Últimos pasos antes de construir el nuevo buque de intervención subacuático de la Armada española

El programa de la construcción del Buque de Acción Marítima de Intervención Subacuática (BAM-IS), que sería fundamental para un potencial auxilio a los submarinos como el S-80, ha dado un gran paso con la aprobación de la revisión inicial de su diseño.

La aprobación de dicho hito industrial o Initial Preliminary Design Review (IPDR) se adoptó en una sesión de trabajo entre la empresa naval española Navantia, la Armada y la Dirección General de Armamento y Material (DGAM) celebrada en el taller de forja del astillero de Puerto Real (Cádiz), donde se construirá el buque, acaecida el pasado miércoles día 28 de septiembre.

El principal objetivo de esta revisión era superar una primera fase de ingeniería de consolidación del diseño conceptual, con la aprobación de la configuración y los sistemas críticos del buque. El IPDR permite tener una línea base inicial, necesaria para poder iniciar el diseño funcional del buque realizando una comprobación y evaluación global del estado de su diseño.

La petición de este buque por parte de la Armada se remonta a principios de siglo cuando la Armada empezó a plantear la necesidad a medio plazo de sustituir a su más que veterano Buque de Salvamento y Rescate (BSR) “Neptuno”, construido en 1975 como remolcador, aunque no sería hasta final de los ochenta del pasado siglo cuando, tras comprarlo, la Armada lo transformó para asumir el rol de plataforma de buceo e investigación en el marco del proyecto BENTICO-200. De este modo, el 14 de diciembre de 1988 se incorpora a la Institución tomando el nombre inicial de »Mar Rojo”, hasta que en 1999 se cambió la denominación por la actual de BSR y se modificaba el nombre por el actual de “Neptuno”.

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El BSR «Neptuno» es el veterano navío, que sustituirá el BAM-IS. (Foto Armada)

La Armada vio enseguida la necesidad de contar con un navío más evolucionado, sobre todo para cubrir las fases de pruebas de los nuevos submarinos S-80, pero los paupérrimos presupuestos de Defensa fueron retrasando la puesta en marcha del necesario proyecto. No sería hasta octubre de 2021, cuando el Gobierno autorizó al Ministerio de Defensa la celebración del contrato con Navantia para la construcción del nuevo BAM-IS.

El contrato, que costará a las arcas públicas unos 166,5 millones de euros, comprende tanto la construcción del buque, como la adquisición e integración de los complejos equipos de intervención subacuática que llevará a bordo.

Desgraciadamente, aunque no llegará a poder cumplir dicho rol de estar activado para las pruebas de los S-80, estamos ante un elemento fundamental para mantener a la Armada entre las más punteras fuerzas navales del mundo.

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El primero de los S-80, el «Isaac Peral» durante sus pruebas de mar- (Foto Julio M. Gutiérrez)

Ahora con la aprobación de la IPDE se  culmina un proceso de estudios técnicos en el que se viene trabajando desde la firma de la orden de ejecución, en noviembre de 2021, en virtud del cual Navantia entregó un paquete documental centrado en aspectos fundamentales del diseño del buque debido a las prestaciones y el carácter tan innovador del medio naval.

En este sentido, el buque destacará tecnológicamente no solo por incorporar un sistema de propulsión innovador en corriente continua, sino también por incorporar a bordo sistemas punteros de intervención subacuática y el fundamental de posicionamiento, lo que permitirá al buque ejecutar los perfiles de misión que requiere la operación de este navío.

El proceso ha requerido un gran esfuerzo por parte de Navantia para cumplimentar este hito, que ha resultado muy demandante por la cantidad de estudios de ingeniería que fue necesario realizar. La documentación ha sido revisada por los diferentes actores de Defensa involucrados en el programa, tanto de la Armada como de la DGAM, que es el organismo del Ministerio de Defensa que gestiona los programas de armamento.

Dicha sesión ejecutiva estuvo presidida por el Subdirector General de Programas de la DGAM, general de División Antonio Gutiérrez Sevilla, junto al Jefe de Sistemas Navales, el contraalmirante Cristóbal González-Aller, el Director de Ingeniería y Construcciones Navales (ADIC), el vicealmirante Manuel Antonio Martínez Ruiz, el Jefe de la División Logística del Estado Mayor de la Armada (EMA), el contraalmirante Rubén Rodríguez Peña, el jefe del programa de la DGAM, CN Angel Arrazola, y el 2º Jefe del Arsenal de Cádiz, el contraalmirante Juan Antonio Cornago Diufaín.                                                                                                   Por parte de Navantia estuvieron presentes el director de Construcciones Navales, Agustín Álvarez Blanco, el director de la Unidad de Negocio de Corbetas y BAM, José Antonio Rodríguez Poch, la directora de Navantia Sistemas, Cristina Abad, y el director de Gestión y Seguimiento Operativo de Construcción Naval, Alberto Cervantes. Junto a ellos estuvieron Ignacio Herruzo, jefe del programa BAM-IS de Navantia, y la directora de Ingeniería en Bahía de Cádiz, Camino Sánchez.

Los participantes en la reunión reseñaron el esfuerzo realizado, la buena coordinación y el trabajo en equipo para conseguir disponer de la mejor solución de diseño para el BAM-IS.                                                                                                                            La aprobación y superación de este hito técnico es esencial para el adecuado avance del proyecto y permite el arranque del diseño funcional del buque, que culminará con la revisión preliminar de diseño o Preliminary Design Review (PDR).

El trabajo de ingeniería, de cumplirse los plazos, a mitad de 2023, siendo a finales de este año cuando se pondrá la quilla, y ya en 2024 la puesto a flote, antesala del final de su construcción y la entrega a la Armada a mediados de 2025