Begoña Villacís posa frente a los escombros de Ciudadanos

Lo tuvo en la palma de su mano, pero no quiso aceptarlo. Pudo hacerse con la alcaldía de la capital dado que tenía el apoyo manifiesto de toda la oposición, pero se negó a hacerlo. Y ahora, la vicealcaldesa de la capital, Begoña Villacís, afronta el futuro político más negro de todo el panorama nacional. Ciudadanos está al borde de la desaparición. No tiene dinero, no tiene afiliados y sobretodo no tiene apoyos. Y mientras tanto, Villacís posa junto a los escombros de una formación que ya no le dará más alegrías. Ella siempre estuvo obsesionada con no volver a coger el teléfono en Legálitas e incluso negoció un plan B con Teodoro García Egea, entonces secretario general del Partido Popular, pero ahora en el PP dejan claro que no tiene acomodo y en el Ayuntamiento de Madrid saben que el futuro de los suyos depende de la Comunidad de Madrid. Villacís tiene negro el futuro e Inés Arrimadas no le dará el bote salvavidas.

Los escombros de Ciudadanos se pueden ver en la calle Alcalá. De hecho, es tan humillante la situación del partido naranja que han dado la orden interna (que proviene directamente de Inés Arrimadas, la artífice del milagro) de que no se filtre bajo ningún concepto el número de afiliados que quedan, contando los que se hayan despistado. Aún así, Villacís quiso echarse en brazos de su formación porque le prometieron un futuro brillante en Ciudadanos. Arrimadas le vendió vía telefónica que sería una de las piedras angulares del resurgir de la formación naranja, pero parece que esa resurrección será más ficción que ciencia. Con este escenario, a Villacís solo le quedan dos vías: reabrir las negociaciones con el Partido Popular o directamente volver a ese trabajo que tanto detestaba en Legálitas.

Ciudadanos se hunde sin freno. Ignacio Aguado, Albert Rivera y sobretodo Inés Arrimadas han puesto de su parte. Hay algunos que han conseguido sobrevivir convirtiéndose en rémoras del Partido Popular, como es el caso de Miguel Oliver, director de márketing de Metro de Madrid. Pero la mayoría han caído en desgracia y se han visto obligado a montar empresas sin éxito que trufan el registro mercantil desde 2021. Begoña Villacís, en cambio, sigue en una nube que nadie entiende del todo. La oposición del Ayuntamiento de Madrid, empezando por el PSOE y acabando por Más Madrid, no entiende cómo la vicealcaldesa pudo dar esperanzas hasta el último momento de que saldría la moción de censura contra José Luis Martínez-Almeida para luego, sin previo aviso, se enteraran de la posición de Villacís en una entrevista en un periódico. Ahora, Villacís no es ni siquiera bienvenida en el Partido Popular. Y no lo es porque los interlocutores con la vicealcaldesa habían sido hasta ahora los casadistas, esos de los que ya no se ven a excepción del Ayuntamiento de Las Rozas.

ImagenLa foto de los escombros no es de la sede de Ciudadanos, pero no tardará en serlo. El PP ya no tiene intención de rescatar a Villacís, como sí quiso hacer en su momento el criptosecretario del Partido Popular, Teodoro García Egea. En su momento, le ofrecieron que eligiera la forma de sumarse al PP. Ella se negó. Con la moción de censura igual, a lo que también dijo no. Y ahora que sí que se plantea dar el salto a otra formación dadas las expectativas electorales de Ciudadanos, nadie en el PP da pie a que la vicealcaldesa afiance su fichaje. Nadie la quiere, aunque en Legálitas nadie ha preguntado.

En la oposición no se oyen más que quejas sobre Villacís porque tuvo todo en su mano para dar la vuelta a la tortilla. Las esperanzas que circulan por Ciudadanos (aunque la vicealcaldesa se ha aislado por completo con su equipo en el Ayuntamiento de Madrid) pasan porque rasquen un número mínimo de concejales que les permita sobrevivir en la administración pública. Todos en el Consistorio aseguran haber escuchado a Villacís decir que no quiere volver al sector privado bajo ningún concepto, pero ahora esas mismas fuentes que la oyeron entiende que la posición de Villacís es muy complicada. «Nadie la quiere», insisten en referencia al Partido Popular.

Ahora mismo, Begoña vive de la promesa de que será el revulsivo de Ciudadanos, e incluso hay quien filtra desde su entorno más íntimo que será la próxima Inés Arrimadas. Este sueño sabe a poco en el equipo naranja porque las expectativas del partido son ridículas. Solo un milagro o una sorpresa podrían cambiar las tornas, pero el futuro de Ciudadanos es más negro que naranja.

Muy atrás queda esas declaraciones en las que Villacís dejaba entrever que prefería ser cabeza de ratón que cola de león. Visto lo visto, en la oposición como en el PP como en Ciudadanos entienden que las pretensiones de la dirigente naranja se quedará con las ganas porque su «estatismo» le ha jugado una mala pasada. «Eso de mantener el resultado no le ha salido bien», detallan.