jueves, 12 diciembre 2024

La Fiscalía ve prueba suficiente para condenar a ‘Anboto’ por sus huellas en el coche del atentado frustrado de Vitoria

La Fiscalía ha reiterado este martes en la Audiencia Nacional (AN) su petición de 488 años de cárcel para la exjefa de ETA Soledad Iparraguirre, alias ‘Anboto’, en el juicio sobre el atentado frustrado contra la Policía Nacional el 19 de mayo de 1985 en Vitoria durante un partido de fútbol. En la última sesión, el fiscal ha considerado acreditado que condujo el coche-bomba hasta el estadio y la ha identificado como ‘Angelines’, el nombre con el que se refirió a ella un exertzaina ya condenado por estos hechos.

Con todo, en su alegato final para mantener la acusación contra ‘Anboto’, el fiscal Carlos Bautista ha priorizado el informe pericial realizado en 2019 que identificó cuatro huellas de la acusada en el volante del coche-bomba, con el que la banda terrorista pretendió matar a, al menos, 21 policías nacionales. El representante del Ministerio Público ha destacado que con ese informe «se puede llegar a acreditar» que ‘Anboto’ es «la única persona que estuvo al volante» hasta el estadio de Mendizorroza.

«Han dicho claramente los peritos que había 12 puntos de identificaciones y ninguno en contra», ha señalado el fiscal para referirse a lo explicado por los dos policías autores de ese informe, que han intervenido este martes en el juicio. También ha querido remarcar que esa es la «única prueba pericial», ya que en la otra, que se hizo en 1989, no se pidió que se compararan con las de ‘Anboto’. En aquella ocasión solo se localizó una y se atribuyó a Eusebio Arzalluz, ‘Paticorto’; el resto quedaron como «anónimas».

Con este argumento, el fiscal ha querido dejar claro que el único informe pericial válido es el último, el de 2019, antes de explicar que fue él quien solicitó comparar las huellas consideradas anónimas con las de la acusada ante los avances tecnológicos en las bases de datos de huellas y después de que la AN lograra condenar a José Javier Arizcuren Ruiz, ‘Kantauri’, por el atentado en el cuartel de la Guardia Civil de Llodio (Álava) en 1985, tras encontrar ADN suyo en colillas de cigarrillos que había fumado mientras lo preparaba.

NO HAY «CAZA DE BRUJAS»

«Todas» las huellas «identifican» a ‘Anboto’ «como la persona que conduce el coche bomba al lugar donde aparece», ha insistido el fiscal, que ha rechazado que esta acusación forme parte de una «caza de brujas» contra miembros de ETA. «Ninguna, ni conspiraciones ni elementos raros», ha afirmado, para agregar que después de «muchos años» investigando a la banda terrorista «uno sabe dónde buscar».

Cabe recordar que este juicio se ha vuelto a celebrar después de que el Tribunal Supremo anulara la absolución dictada en favor de ‘Anboto’ y ordenara repetirlo y que se dicte otra sentencia, al considerar que el primer tribunal de la Audiencia Nacional omitió una prueba de huellas «con una argumentación no racional».

El Supremo revocó la sentencia absolutoria porque a su juicio el primer tribunal de la AN cometió un «grave error» y sus fundamentos fueron equivocados: «Parte de una premisa que, según salta a la vista, es falaz», puesto que el primer informe no niega que hubiera huellas de la acusada, sino que se archivaron como anónimas.

Pero más allá de la discusión en torno a las huellas, el Ministerio Fiscal ha apuntado a declaraciones anteriores de testigos en las que reconocieron haber coincidido con ‘Anboto’ en el ‘comando Araba’, pero sobre todo del exagente de la policía vasca José Miguel Suescun, castigado a prisión por colaborar con ETA en este atentado y que manifestó haber conocido a la acusada como «Angelines». Asimismo, el fiscal ha desmentido a la propia acusada, que admitió en un juicio previo pertenecer en 1987 al mismo comando, cuando ayer declaró que su entrada en ETA fue más tarde, en 1990.

Bajo su punto de vista, ‘Anboto’ pretende salir indemne de este caso ya que si le suman más años a los más de 300 por los que ya ha sido condenada, como el límite de cumplimiento son 30, no podría estar más tiempo en la cárcel, pero que con menos condenas y juicios pendientes ello le puede favorecer en los permisos penitenciarios.

«FALTAN FOLIOS» DEL SUMARIO

Por su parte, el abogado defensor ha solicitado su absolución al entender que no existe «prueba suficiente y válida». «En resumen, algunos coacusados la sitúan en el comando y otros no, algunos en los hechos y otros no, algunos en fotografías» pero que no son de ella, ha señalado, para criticar al mismo tiempo la nueva pericial de huellas, que llega «34 años más tarde» y «sin las fotografías y el correspondiente informe gráfico que debe acompañar».

La defensa de ‘Anboto’ ha calificado el sumario del caso de «desorden» porque se perdió y «faltan folios» de las declaraciones de algunos testigos. De las que la incriminan, el letrado ha denunciado que se produjeron en sede policial y bajo «torturas». En su turno de última palabra, la acusada ha recriminado que España no aportara ninguna prueba de huellas en su contra mientras se pedía que fuera extraditada desde Francia y ha dicho que para aclarar los hechos relacionados con ETA también se han de esclarecer los episodios de «tortura» contra sus miembros en sede policial.

La exjefa de la banda declaró ayer que al ocurrir los hechos no estaba en Euskadi, sino en Francia. A preguntas de su abogado, la única parte a la que respondió, Iparraguirre se ajustó a la declaración de diciembre de 2020, durante el primer juicio, cuando señaló ante que en esa época estaba «escondida» en el País Vasco francés, estudiando magisterio y trabajando como profesora.