La renovación del Tribunal Constitucional se debate en todos los despachos, pero especialmente en los de los partidos políticos. El Partido Popular pretende trasladar ese bloqueo del Consejo General del Poder Judicial al Constitucional, pero la capacidad de Alberto Núñez Feijoo para condicionar el proceso no es la misma. Hasta ahora, todo lo que se ha publicado en torno a la renovación de este alto tribunal es pura especulación. Una parte del ala conservadora considera que si el CGPJ se niega a renovar los dos nombramientos que le corresponde, podrán bloquear el proceso, pero otros altos magistrados tienen una visión muy distinta. Los vocales del Consejo están divididos, pero el sentido institucional prima en los plenos y, ahora mismo, la balanza se inclina por cumplir los plazos y renovar el Tribunal Constitucional. Aún así, cabe la posibilidad de que el pleno del próximo jueves no sea propicio y el sector conservador consiga lo que quiere: forzar al Gobierno a que renueve todo el alto tribunal sin la parte que le corresponde al CGPJ.
La campaña ha arrancado desde las entrañas de Génova y ya no hay quien pare la maquinaria. Los sectores conservadores en el mundo judicial vinculados al Partido Popular presionan con fuerza para que el CGPJ no realice los dos nombramientos que le corresponden para renovar el Tribunal Constitucional. Hasta ahora se han visto todo tipo de noticias en las que acusan incluso al presidente del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, de maniobrar en favor de los intereses del Gobierno. Pero la realidad es que hay dos sectores bien definidos en el CGPJ que nada tienen que ver con las interferencias del Gobierno: los que abogan por mantener ese sentido institucional como valor de referencia y los que se quieren entregar a los intereses de un Partido Popular que pretende trasladar el bloqueo del CGPJ al Constitucional.
Si hubiera que hablar de qué tendencia se respira en los plenos del Consejo General del Poder Judicial, la balanza se inclina porque el CGPJ hará los nombramientos que le corresponde. Y lo hará no porque esté a favor o en contra de los intereses partidistas, sino porque siempre ha imperado el sentido institucional en la casa. Ahora bien, es cierto que las presiones de Génova han llegado al Consejo y hay quien cree que el Poder Judicial no debería hacer estos nombramientos para dejar “solo” al Gobierno.
las presiones de Génova han llegado al CGPJ
Estos mismos vocales que ven con buenos ojos que el pleno no cumpla su parte para renovar el Constitucional entienden que el Gobierno no tendría legitimidad para suplir la “dejación de funciones” del CGPJ. Y en caso de que hiciera esos dos nombramientos que le corresponden al Consejo, tampoco verían con malos ojos esa previsible y posterior legión de titulares que acusaría al Ejecutivo de una suerte de nuevo “golpe de Estado”. El Poder Judicial tiene la capacidad de hacer dos nombramientos y el Gobierno otros dos, pero es probable que si el CGPJ se niega a cumplir su parte, los de Pedro Sánchez sí tiren hacia delante con los suyos, algo para lo están perfectamente legitimados. En cualquiera de los escenarios propicios a los vocales conservadores, desde Génova entienden que les beneficiaría y que conseguirían trasladar ese bloqueo del Consejo General del Poder Judicial al Constitucional.
El resumen es que los sectores más conservadores del CGPJ quieren “dinamitar” el proceso para conseguir un escenario judicial lo suficientemente “apocalíptico” como para que beneficie a los intereses de un Feijoo que no tiene ninguna intención de mover un dedo hasta después de las elecciones. No al menos en cuanto a temas judiciales se refiere. Si el CGPJ cede y hace esos dos nombramientos, el Constitucional tendría previsiblemente una mayoría progresista que no gusta en el seno del Partido Popular. Y no es de extrañar que, en vísperas de ese pleno que debatirá si hacer o no los nombramientos, los titulares se hayan lanzado al ataque con una batería de especulaciones que atacan directamente los intereses del Gobierno, que en este caso van en consonancia con lo que dicta el sentido institucional. Que ahora “toque” una mayoría progresista no gustaba en el Partido Popular de Pablo Casado. Y Feijoo no ha dudado en asumir ese mismo criterio dada la cercanía de las elecciones generales.
Entre las miles de acusaciones, hay algunas que atacan al presidente del Supremo y le acusan de maniobrar en beneficio de los intereses del Gobierno, pero nada más lejos de la realidad. Los intereses de los sectores conservadores, tanto en el caso del Tribunal Constitucional como en el caso del Consejo General del Poder Judicial, son los que van en contra del sentido institucional; algo de lo que hacen (y han hecho) gala la mayoría de los vocales que se sientan en los plenos. Es por esto que, ahora mismo, el sentir general es que la balanza se inclina más por el sí que por el no. Pero todo dependerá de cómo asuman los vocales su rol en el pleno del jueves.