La AN juzga desde este lunes una presunta estafa piramidal de la empresa Alzicapital con más de 200 afectados

La Audiencia Nacional (AN) juzga desde este lunes a cinco personas por una presunta estafa a más de 200 afectados que habría sido liderada Alberto Castillo a través de su empresa Alzicapital que, según la Fiscalía, se desviaba a sus bolsillos el dinero invertido por los clientes bajo promesas de alta rentabilidad.

En su escrito de conclusiones provisionales, recogido por Europa Press, el fiscal sostiene que entre 2009 y 2011 Castillo convenció a 206 personas y entidades, obteniendo en total 3,4 millones de euros, desde pequeñas cantidades de 1.000 euros hasta una de 242.000.

Castillo, que se enfrenta a una petición fiscal de 12 años de cárcel y una multa de más de 9 millones de euros, era el administrador de Alzicapital y otras empresas dedicadas a captar clientes para que invirtieran su dinero en productos financieros atraídos por el «señuelo» de hasta un 30% de rentabilidad.

Alzicapital se daba a conocer en su página web como una empresa especializada en inversiones en ámbitos como el mercado bursátil, las primas únicas o la gestión de apuestas ‘online’. Prometía una remuneración del 5% con una inversión mínima de 1.000 euros que podría elevarse hasta el 30% en función de la cantidad invertida.

Para la Fiscalía, esos intereses «superaban ampliamente» los que podían ofrecer en aquel momento las entidades financieras, «haciéndolos muy atractivos para el inversor». Por ello, solicita condenas de entre 2 y 12 años de prisión por los presuntos delitos de estafa, blanqueo de capitales o apropiación indebida.

Alzicapital, que no tenía autorización de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) para prestar ese servicio, formalizaba los contratos de inversión a través de contratos de préstamo, pero los fondos se desviaban «de inmediato» a otra empresa del acusado.

No obstante, «lejos de realizar inversiones, transfería el dinero a cuentas ‘online’ de casas de apuestas o bien a cuentas de personas de su confianza que no ha identificado, haciendo suyas las cantidades recibidas», explica en su escrito el Ministerio Público.

Y para que los inversores más antiguos no sospecharan, les pagaba intereses, «lo que le obligaba constantemente a buscar nuevos» clientes que depositaran su dinero para de esta forma poder devolver la cantidad que iba debiendo a los usuarios más veteranos.

El dinero desviado se empleaba «en realidad» no para invertirlo, sino para realizar apuestas para él o «engrosar su patrimonio oculto», de acuerdo con el escrito fiscal. «Cuando el trasiego y volumen de operaciones entre las distintas sociedades levantaban la sospecha de la entidad bancaria, que requería explicaciones, el acusado cancelaba y abría otra en una nueva entidad», apunta.

La Policía detectó 150 transferencias del acusado a cuentas de su padre, también acusado, por 455.000 euros, «a fin de ocultar el dinero recibido que, una vez en cuentas de su padre, le era devuelto a las cuentas» de una de sus empresas. Los otros acusados también se habrían apropiado de miles de euros de las cuentas de Alzicapital.