El armario de los asesores de justicia en el Partido Popular huele a naftalina. Ya es común en Génova llevarse las manos a la frente cuando alguien indica que hay que llamar al consejero de Presidencia de la Comunidad de Madrid, Enrique López, o al magistrado del Tribunal Constitucional, Enrique Arnaldo, para que asesoren a quien sea en temas judiciales. Con Pablo Casado se puso la primera piedra en el camino para renovar la anquilosada área de asesores de justicia de la mano de Alejandro Abascal, quien ahora quiere volver al primer plano. Pero hay un serio problema en el Partido Popular porque no saben dónde buscar nuevos asesores de confianza. Hay algunos nombres, como el de Manuel Almenar o el de algún que otro vocal que se acerca a Alberto Núñez Feijoo cada vez que puede, pero lo cierto es que en Génova están cerca de poner un cartel de «se busca asesor de justicia» por las dificultades a la hora de renovar ese armario.
Hasta ahora, los llamados «tres tenores» de la justicia se habían hecho fuertes en Génova. Hablamos de Enrique López, Enrique Arnaldo y del propio Alejandro Abascal. En ese tridente se coló Abascal de la mano de Pablo Casado, quien mantiene una relación de amistad directa con el magistrado de la Audiencia Nacional que apunta a ser vocal del Consejo General del Poder Judicial. Pero Enrique López y Enrique Arnaldo son dos pesos pesados del partido, custodios de secretos dentro del PP, que nadie quiere cerca. La salida de Pablo Casado y la llegada de Alberto Núñez Feijoo ha dejado claro que Arnaldo sigue teniendo mano. El caso de Enrique López es sensiblemente distinto dado que la administración de la que depende le tiene vigilado con lupa por no haber apoyado a Isabel Díaz Ayuso en la guerra interna del PP. Pero Arnaldo ha vuelto inexplicablemente a hacerse hueco, entre otras cosas, porque se ha aprovechado de la poca visión nacional de Alberto Núñez Feijoo.
Arnaldo consiguió convencer a Feijoo para que diera marcha atrás en su anuncio de que renovaría el CGPJ
Feijoo aterrizó en Madrid de forma repentina y rodeado de un equipo gallego que no sabía muy bien cómo relacionarse con según qué áreas internas del partido. Una de las más sensibles es la de justicia, dirigida con puño de hierro por Enrique Arnaldo y visitada con frecuencia, entre salida nocturna y salida nocturna, por Enrique López. Arnaldo consiguió convencer a Feijoo para que diera marcha atrás en su anuncio de que renovaría el Consejo General del Poder Judicial para después insistir en que había que bloquearlo para mantener el control del Tribunal Constitucional. Sin embargo, tras la «jugada sucia» que el PP le ha hecho a Carlos Lesmes, presidente del Tribunal Supremo, con la que le querían relacionar con Pedro Sánchez para desacreditarle, en Génova empiezan a entender que hay que renovar el «parque móvil» de los asesores de justicia. Empezando por el propio Arnaldo.
Con Alejandro Abascal había buenas sensaciones. Una cara nueva que no tenía lazos con el pasado y que no tiene especial fama de meterse en asuntos polémicos. Pero Feijoo ahora no sabe muy bien por dónde tirar. Para variar, el presidente del Partido Popular ha vuelto a poner la mirada en Galicia para ver qué puede rescatar de ahí. Ya ha salido el nombre de Manuel Almenar en más de una ocasión, un juez natural de Pontevedra que se ha postulado para el Tribunal Supremo y que mantiene una estrecha relación con Feijoo, además de que fue el presidente de la Asociación Profesional de la Magistratura. Pero el gabinete del flamante presidente del PP tiene problemas para encontrar a nuevos perfiles de confianza que le echen una mano en materia de Justicia. Por lo pronto, lo poco que ha conseguido el líder del Partido Popular ha sido enfrentarse con todos los magistrados que tienen un sentido institucional de su cargo al atacar directamente a Carlos Lesmes vía filtraciones a medios de comunicación.
Ese cartel aún no se ha puesto. Se busca asesor, pero tampoco quieren airearlo. Lo que queda claro es que el peso de Arnaldo y López decae por segundos a medida que hay voces en el PP que ven cómo la imagen del Partido Popular se hunde ante los jueces. Que Arnaldo es un juez «escurridizo» ya es algo que se comenta en Génova más de lo que le gustaría, pero tras ese pago con un cargo en el Tribunal Constitucional, desde el PP esperan no tener que volver a pagar las deudas pasadas con Arnaldo.