Los carros de combate Leopard españoles, del olvido a las cabeceras de la prensa

Uno de los temas de índole militar  de los que más se ha hablado estos últimos meses es el de la entrega de un lote de carros de combate Leopard del Ejército de Tierra español por parte del Gobierno de España al de Ucrania, lo que ha suscitado “ríos de tinta”, y ciertas confusiones.

Las recientes  declaraciones de Margarita Robles, la ministra de Defensa, acerca del estado “absolutamente lamentable” de  estos carros de combate o Main Tank Battle (MBT), actualmente almacenados en Zaragoza, podría ser una excusa para zanjar el tema y evitar una polémica más con sus socios de Gobierno de Podemos, abiertamente anti OTAN y que han tenido la postura de evitar la ayuda militar a Ucrania.

Además dichas declaraciones no cuadrarían con las anteriores informaciones, especialmente la filtrada en exclusiva, como de costumbre, al cuasi órgano oficioso del Ministerio: el diario “El País”, que a principios de junio publicaba que un total de 40 carros de combate y misiles antiaéreos Aspide podrían ser entregados a Ucrania.

Luego trascendió que esta cifra se bajaría a sólo 10 unidades, canibalizando otros, y ahora, tras la declaración de la ministra se da por cerrada la cesión. Esta decisión coincide con la cada vez menor presencia mediática del conflicto ucraniano en los medios televisivos, aunque la guerra sigue con toda su intensidad y el Gobierno de Kiev sigue pidiendo ayuda, en forma de material militar para hacer frente a las tropas rusas y sus criminales de guerra a sueldo del grupo Wagner.

En concreto los carros de combate de los que se ha hablado durante estos dos meses largos son los de la variante más antigua que tiene el Ejército de Tierra, los del modelo Leopard 2A4.

Estos medios blindados, en total 108 unidades, empezaron a llegar a España en 1998, tras firmarse un acuerdo de colaboración entre los Ministerios de Defensa de España y Alemania, en principio en régimen de leasing, aunque posteriormente se ejerció la opción a compra.  Aunque actualmente están ya superados por versiones más modernas de este medio germano, siguen contando con el potente cañón Rheinmetall L/44 de 120 mm y dos ametralladoras MG3 de 7,62 mm, que le configuran como un medio de combate todavía  muy eficaz; de hecho se mantienen aún en servicio en el Ejército de Tierra, principalmente encuadrados en los Regimientos de Caballería “Montesa” nº3 y el mítico “Alcántara” nº14, que tienen base en Ceuta y Melilla respectivamente.

IMG 8329 copia Moncloa
Aunque los «Leopard 2A4» están superados por medios más modernos, podrían realizar un buen papel en Ucrania. (foto Julio M. Gutierrez)

Posteriormente, el Ministerio de Defensa contrató con la empresa fabricante del Leopard, que es Krauss-Maffei-Wegmann, otras 239 unidades, incluidos 16 2ER de recuperación y 4 de escuela, del más moderno carro de combate Leopard 2A6 o Leopardo 2E, como se le designa en España, que en su mayor parte se fabricaron en Alcalá de Guadaira (Sevilla). 

Esta versión destaca porque su cañón L55, aunque también es de 120 mm, tiene mejores prestaciones, dado que tiene más calibres (es más largo) que el L44 que arma a su predecesor, cuenta con un sistema de combate mucho más evolucionado de puntería, comunicaciones, etc.

Con la progresiva incorporación de los 2A6 “made in Spain”, el  Ejército de Tierra, además de dar de baja sus carros norteamericanos M60A3, decidió dejar en reserva 53 de los referidos Leopard 2A4, para posteriormente transformarlos en vehículos especializados en labores de zapadores y de lanzapuentes de campaña. 

Pero tal decisión quedó en suspenso por la crisis económica que empezó en 2008, decidiéndose por parte del Ejército de Tierra en octubre de 2012,  a la espera de poder retomar  el citado programa de dotarse de medios de cadenas de zapadores, poner en marcha la concentración del referido medio centenar y pico de Leopard en el Centro Logístico de Casetas (Zaragoza), que depende de la Agrupación de Apoyo Logístico nº 41 (AALOG 41).

Tras trasladarse los carros a esta instalación, para someterlos a un proceso de almacenamiento de larga duración, el personal de dicha Agrupación se responsabilizó  del control físico y documental, así como del mantenimiento de su estado de conservación. Para dicho proceso de larga duración o hibernación se retiran las baterías, el combustible, el aceite del motor y todo tipo de fluidos como el líquido hidráulico, además de mantener el material en unas condiciones de humedad controlada, para evitar la posible corrosión. En este tipo de técnicas, en las que los israelíes son punteros, existe una doctrina previa.

Obviamente de poner en marcha la recuperación se necesita bastante tiempo y múltiples pruebas, pero de ahí al “lamentable” estado que afirma la ministra habría un largo recorrido. Por tanto tales declaraciones podrían ser la forma de alejarse de las entregas de material bélico pesado a Ucrania, en las que España estaría en la cola de los países de la OTAN, y evitar de paso el Gobierno más polémicas con sus socios de ultraizquierda.