Miquel Iceta tira de «nacionalismo» y riega de dinero público «solo» los teatros catalanes

El ministro de Cultura, Miquel Iceta, es de mantener un perfil bajo. Sin embargo, su gestión, que no suele salir en ningún medio de comunicación, a veces deja entrever ciertos sesgos que no sorprenden a nadie dentro del Gobierno. El ministro ha decidido lanzar una batería de subvenciones para los teatros. El problema es que ese dinero público ha caído exclusivamente en los teatros catalanes. No ha habido ni un solo auditorio a lo largo y ancho del país que haya recibido un euro público en este mes que no sea catalán. Desde el PSOE aseguran que no es la primera vez que el «nacionalismo» latente de Iceta se deja ver en su gestión, pero las subvenciones de noviembre han aclarado que el socialista quiere premiar a los teatros y auditorios de su tierra. Concretamente, quiere destinar 1,65 millones de euros para ayudar a la cultura catalana.

Desde el PSOE insisten en que Iceta se decanta más por ayudar con dinero público a los suyos que a cualquier otro. Desde luego, tiene preferencia por conceder subvenciones a asociaciones catalanas frente a otros. Es una sensación que lleva tiempo dando coletazos por la administración pública y que desde el PSOE no niegan. El problema es que contar con el PSC en el Ejecutivo es un peaje que hay que pagar y todos saben, al menos los socialistas de base, que esta formación asociada al PSOE goza de un catalanismo latente muy presente en todos sus dirigentes. Iceta es uno de los que ha conseguido crecer dentro del PSC a costa de exaltar ese catalanismo moderado que tanto rédito político le ha traído al PSOE en Cataluña. Sin eso, la izquierda no se atreve a crecer.

La primera de las subvenciones es una concesión directa para la Fundación G.T. del Liceu para los vagones del teatro. Esta, que se ha hecho oficial el pasado 3 de noviembre, es de nada menos que un millón de euros. Este teatro está en Barcelona, como otros a los que Iceta ha regado con dinero público. Lo curioso es que esta batería de concesiones siempre se ocultan y no se lanzan en notas de prensa para que se refleje que todas van a parar a Cataluña. Miquel Iceta tiene una sensibilidad catalanista muy pronunciada, según cuentan fuentes de su entorno, pero ya se empieza a ver incluso en los portales de transparencia.

La segunda de las concesiones es para el Consorcio del Auditori i L’Orquestra para el Festival Emergents y el ciclo scenes. En este caso, la idea ha sido darles 250.000 euros nada más. Comparada con la anterior subvención es un cuarto menos, pero al menos no deja de ser otro teatro catalán el que se ha llevado el dinero público. Iceta ha tenido claro que necesitan ayuda económica. Pero en el PSOE miran con recelo cada una de las subvenciones que han dado porque saben que si tienes el DNI el nombre de algún municipio catalán, tienes más probabilidades de conseguir el objetivo.

La tercera subvención es de un poco más de dinero. Ni el millón de la primera ni los 250.000 de la segunda. En este caso, es la Fundación Orfeo Catalá-Palau de la Música Catalana el que se ha llevado nada menos que cerca de medio millón de euros para artistas y compositores invitados, fronteras, universo barroco, ciclo de ópera en el Palau, el aniversario de Igor Stravinsky y otros. Estos 400.000 euros también se han aprobado para este 3 de noviembre. No se contemplan nuevas prestaciones por parte de la administración del Estado.

El ministro de Cultura, Miquel Iceta, no se ve con mucha proyección política dada la crisis de Gobierno se acerca. Miquel Iceta no es más que una cuota del PSC que el Gobierno tiene que cumplir. Pero nadie da por hecho que le vayan a mantener en Cultura pasadas las elecciones. La idea de Sánchez siempre ha sido la de cumplir la cuota, pero no se ha planteado bajo ningún concepto el elevarle a algún cargo de responsabilidad. De Política Territorial a Cultura. Y de ahí a donde haga falta con tal de que el incendio del PSC se mantenga controlado. Ahora mismo, para Pedro Sánchez, la mejor opción es que se mantenga en un perfil bajo. Y que no genere fricciones entre los socialistas. Mal negocio.