fortaleza es mostrarse más dulces, vulnerables y ser más suaves con ellos mismos o ellas mismas”, afirma Esther.

La periodista, speaker y coach especializada en autoestima, Esther Nguema, enseña a hablar en público con credibilidad, efectividad y naturalidad, gracias al Método CEN. Este plan incluye estrategias profesionales para aprender a comunicar, combinado con un trabajo de autoconocimiento y empoderamiento personal.

La coach cuenta ya con una amplia lista de más de 20 máscaras. El objetivo es detectarlas, conocer sus aspectos negativos y positivos y no permitir que esclavicen personal o profesionalmente.

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