El circo de Macarena Olona abochorna a los miembros de Vox

Ha montado un circo que hace pensar que esos «motivos de salud» por los que dejó la política después de obtener unos tristes resultados en Andalucía no eran de peso. Macarena Olona quiere volver a la primera línea de la política y no sabe cómo decir que esa región que decía ser su máxima aspiración no es suficiente para su ambición. Lo dejó con un motivo de peso para que nadie la cuestionara. Ha pasado el verano y ya empieza a lanzar mensajes que indican que quiere volver. El problema es que este «circo» que está montando ha abochornado a gran parte de los miembros de Vox. Muchos entienden que, si quiere volver, tendría que hacerlo en Andalucía. Pero fuentes del partido aseguran que a Macarena Olona esta región le sabe a poco. Y más cuando sabe que el PP tiene mayoría absoluta.

Macarena nunca quiso obedecer las órdenes de Iván Espinosa de los Monteros. Ella siempre se vio como algo más que una candidata autonómica. Cuando se presentó a Andalucía, comenzó a construir un relato en el que aseguraba por activa y por pasiva que Granada y todo lo que tuviera aroma andaluz era su máxima aspiración política. Sin embargo, en cuanto obtuvo esos tristes resultados que la convertían en una mera espectadora de Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente de Andalucía, Macarena urdió un plan bastante burdo para dejar la política y volver tiempo después. El problema es que el espectáculo está siendo tan bochornoso que en Vox se sienten avergonzados por cómo está ejecutando Olona en contacto directo con la cúpula del partido su vuelta a la primera línea. Los «aristogatos» saben que la necesitan y no saben cómo arreglar el estropicio de Iván Espinosa de los Monteros.

Dijo que dejaba la política por problemas de salud y a medida que se acercaba el mes de septiembre Olona elevaba el tono con esas amenazas de que le gustaría regresar. Y lo hará. El problema es que no será elegante en las formas. Hay dos opiniones en el partido. Y una tercera que está algo descartada por la mayoría. La primera habla de que Olona volverá en otoño para hacer la campaña de Vox desde bien temprano y que no cuidará de ninguna manera las formas. La segunda asegura que lo hará ya en 2023 con un destino concreto y para dejar un tiempo prudencial entre las elecciones que se celebraron en junio y las autonómicas y municipales de mayo. Y la tercera, descartada por la mayoría, considera que Olona será consecuente con todo lo que dijo en la campaña electoral de Andalucía y volverá a Sevilla para al menos pisar el parlamento andaluz una vez. Pero todos tienen claro que Olona no quiere ver el sector privado ni en pintura. Ella se ha acostumbrado a los salarios públicos y ahí se quedará.

Olona juega con la mala imagen de Iván Espinosa de los Monteros

Olona también juega con la mala imagen de Iván Espinosa de los Monteros. El dueño de Vox ha visto cómo su popularidad en el partido se ha desplomado después de conocerse su decisión de mandar a Olona a Andalucía, vistas las posteriores consecuencias tras los comicios. Con esta realidad pisando los talones del portavoz, Olona ha aprovechado para hacerle cambiar de opinión y que vea con buenos ojos su vuelta a la política. No será un «vuelve» como el de Pablo Iglesias, pero sí que podrá elegir destino. Y claro está que no será Andalucía, tal y como apuntan las fuentes de Vox con total contundencia.

Aún así, queda el daño del circo de Olona. No hay trapecistas, pero poco le falta. Cada vez que le ponen un micro delante, utiliza fórmulas cursis para decir que está dispuesta a volver al ruedo. Tanto es así, que las últimas veces que ha sugerido su vuelta preparando el terreno ha abochornado a buena parte del partido. El problema, según fuentes cercanas a Olona, es que la exdiputada se cree que está manejando bien los tiempos y no es así. Su idea era dejar el verano como margen para su vuelta y no hacer lo mismo que hizo Pablo Iglesias (irse nada más arruinar a su partido en la Comunidad de Madrid) para después saltar al ruedo con el presunto aplauso de los suyos. Olona cree que tiene auténticos fans que claman por su vuelta y considera que su electorado le perdonará «el feo» de despreciar de esta forma a Andalucía. Pero en Vox no tienen esa misma idea.