En Unidas Podemos no hay una sola persona que hable bien de Alberto Garzón. Tampoco en Izquierda Unida, partido del que es el referente (al menos sobre el papel). Yolanda Díaz, vicepresidenta del Gobierno y líder de Sumar, no le quiere en su plataforma. E Ione Belarra e Irene Montero tampoco cuentan con él para su proyecto a futuro. Con esta estampa que todos conocen en el Congreso de los Diputados, ha llamado poderosamente la atención en la formación morada que la buena relación entre Alberto Garzón y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, haya desembocado en una subdirección general más para el Ministerio de Consumo y en un mensaje lanzado por el líder socialista que apuntala al líder de IU hasta el final de la legislatura. Esto ha llamado más la atención si se tiene en cuenta que los primeros mensajes que se filtraban de Moncloa aseguraban que Pedro Sánchez eliminaría el ministerio y cesaría a Garzón para dar un golpe sobre la mesa.
Para algunos es inexplicable que Garzón haya conseguido llegar a Sánchez
Para algunos es inexplicable que Garzón haya conseguido llegar a Sánchez. Otros incluso se sorprenden con el hecho de que el presidente pierda tiempo en reforzar el ministerio de Consumo. Y los más críticos directamente hablan de un nuevo chiringuito en el ministerio para que el líder de IU coloque a diestro y siniestro a personalidades relevantes de la formación, algo que a ojos de fuentes de Podemos le viene muy bien a Garzón dado que podrá reforzar sus apoyos a nivel interno, que están bajo mínimos desde antes de que triunfara la moción de censura del presidente. Pero la realidad es que el líder socialista ha dado un balón de oxígeno al ministro de Consumo en plena tormenta interna dejándole montar una nueva subdirección (que traerá sus consiguientes funcionarios bien pagados y nombrados a dedo) a la par que anuncia que no tocará el Ministerio de Consumo.
Ahora mismo, Izquierda Unida está en una posición muy delicada dado que buena parte del Partido Comunista Español, que integra la formación, se siente muy alejada del estilo de Alberto Garzón. Al mismo tiempo, Enrique Santiago, exsecretario de Estado de Asuntos Sociales defenestrado y cesado por Ione Belarra por acercarse a un acto de Yolanda Díaz en Sumar, tiene unos planes políticos que se alejan bastante de los de Garzón pese a que los dos quieren lo mismo: ir con la vicepresidenta en un buen puesto en las listas.
EL CAMBIO DE CRITERIO
Desde el Ministerio de Presidencia de Félix Bolaños se hizo llegar a más de un periodista que en esa crisis de Gobierno que preparaba el presidente del Ejecutivo había nombres que no necesariamente eran socialistas. Estas filtraciones dejaban claro que Sánchez tenía intención de dar un golpe encima de la mesa de cara al público que pasaría por eliminar a alguno de los ministros de Podemos.
Alberto Garzón, según esta información, era el más indicado para abandonar la casa porque su mala relación con sus socios de Podemos abría una puerta a la reconciliación tras la humillación pública. A los morados no les importaría quitarse de en medio a alguien que consideran un «traidor» y un «desleal» que faltó al respeto a Pablo Iglesias cuando éste estaba negociando la integración de Podemos en el Gobierno. Mientras el exlíder de la formación morada mantenía una dura negociación, Alberto Garzón se fue con una ministra socialista para prometerle el oro y el moro, algo que le ha pesado al ministro de Consumo más de la cuenta en los últimos años.
Con todo esto, ha sorprendido que el presidente haya acompañado su mensaje público de «no habrá crisis de Gobierno» con una palmadita al Ministerio de Consumo. El dejarle crear una subdirección más (adscrita a la Dirección General de Consumo para el estudio, vigilancia, inspección, desarrollo y aplicación de la competencia sancionadora del Estado ante fraudes masivos) se ha interpretado en Podemos como un mensaje de apoyo al ministro que nadie entiende. Desde luego, Garzón sigue en la misma posición a nivel interno en Unidas Podemos, pero lo cierto es que podrá agotar la legislatura, tal y como han cambiado los criterios de Moncloa tras el verano.
Esta inesperada amistad ha llamado la atención porque además implica un apoyo del presidente del Gobierno, aunque sea leve e implícito, al ministro que peor relación mantiene con sus socios. En Podemos no ven con buenos ojos a Garzón porque se echó en brazos de María Jesús Montero, ministra de Hacienda, para salvar sus cuentas mientras Pablo Iglesias buscaba otra cosa. Pero lo cierto es que en Podemos le consideran un traidor también por el hecho de que se haya acercado a Yolanda Díaz de forma «evidente» para intentar meter cabeza en Sumar, la plataforma que se presentará a las elecciones generales de la mano de la ministra de Trabajo.