Irene Lozano es ahora directora general de la Casa Árabe. De poco importa que no tenga ninguna experiencia previa. Tampoco la tenía en el Consejo Superior de Deportes y ahí aguantó varios años. Lo que ocurre es que los enchufes de Irene Lozano teledirigidos personalmente por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se han convertido en una suerte de estación meteorológica de la política que augura que Moncloa no maneja la idea de seguir en el cargo pasadas las elecciones generales. Las encuestas internas no son positivas y los gurús de la sociología que Sánchez acostumbra a llamar cada pocas semanas tampoco le dan las noticias que quiere oír. El hecho de que Sánchez haya tenido cierta prisa por colocar a finales de 2021 de nuevo a Irene Lozano en un puesto que nadie entiende deja entrever que o bien se le acaba el chollo o bien que Sánchez hará el último esfuerzo por ayudar a su amiga. Hay quien asegura que el presidente siempre paga sus deudas. Y la tesis y Lozano es una muy grande.
Hay cierto malestar en Ferraz por el empeño del presidente del Gobierno en colocar a Irene Lozano en cualquier puesto que supere la barrera de los 70.000 anuales. El gran esfuerzo de la exdirigente de UPyD por contentar al presidente no ha sido lo único que le ha valido ser ahora directora general de la Casa Árabe. Las malas lenguas aseguran que la pluma de Irene Lozano, una consumada escritora que coquetearía con la tesis del presidente, le ha valido esta ingente cantidad de enchufes desvergonzados que se ven a lo largo y ancho de la administración pública. Nadie en el PSOE entiende qué tendría que estudiar uno en la universidad o en el instituto para conseguir ser diputada, directora del Consejo Superior de Deportes y después directora general de la Casa Árabe. Tampoco parece importar, pues los enchufes de Irene Lozano se han convertido en el pan de cada día en Ferraz.
En cualquier caso, este último enchufe ha levantado ciertas sospechas que aún seis meses después siguen levantando asperezas en el PSOE. Sánchez no se quiere permitir el lujo de prescindir de Lozano. No al menos si eso supone que se convierta en un verso suelto con una información muy comprometida. Y estas mismas malas lenguas de Ferraz que hablan de los infinitos enchufes de Lozano aseguran que la Casa Árabe no será el último destino de la exdiputada, pero que sí augura que los ánimos en Moncloa están bajos y que no cuentan con la posibilidad de seguir gobernando pasadas las elecciones generales.
Irene Lozano seguirá teniendo dónde caerse
Si Sánchez consuma su fantasía de ser presidente del Consejo Europeo, Irene Lozano seguirá teniendo dónde caerse. Pero lo cierto es que en Ferraz empiezan a dar rienda suelta a los críticos a raíz de este desvergonzado enchufe en la Casa Árabe porque entienden que el presidente no está preocupado por el PSOE, sino por su futuro y por el de aquellos que tienen información comprometida sobre su trayectoria, punto donde la exdiputada socialista se ha convertido en reina y señora.
Irene Lozano no tiene amigos en el partido. Sí tiene buen trato con quienes saben que tiene una relación inmejorable con el presidente, pero los comentarios sobre ella en Ferraz son cada vez más despectivos. Al igual que le ha pasado a más de uno, Lozano sabe que mientras Sánchez esté en una posición dominante, a ella no le faltará de nada. Pero los celos en el PSOE están en niveles nunca vistos. Y más ahora que se acercan las elecciones municipales, autonómicas y generales. Lozano es la pluma de Sánchez. Hasta ahí ha llegado su aportación. Pero tiene mucha más mano en el Gobierno que la mayoría de los ministros. Algunos incluso se plantean por qué Lozano no ha exigido pisar moqueta y hacerse con algún ministerio que no dé mucho trabajo, otro de los puntos flojos de Lozano, pero lo cierto es que a ella con tener un cargo que supere la barrera de los 70.000 le vale, según detallan fuentes críticas del PSOE.
Han pasado ocho meses desde que Irene Lozano ejerce como directora general de la Casa Árabe, pero los últimos movimientos han desatado el pánico en el partido porque entienden que el presidente quiere recolocarla y asegurarla en un buen puesto público antes de su salida. La sensación en Moncloa es de desánimo porque entienden que no van a ser capaces de dar la vuelta a las encuestas ni con el dinero que viene de Europa. Pero al menos Sánchez es leal con los suyos. E Irene Lozano, su pluma y su orientadora también en la tesis, según algunas fuentes, será la primera que se marchará con él para seguir viviendo del cuento.