Un Rolex de 35.000 euros se pierde en una comisaría de la policía municipal y nadie sabe dónde está

Un ciudadano de la comunidad de Arona, en Tenerife, está en medio de una disputa legal con la cual pretende reclamar para él un Rolex, valorado en 35 mil euros, que se consiguió por la calle y lo consignó ante la oficina de objetos extraviados del ayuntamiento de Arona, en Tenerife, pero que tras pasar dos años, intentó reclamarlo, tal como lo establece la ley, y se consiguió con la sorpresa de que el se había «desaparecido» del lugar donde lo tenían en custodia.

Fuentes del ayuntamiento de Arona señalaron que tras esta situación, se inició una investigación que fue entregada a las autoridades y que derivó en la necesidad de modernizar y digitalizar el sistema de registro de todos los objetos que son entregados a esta dependencia, además de la instalación de una caja fuerte para resguardar allí todos los objetos de valor que los ciudadanos se consigan por la calle.

La historia se remonta a 2017, cuando el ciudadano halló el reloj en una calle de Arona y se lo entregó a la Policía Nacional. Después que trascurrió el tiempo que estipula la ley, el vecino acudió a reclamarlo, después que le dijeron que nadie más lo había hecho, pero el objeto no estaba donde debía estar.

Esta persona interpuso una primera denuncia contra las autoridades por la desaparición del Rolex, que fue sobreseída por las autoridades de la Audiencia Provincial, que sin embargo, ordenaron que se iniciara una investigación porque presumían que se había cometido un delito, tras la desaparición del reloj.

Fuentes del ayuntamiento de Arona señalaron a Moncloa.com que en efecto, se realizó una investigación interna para determinar qué pudo haber pasado con el objeto y que toda esa información había sido consignada en un informe que se entregó a la Audiencia Provincial para que se complementara la causa.

No obstante, la Audiencia Provincial determinó el archivo provisional de esta investigación, pues a pesar de los claros indicios de que se pudo haber cometido un delito al desaparecer el reloj Rolex, valorado en 35 mil euros, para las autoridades locales resultaba casi imposible determinar quién pudo haber cometido el delito, pues a la oficina de objetos perdidos tenían acceso múltiples personas, durante todo el tiempo que había transcurrido, desde el momento en el que se entregó el objeto.

Antonio Padilla, abogado de la persona que se consiguió el reloj, declaró a los medios de comunicación que tras la decisión de la Audiencia Provincial, habían sido introducidos dos recursos más que todavía están a la espera de su resolución, pues el organismo judicial rechazó la reclamación del objeto y esto fue recurrido por el jurista.

Una persona, que era la encargada de la oficina ubicada en el ayuntamiento de Arona para el momento en que fue consignada la prensa, declaró ante el juzgado donde se ventila la causa, ratificó la información de que muchas empleadas tenían acceso a la lleve del área, pues solían guardar allí los objetos de mayor valor.

En su declaración, la empleada señalaba que recordaba cómo llegó a esa dependencia de la policía de Arona el reloj Rolex y recordó que para el momento en que fue jubilada, la prensa de encontraba en el inventario que consignó a sus superiores antes de dejar el cargo, de hecho, llegó a señalar que el reloj permanecía resguardado dentro de una vitrina, de acuerdo con las declaraciones que ofreció a diferentes medios de comunicación el abogado de quien lo reclama.

Para las autoridades del ayuntamiento es evidente que lo ocurrido es una irregularidad, pero atribuyen la situación a lo obsoleto que eran las medidas de control y de inventario de todos las cosas que llegan cada día a la oficina de objetos perdidos, pues a esa dependencia de la policía son trasladadas todas las cosas que las personas van perdiendo en la vía pública que puede ir desde carteras, gafas, gorras, teléfonos móviles, documentos de identidad y muchas cosas más.

Todo ello trajo como consecuencia que las autoridades tuvieran que invertir en la modernización y la adecuación de los mecanismos de control, para poder tener la información de estos objetos de manera digitalizada y con todas las señas que ayuden a identificar la cadena de custodia.

Asimismo, se vieron en la obligación de pedir la instalación de una cámara de seguridad para resguardar los objetos de mayor valor, justamente para evitar que se repita lo que ha sucedido con el Rolex que ahora es reclamado por el vecino que lo consiguió, quien apegándose estrictamente a la ley, lo reclama como suyo, pues fue él quien lo consiguió en la calle y lo entregó a las autoridades de la Policía Nacional y esperó pacientemente que transcurrieran los dos años para poder ejercer las acciones legales con la intención de que se lo entregaran. Quizá si esta persona no hubiese reclamado la prensa, no hubiese salido a la luz pública la desaparición del reloj.