Los agentes de la Guardia Civil pagan un cantidad de dinero para poder vivir en las residencias con las que cuenta el instituto armado, pero cuando no se abona esta cantidad llegan los problemas. Esto es lo que le pasó a uno de los agentes de este cuerpo, quien comunicó su baja médica en la unidad en la que estaba destinado y dejó de pagar la residencia. En ese momento, sus superiores tratando de poner en contacto con él a través de distintas vías, llamadas telefónicas, mensajes de WhastApp y varios correos electrónicos. Sin embargo, ninguno de estos intentos resultó fructuoso. Por este motivo, decidieron poner en Búsqueda, Detención y Personación y finalmente pudo ser detenido en la localidad de Gijón. Los Tribunales Militares, tras llevar a cabo el respondiente juicio, determinaron condenar al agente de la Guardia Civil a tres meses y 26 días de cárcel por el delito de abandono de residencia.
Los hechos se remontan al año 2020, en concreto al 3 de julio, cuando el agente de la Guardia Civil destinado en la Compañía Fiscal y Fronteras del Puerto de Bilbao comunicó su baja médica mediante una llamada telefónica realizada al número oficial de su Unidad. En ese momento, el agente tenía autorizada su residencia habitual desde el día 15 de mayo de 2020 en la Residencia Plaza del Acuartelamiento de la Guardia Civil de Barakaldo (Bizkaia). Al parte médico presentado a principio del mes de julio se sumaron también los del 13 de julio, 23 de julio, 3 de agosto, 13 de agosto y 23 de agosto de 2020.
A mediados de julio, el Coronel Jefe de la Comandancia de Bizkaia autorizó al agente a fijar temporalmente su residencia en lugar distinto al habitual, situándola en la localidad de Gijón, en Asturias. Sin embargo, a partir de 31 de agosto el guardia civil dejó de solicitar la autorización para fijar temporalmente su residencia en la localidad de Gijón. Y no solo eso, sino que además dejó de abonar su habitación en la Residencia de Plaza del Acuartelamiento de Barakaldo (Bizkaia) y desde el mes de agosto no volver a realizar ningún pago por esta cuestión.
el agente fue condenado por un delito de abandono de residencia
En ese momento, un miembro del instituto armado, con destino en el Área de Seguridad de la Compañía, se intentó poner en contacto con el condenado mediante llamadas telefónicas, aunque sin éxito. Posteriormente, a través de WhatsApp trataron de contactar con el agente, solicitándole que se pusiera en contacto con la oficina urgentemente. En esta ocasión si contestó al mensaje y respondió: «No me va esta mierda de móvil. Ahora llamo». Sin embargo, la llamada no se produjo. Después, a través del sistema SIGO, le enviaron un SMS con el siguiente texto: «Por medio del presente, se solicita a Ud. Se ponga en contacto con la oficina de la Compañía Fiscal y Fronteras del Puerto de Bilbao, de manera urgente».
Unos días más tarde volvieron a intentar ponerse en contacto con el agente a través de una llamada telefónica, pero sin éxito. Incluso llegaron a enviarle distintos correos electrónicos tanto desde Área de Seguridad de la Compañía como desde el Puesto de la Guardia Civil de Gijón. En última instancia dos agentes del instituto armado se trasladaron a su residencia de Gijón, pero con el mismo resultado negativo. Finalmente, el día 10 de febrero de 2021 el agente fue detenido por componentes de la Guardia Civil, en la localidad de Gijón, para ser puesto a disposición del Juzgado de lo Penal de Avilés, después de que fuera puesto en Búsqueda, Detención y Personación por orden de la Justicia. Así, el 3 de agosto de 2021, el Juzgado Togado Militar Territorial nº43 decidió iniciar un proceso contra el detenido por un presunto delito de abandono de residencia o destino.
EL AGENTE DE LA GUARDIA CIVIL FUE CONDENADO A 3 MESES Y 26 DÍAS DE PRISIÓN
Tras llevar a cabo el juicio contra el agente fugado, el Tribunal Militar decidió condenar al agente de la Guardia Civil a una pena de tres meses y 26 días de prisión por un delito de abandono de residencia. Y es que, este agente estuvo mucho tiempo en busca y captura por los miembros del instituto armado hasta que finalmente fueron detenerle. En concreto, el 15 de septiembre de 2020 fue la última vez que el condenado dio señales de vida y cinco meses más tarde pudieron localizarle y detenerle para que fuera juzgado por el delito cometido ante la Justicia Militar. Así, la Guardia Civil decidió condenar a este agentes después de que desapareciera totalmente del mapa y hasta el instituto armado se viera obligado a poner en marcha una orden de busca y captura contra él con el fin de llevarlo hasta la justicia y que pagara por los hechos cometidos de abandono de residencia con una pena de cárcel.