Para Luis de Guindos, vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), esta nueva idea del impuesto a la banca que ha tenido el Gobierno no es una buena idea. El exministro de Economía del Partido Popular entiende que es necesario que los bancos ahora mismo no sufran para que los créditos y toda la solvencia que puedan presentar se resienta. Tal es la obsesión del BCE (y de Guindos en particular) con este asunto, que después de haber subido los tipos para controlar la inflación no quieren que los bancos sufran nuevos varapalos que acaben repercutiendo en su solvencia. La idea que tiene el exministro es que lo mejor es que los bancos directamente hagan repercutir ese impuesto que quiere imponer el Gobierno en el cliente. Vamos, que si la tasa es x, los españoles pagarán comisiones por valor de x. Sin más.
Que Luis de Guindos haya vuelto a interferir en estos asuntos de política nacional no ha gustado al Gobierno, pero saben que se ha dedicado a manipular las intenciones de la banca. Para el BCE, el discurso oficial es que no es un buen dato el imponer un impuesto nuevo a quienes conceden el crédito. El hecho de que hayan anunciado fuertes subidas de los tipos (la tasa depósito alcanzará el 1,50% y la de facilidad de préstamo, el 2,25%) y que se pretendan hacer nuevas subidas no es un buen escenario para el BCE. Pero que los gobiernos se dediquen a inflar aún más la «mala» situación de los bancos no es una buena noticia para el organismo dirigido por Christine Lagarde. Por todo esto, de Guindos quiere neutralizar las pretensiones del Gobierno pidiéndole a los bancos que lleven este mismo impuesto a los clientes. De momento, el exministro sigue teniendo mucha influencia.
La idea de Luis de Guindos es la de convencer a los bancos de que desobedezcan el impuesto a la banca que tanto ha trabajado Unidas Podemos. El ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática de España, Félix Bolaños, ha rechazado este viernes la posibilidad de que el impuesto a la banca se repercuta a los clientes porque, en ese caso, «acabarían pagando los de siempre». Así se ha referido, en una entrevista en TVE, al dictamen del Banco Central Europeo (BCE) conocido ayer y en el que el organismo analizaba la proposición de ley para aprobar los impuestos temporales a la banca y a las grandes energéticas. En el escrito, el BCE indica que espera que las entidades de crédito «tengan en cuenta y reflejen en los precios de los préstamos todos los costes pertinentes, incluidas las consideraciones fiscales, cuando proceda», y remite a las directrices EBA/GL/2020/06, sobre concesión y seguimiento de préstamos, donde se establece esta situación.
Bolaños, quien ha recordado su experiencia en el Banco de España y, por tanto, con el Eurosistema, ha señalado que se trata de un escrito «no vinculante» donde el BCE aborda aspectos técnicos del gravamen y la solvencia de las entidades financieras. «Es un informe que vamos a estudiar, con todo detalle, vamos a ver en qué medida se podría mejorar el diseño del impuesto que hemos hecho», ha afirmado el ministro.
Pese a las declaraciones de Félix Bolaños, la hoja de ruta de la banca va por otro lado. Desde el entorno del ministro insisten en que irán hacia adelante por una sencilla razón: los Presupuestos Generales del Estado dependen de ello. Unidas Podemos quiere que este impuesto salga adelante porque tiene su sello. Además, es una de las líneas rojas para el partido morado que cree que la banca se ha enriquecido sobremanera con la inflación. Aún así, el plan del BCE pasa porque repercuta directamente en los españoles. Y no es el único organismo que considera que no es el momento de echar más leña al fuego con este asunto.