La mala gestión de Albert Batlle dispara la delincuencia en Barcelona y hunde la gestión de Ada Colau

Para nadie es un secreto que la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha fracasado en su gestión, pues las cifras de hechos delictivos en esa localidad catalana se incrementan, debido a la ineficiencia de Albert Batlle Bastardas, concejal encargado del área de Prevención y Seguridad, quien no parece haberse enterado de lo que sucede en sus calles. Los catalanes no ven la hora de que haya un cambio de gobierno que solucione el desastre que han desatado los socialistas en la región y piden a gritos mayor seguridad.

Las cifras no mienten. De acuerdo con los registros del Ministerio del Interior, solo durante el primer semestre de este 2022, las autoridades de esa localidad procesaron las denuncias de por lo menos 10.624 robos con violencia e intimidación, más 62.175 casos de hurtos, lo que significa que solo durante el último año hubo un incremento de 33,4% y 51,2% de casos denunciados, respectivamente, en comparación con el año anterior.

Estas cifras indican que las autoridades procesan más o menos 58 denuncias diarias de personas que son víctimas de robos y 340 denuncias de personas que son víctimas de hurtos; esto sin contar los 8.897 robos a residencias cometidos tan solo durante el primer semestre de este año.

Esta es la realidad de la capital catalana que desde hace años se ha convertido en un secreto a voces en todo el país. El foco del gobierno local ha estado siempre en el tema político, mientras que Barcelona pierde su prestigio como ciudad turística, a consecuencia de los vergonzosos índices delictivos que acumula la ciudad.

Si bien es cierto que las cifras, por sí solas, no hablan de la realidad, la sensación de quienes viven en Barcelona dan fe de que la seguridad es un tema pendiente por resolver; de hecho, muchas de las guías internacional es más prestigiosas del mundo, que normalmente tienen a Barcelona entre las ciudades preferidas por los turistas, ya incluyen la advertencia de los riesgos que se pueden correr, en materia de seguridad. Una de estás páginas es precisamente TripAdvisor, donde, desde hace por lo menos tres años, la capital catalana figura por los constantes robos y hurtos cometidos contra turistas, quienes también hacen la advertencia cuando hablan de sus experiencias durante los viajes.

La semana pasada el país entero pudo ver, casi en vivo y directo, cómo están las cosas en la capital catalana, en cuanto a la inseguridad, pues mientras un reportero de Radio Televisión Española (RTVE) hacía una entrevista en una de las playas de la ciudad, en el plano del fondo se veía como un delincuente robaba una mochila de un bañista.

Esta situación trajo a colación, una vez más, el fracaso de Batlle, quien poco sale a hablar y cuando lo hace, solo pone el foco en temas como las olas de calor, pero jamás sobre lo que sucede en las calles de la ciudad donde los carteristas y ladrones campean a sus anchas en las zonas turísticas, ahuyentando a las personas que día tras día se convierten en víctimas, sin que desde el Gobierno local hayan gestionado algún plan que ponga freno a la situación.

El foco está justamente en las áreas más turísticas de la ciudad, donde la gran cantidad de personas caen víctimas de locales que aprovechan cualquier descuido, para hacerse de cualquier objeto de valor; todo ello ante una plantilla policial disminuida y poco eficaz que ante la saturación de denuncias y los vacíos legales que impiden procesar a los delincuentes, de manera que puedan sacarlos de las calles.

Lo que más inquieta a la población en general es el incremento de la violencia, pues aunque durante los últimos años la delincuencia ha sido una constante, durante el primer semestre del 2022 los delincuentes se han mostrado cada vez más agresivos y arremeten contra las víctimas para conseguir sus objetivos.

Para los funcionarios, este podría ser un verano complicado, y de hecho, lo está siendo, pues tras la pandemia, las cifras de turistas han vuelto a ser las mismas de antes de 2020 y cada día llega más gente a recorrer las calles de la capital catalana.

El peor aspecto de toda esta situación es que a las autoridades locales no parece importar que las estadísticas sigan incrementándose, pues para ellos la prioridad son los temas netamente políticos.