El PSOE sospecha que Margarita Robles ayudó a «reventar» la renovación del CGPJ por «venganza»

La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha vuelto a interferir en asuntos que no le conciernen. No al menos a ojos del partido que ha llevado a Robles a donde está. La socialista lleva meses interfiriendo en asuntos relacionados con el Consejo General del Poder Judicial. Y ahora desde el Partido Popular y desde el PSOE insisten en que la ministra ha sido una de las causas por las que la negociación para la renovación del Consejo ha fracasado. Desde el PP aseguran, según fuentes de Génova, que han presionado para que el Gobierno no aceptara exigencias del PP como la reforma del delito de sedición. Pero desde el PSOE las fuentes son más contundentes y detallan que dado que Robles no tendrá mano en los vocales seleccionados para la renovación, está actuando de forma «destructiva» para evitar que esta renovación llegue a buen puerto.

La ministra de Defensa, Margarita Robles, tiene clara la estrategia a seguir desde hace meses. Ha usado el Tribunal de Cuentas, donde sí tiene mano, pero le está costando más de la cuenta mantener la influencia dentro del Consejo General del Poder Judicial y, como consecuencia, del Tribunal Constitucional. Todas estas trabas las están poniendo desde el Gobierno. En Moncloa no son ajenos, según detallan fuentes solventes del Gobierno, a los persistentes asaltos de Margarita Robles a los procesos de selección de cualquier magistrado en cualquier alto tribunal. De hecho, más de una llamada de atención se ha visto en el Ministerio de Defensa. Y algunas de ellas no necesariamente de la boca de Félix Bolaños, sino del propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Pero ahora empiezan a ver que los intentos de controlar los nombramientos de jueces se han convertido en intentos por reventar una negociación de la que ella no ha formado parte.

La negociación por renovar el Consejo General del Poder Judicial ha fracasado. Pero el PP ha abierto una nueva ventana de oportunidad para intentar solucionar una crisis institucional que ya se remonta muy atrás (hasta cuatro años). El problema ha sido la reforma del delito de sedición. El PSOE no quiere cambiar esta iniciativa para contentar a los partidos independentistas que condicionan las cuentas del Gobierno y el PP quiere por escrito que no se tocará este punto. En cualquier caso, fuentes del PSOE dejan claro que Margarita Robles tuvo mucho que ver con el hecho de poner encima de la mesa un punto que nadie contemplaba. Todavía hay quien en el PSOE se pregunta cómo algo como el delito de sedición y su futura reforma se ha puesto encima de la mesa y se le ha dado tanta importancia en un asunto como la renovación del Consejo General del Poder Judicial.

Robles no está conforme con la situación porque siempre ha querido controlar el nombramiento de vocales. De hecho, fuentes solventes del PSOE aseguran que hace unos meses «prometió» a más de un magistrado que coquetea con la asociación Juezas y Jueces para la Democracia trabajar duro para conseguir que su nombre entrara entre los vocales a propuesta del PSOE. Las broncas permanentes de Moncloa a la ministra de Defensa por meterse en asuntos que no le llaman acabaron por minar las posibilidades de que las promesas de Margarita Robles llegaran a buen puerto. Que ahora haya «reventado» la negociación no sorprende a nadie. Pero desde el PSOE dejan claro que ha formado parte activa con algunas cuestiones que han ayudado a crispar al Partido Popular.

Atribuyen a más ministros el haber interferido en la negociación para la renovación del Consejo General del Poder Judicial, pero queda claro que Robles está en una posición especial porque su currículum con estos temas no avala a la ministra. La titular de Defensa lleva tiempo intentando mantener influencia en todos los tribunales porque entiende que por ahí pasa su futuro político. No parece que el Gobierno esté conforme, hasta el extremo de que le han llamado la atención tantas veces que se han visto en la obligación de cerrarle todos los contactos con otros magistrados y evitar que se meta en la negociación de cualquier asunto relacionado con la justicia. Pero ahora Robles ha encontrado, según las fuentes, otra forma de hacerse notar ante los suyos.

Poco le ha importado a la ministra de Defensa interferir de forma negativa en este asunto dado que conoce las pretensiones del Gobierno de ponerla en la rampa de salida tan pronto como empiece a urdirse la crisis que acabará con más de un ministro fuera del Ejecutivo. Algunos acusan a la ministra de mantener una actitud algo «destructiva» con ánimo de perjudicar al Gobierno que la quiere sacar del juego político más pronto que tarde. Otros simplemente hablan de que quiere hacer notar su influencia en estos asuntos para que la tengan en cuenta. Pero lo cierto es que en el PSOE la acusan de ser parte del fracaso en las negociaciones.