Inés Arrimadas quiere recuperar poder con una moción de censura que no quiere nadie

La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, está desesperada. Sabe que la formación naranja ni siquiera es capaz de entrar en algunas encuestas a nivel autonómico y municipal y entiende que el partido va a la deriva. Sin embargo, la maquinaria de Ciudadanos, la poca que queda, ha dado con una idea que podría dar de nuevo notoriedad a Inés Arrimadas: montar una moción de censura contra Pedro Sánchez. La idea de la presidenta naranja es que sea Alberto Núñez Feijoo quien lleve la batuta acompañado incluso de Vox, pero lo que quiere Arrimadas es marcar ella la hoja de ruta con un apoyo que cree que es fundamental. Luego habría que tirar de PNV o de otra formación afín a la causa, pero el mero hecho de presentarla es la obsesión nueva de Ciudadanos. Moción de censura sin apoyos, porque Vox tiene claro que no quiere ir de la mano de Arrimadas «ni a la vuelta de la esquina».

La presidenta de Ciudadanos está a la desesperada no solo porque su formación se hunde en las encuestas y en los sondeos, sino porque a nivel interno empieza a estar muy cuestionada por los pocos que se mantienen con un sueldo en el partido naranja. Ciudadanos pasa por malos tiempos porque no tienen dinero para mantenerse a flote ni previsión de tenerlo a corto plazo. Quizá por eso Arrimadas, en una estrategia a la desesperada, ha optado, tal y como aseguran fuentes internas de la formación naranja, ha optado por presionar a sus compañeros en la derecha por presentar una moción de censura contra Pedro Sánchez.

«Son capaces de todo. Hasta de rebajar penas a todos los corruptos sólo para que el separatismo tenga un Código Penal con el que el golpismo sale gratis. El PP debe impulsar ya la moción de censura: sólo así podremos al menos retrasarlo y hacer que Sánchez lo pague en las urnas», ha comentado Inés Arrimadas en una de sus críticas. El problema es que en Ciudadanos ven ahora que su cuestionada presidenta naranja abraza unas tesis de las que se había alejado. De huir del ala derecha de su partido a volver a la senda Rivera para conseguir reflotar un partido a la deriva.

Mientras que Arrimadas quiere apostar por recuperar el ala derecha, hay otra amenaza interna que gana fuerza porque también cree que la van a apartar de la política. Begoña Villacís oye cantos de sirena desde hace meses que la invitan a tomar las riendas de la formación y a llevarse el liderazgo de Ciudadanos para empezar una recuperación que nadie se cree. Villacís sabe que el no aceptar el salto al PP en su momento le puede salir caro porque las previsiones en el Ayuntamiento no son tan buenas como ella querría. Solo la esperanza de revalidar su cargo como vicealcaldesa por la debilidad de Almeida aguanta a Villacís en el cargo.

Arrimadas, entretanto, juega a la desesperada y con muy pocos apoyos internos. Algunos están haciendo las maletas, otros urden una venganza contra la presidenta de Ciudadanos y otros directamente entienden que debe ser Villacís la que se convierta en la nueva líder de la formación, pero casi nadie apuesta por ella. Otras fuentes aseguran que lleva meses trabajando en su salida privada porque es perfectamente consciente de que tendrá que presentar su dimisión lo antes posible después de que se celebren las elecciones autonómicas y municipales.

La moción de censura no es una opción ni para el Partido Popular ni para Vox. El primero sabe que las encuestas están de cara y no tiene ninguna necesidad de presentar una moción que casi con toda seguridad no saldrá adelante de ninguna de las maneras posibles. Y el segundo directamente insiste en que no quiere que Ciudadanos les marque la hoja de ruta con una moción innecesaria. Aún así, Arrimadas sigue jugando su propio partido sin conseguir que nadie le compre el argumento. De vez en cuando escribe alguna columna en la que insta a Alberto Núñez Feijoo a tomar medidas, pero hasta ahí llega su presión.