Nicolás Maduro no le perdona a Pedro Sánchez que haya reconocido a Juan Guaidó como presidente de Venezuela

Nicolás Maduro está aprovechando su afinidad ideológica con el presidente colombiano, Gustavo Petro, para dejar por fuera a España en el proceso de negociación entre el el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las autoridades neogranadinas, porque a pesar de querer retomar las relaciones con el Ejecutivo de Pedro Sánchez, el régimen venezolano no le perdona que España haya sido uno de los 52 países que reconoció al exdiputado Juan Guaidó como presidente interino del país caribeño.

Las autoridades venezolanas tienen claro, en este momento, que la idea es vender a la comunidad internacional que en Venezuela hay una nueva etapa de apertura, de crecimiento económico, de recuperación de viejos negocios y que España, como puerta de Europa, es clave en este proceso, pero para Nicolás Maduro, el hecho de que el país haya también recibido a parte del exilio venezolano, encabezado por el expreso político Leopoldo López, pesa tanto que no se lo perdonan.

Si bien es cierto que Pedro Sánchez no recibió a Leopoldo López en calidad de presidente de España, sino en su figura de secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), para el líder del régimen venezolano este hecho ha quedado en el cuadernillo de los pendientes y fue lo que llevó a Nicolás Maduro a tomar la decisión de que era mejor mantener a España alejada del proceso de negociación entre Colombia y el ELN, sugerencia que fue bien recibida por el presidente Petro.

Durante su visita a América Latina Pedro Sánchez había ofrecido a España como el posible escenario para que las autoridades colombianas y los líderes del grupo paramilitar iniciaran las conversaciones. El ofrecimiento del presidente de Gobierno no caló en las autoridades colombianas, quienes tras haber pedido a Venezuela que sirviera como mediador, decidieron que el primer encuentro se haría justamente en ese país y hasta allá fueron a parar los representantes del líder guerrillero, que viajaron desde Cuba, y las autoridades venezolanas.

De acuerdo con lo explicado por Colombia, lo que desean es una desmovilización de este grupo paramilitar, tal como lo hizo en su momento el expresidente Juan Manuel Santos con las FARC, cuyo proceso se llevó a cabo en Cuba, durante la época de su mandato, lo que le valió posteriormente un Premio Nóbel.

Nicolás Maduro quiere volver a ser recibido por la Unión Europea, pero las condiciones de juego, en esta oportunidad las quiere poner él y su régimen, pues lo primero que exigen es que sean levantadas las sanciones contra los funcionarios del régimen que comenzaron a ser impuestas desde 2017, y, de hecho, esta ha sido una de las condiciones que supuestamente habría puesto Venezuela para vender petróleo y gas natural a España, para suplir el vacío que ha dejado el suministro de estos recursos por parte de Rusia, tras las sanciones impuestas a consecuencia de la invasión a Ucrania.

El mandatario venezolano espera que Pedro Sánchez salga a decir que lo reconoce como presidente legítimo de Venezuela, pese a todas las irregularidades que han ocurrido desde el punto de vista político en el país caribeño, donde por un lado 52 países reconocieron al ex diputado Juan Guaidó y desconocieron a Nicolás Maduro, pero que al final, no generó ningún cambio en el mapa político del país, pues todos los poderes y las instituciones del Estado venezolano siguen en manos del régimen y pese a que España no lo reconoce como jefe de Gobierno, sí reconoce a sus instituciones.

España ha sido clave para los miembros del exilio venezolano, pues muchos han sido acogidos a consecuencia de la repercusión internacional que han tenido sus casos de persecución. Tal es el caso de Leopoldo López junto a toda su familia, el exalcalde de Caracas, Antonio Ledezma y su esposa, quienes también llegaron a España huyendo de la dictadura de Nicolás Maduro y Miguel Henrique Otero, dueño del diario El Nacional.

Para Colombia, el hecho de poner a Venezuela en la figura clave en este proceso puede ser más bien una complicación, desde el punto de vista político y estratégico, porque justamente los dos países que se ofrecieron a servir de mediadores, que fueron España y Chile, son gobiernos que tienen marcadas diferencias con el régimen venezolanos, pues si bien es cierto que son gobernantes con claras tendencias socialistas, ambos han tratado de marcar distancia suficiente con Nicolás Maduro, especialmente por todas las denuncias que se han hecho ante organismos internacionales en las que se denuncia al régimen venezolano como violador de derechos humanos.

Sánchez coquetea con la idea de recibir de vuelta a Nicolás Maduro, pero ahora todo dependerá de los caprichos del dictador venezolano, que al parecer se afinca más en el rencor que tiene y no está dispuesto a perdonarle al jefe del Ejecutivo que no haya sido claro en cuanto a su posición respecto al régimen y a los miembros del exilio que están en España.