El Gobierno estudia «colar» a María Reyes Maroto como la número dos de Juan Lobato

El Gobierno estudia fórmulas para la Comunidad de Madrid, una de las autonomías en las menos esperanza tienen depositadas los socialistas. Aún así, el entusiasmo y el empuje de Juan Lobato ha llevado al PSOE a plantearse cómo podrían montar unas listas «decentes» que plante cara a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Es por eso que desde Ferraz han deslizado que su intención es la de colocar a la ministra de Industria y Turismo, María Reyes Maroto, como la número dos de Juan Lobato para «reforzar» la imagen del candidato y para buscar una salida digna a la ministra. Estas son malas noticias para todos los que calentaban en la banda para meterse en las listas y conseguir el puesto tan ansiado de diputado.

Juan Lobato no tendrá mano en las listas. Al menos no mientras Ferraz no diga lo contrario. Colocar a María Reyes Maroto en la Comunidad de Madrid es una obsesión del presidente del Gobierno desde hace años, algo que ahora podrá cumplir siempre que deslicen más o menos preocupación por las elecciones de la Comunidad. María Reyes Maroto no es que esté muy entusiasmada con la idea, pero la acepta y no ofrece ningún tipo de resistencia. Tanto es así, que la ministra no ha tenido problema en juntarse con Juan Lobato en más de un acto público (y alguno que otro privado) para aproximarse a la persona con la que tendrá un contacto estrecho.

El acercamiento de María Reyes Maroto a Juan Lobato ha sido interpretado por todas las bases del partido como una declaración de intenciones. Tanto es así, que cuando salieron de «fiesta» con la alcaldesa de Alcorcón, Natalia de Andrés, la comidilla en la sede del PSOE del municipio fue la misma que la de Ferraz: se juntaron porque ya están trabajando en las listas. Juan Lobato no tendrá el control de las mismas, pero sí que tendrá al menos la candidatura que tanto quiere. Ferraz ya ve con buenos ojos que sea Lobato el candidato, pero quiere controlarle colocando algunos nombres en las diez primeras posiciones.

Juan Lobato ha peleado duro y se ha rodeado de un equipo que tiene la deferencia, por orden del secretario general del PSOE de Madrid, de estar pendiente de la imagen del candidato en todo momento. Lo están haciendo lo suficientemente bien como para convencer a Ferraz de que Juan Lobato es el candidato ideal para batirse con Isabel Díaz Ayuso, aunque en realidad lo que buscan es alguien con ganas que vaya a un cementerio de elefantes como es la Asamblea de Madrid para los socialistas. Pero Lobato tendrá monchitos en sus listas, aunque en este caso sean puestos que sirven al presidente del Gobierno para colocar a las personas del Ejecutivo que Sánchez quiere sacar cuanto antes, sobretodo en enero de 2023.

MARÍA REYES MAROTO, A LA QUEMA

Sí habrá crisis de Gobierno, pero no este año. Este es el mensaje que ahora confirman fuentes de Moncloa. La diferencia es que el Ejecutivo busca la forma de que este cambio repercuta de forma evidente en las encuestas y en la imagen del partido. Desde el PSOE no se atreven a confirmar al unísono cómo se ejecutará esa crisis. Hay quien cree que será idéntica a la de junio de 2021; llamadas, ceses y sorpresas. Pero hay fuentes solventes del partido que aseguran que Pedro Sánchez y Félix Bolaños, ministro de la Presidencia de Gobierno, utilizarán las candidaturas y las listas autonómicas y municipales para dar salida a los ministros más incómodos de la legislatura. Y la fecha elegida, a priori, por el laboratorio de la Moncloa ha sido enero de 2023, cinco meses antes de las elecciones autonómicas y municipales. Ahora también se ha sumado al equipo la ministra María Reyes Maroto.

Moncloa echa humo desde que las encuestas empezaron a hundir la imagen del presidente del Ejecutivo. El PSOE afronta un panorama electoral desolador. Tanto es así, que se prevé la pérdida de prácticamente casi todas las comunidades autónomas y la victoria de Alberto Núñez Feijoo en las generales, tal y como se desliza de las encuestas. Con este escenario, desde Ferraz llevan meses barajando una solución para dar un golpe encima de la mesa y cambiar las tornas. Y el plan A, que consistía en sacar a la luz una buena batería de ayudas sufragadas con el dinero europeo, parece que se ha quedado más que corto. Por lo que ahora se ha fiado todo la crisis de Gobierno y al forzar un cambio de imagen profundo antes de que se pongan las urnas.