Podemos está solo en la esquina izquierda del tablero político español frente al resto de fuerzas análogas, tal y como ocurrió cuando barrió en las urnas al progresismo clásico en las elecciones generales de 2015 o como cuando en 2019 les calló la boca cuando le decían que era mejor firmar un acuerdo programático que entrar en el mismo Gobierno en el que poco después exigieron tener cuota.
La formación morada ha alcanzado cotas electorales y de poder que ni siquiera soñaron ni el PCE en su mejor momento, en la Transición tras haber liderado prácticamente en solitario el antifranquismo, ni IU en su cenit, con Julio Anguita combinaba honradez y coherencia intelectual mientras el PSOE se desangraba entre la corrupción y el crimen de Estado.
Es cierto que la imagen de Podemos, en general, y de Pablo Iglesias, en particular, está socarrada por la deriva ‘carrillista’ del politólogo (al que, al igual que el histórico comunista, le falta comprensión ante unos relevos que exigen libertad de acción), y por su obsesiva guerra mediática que quizá resulta comprensible por la guerra sucia político-mediática que sufrieron su familia y él.
EL ‘PLAN B’ DE IRENE MONTERO
Sumar, Izquierda Unida, el PCE y gran parte de los ‘comunes’ pretenden tejer una coalición en la que se integren Más País y Compromís que podría estar liderada por Yolanda Díaz, que no ha sido capaz ni de dar forma a su proyecto ni de garantizarse el pacto con el ‘errejonismo’.
Podemos, cada vez más cercano a ERC y EH Bildu, cuenta con apoyos en Alianza Verde, goza de las simpatías que despierta en el colectivo feminista el trabajo que está realizando el Ministerio de Igualdad, y disfruta del tirón mediático de Iglesias, padre de ‘La Base’ y tertuliano estrella de la Cadena SER o RAC1.
La formación morada también parece haberse convertido en el heredero del espíritu del 15M y ahora sopesa presentarse prácticamente en solitario a las generales en 2023, aunque la favorita para liderarlo en las urnas, Irene Montero, asegura que «es posible un acuerdo de coalición con Sumar».
«Efectivamente Yolanda está montado su partido, nosotras respetamos ese proceso (. . .), aún creemos que es posible un acuerdo de coalición con Sumar, y en ello vamos a estar cuando Yolanda termine de montar su partido», añade.
Díaz, por su parte, afirma que «Sumar es ya imparable. No hay marcha atrás. Vamos a continuar, vamos a seguir para adelante. Y como dije el 8 de julio, si queréis sumar, sí voy a dar un paso adelante, de manera colectiva».
PODEMOS CIERRA LAS GRIETAS INTERNAS
Los candidatos oficialistas barrieron en las recientes primarias autonómicas a excepción de en las asturianas. Este hecho despertó la felicidad ante críticos de Pablo Iglesias como el exdirigente Ramón Espinar.
El exsenador asegura que «afortunadamente queda gente en Podemos, como en Asturias, que se defienden de convertir lo que fue un partido con 72 diputados y 5 millones de votos en el club de fans del podcast de su ex secretario general. El síndrome de la Moncloa (acritud y paranoia) pero sin Moncloa«.
ENRIQUE SANTIAGO SE DISTANCIA DE IGLESIAS
«Cada uno queda claramente retratado por las cosas que dice en cada momento y el contexto en que las dice». Con esta frase Enrique Santiago rompía definitivamente con el ‘pablismo’ y se abrazaba sin remedio al ‘yolandismo’.
El jurista, relevado como secretario de Estado de la Agenda 2030 por sus simpatías hacia Sumar, se ha mostrado contrario a la estrategia de Podemos de exigir la entrada de Victoria Rosell en el Consejo General del Poder Judicial. «No es bueno hablar de nombres, llevamos un año y pico así, y el PP nos veta», aseguró.
Santiago meses atrás había intentado desinflamar la relación entre el PCE y Podemos asegurando que ambas fuerzas creían que era que «imprescindible generar un proceso de movilización social que ilusione a muchas personas que están desilusionadas después de unos años muy duros. Compartimos la necesidad de que las personas sean protagonistas de los cambios sociales y de que hay que reforzar la organización de un espacio donde se integren no solamente esas personas, sino las organizaciones sociales, donde participen los sindicatos y, por supuesto, del que tienen que formar parte los partidos que se sienten democráticos y de izquierdas».
El secretario general del PCE asegura que «el espacio actual de Unidas Podemos es absolutamente democrático. Pero insisto, creo que en este momento nuestra candidata, de forma natural, reconocida por toda la sociedad, es Yolanda Díaz. Es el momento político y es el ciclo político de Yolanda Díaz».