José Luis Escrivá se desespera al ver que el Gobierno no sabe sumar

José Luis Escrivá, ministro de Seguridad Social, es de esos ministros que no dan su brazo a torcer cuando están convencidos de algo. En este caso, el socialista más moderado del Gobierno ha asumido la responsabilidad de dar coherencia al sistema de pensiones, pero el Ejecutivo no quiere hacerle caso. Ni la vicepresidenta Yolanda Díaz ni el propio presidente del Gobierno están dispuestos a subir la cotización de los boomers. El equipo de Pedro Sánchez solo ha aprobado subir las pensiones máximas hasta un 30% en 30 años, pero no quiere ceder a las demandas de Escrivá de aumentar las cotizaciones de forma inmediata para que el sistema de pensiones no sea el mayor agujero del Estado.

Escrivá está desesperado porque tiene delante las cuentas y sabe que el agujero de las pensiones es más grave de lo que el Gobierno quiere reconocer. Mientras Escrivá advierte que solo en octubre el gasto en pensiones fue de más de 10.000 millones de euros, el Gobierno anuncia que las vinculará con el IPC entre advertencia y advertencia de Europa. La situación es de crisis interna porque Escrivá está desesperado con la incapacidad del Gobierno para sumar y para echar cuentas. Sin embargo, lo más doloroso para el ministro es que se ha quedado sin apoyos dado que los que quedan del ala moderada tienen una percepción muy distinta de su compromiso con las cuentas del país.

José Luis Escrivá, pese a las reticencias internas que hay en su ministerio, tiene claro que el sistema de pensiones no es sostenible ni a medio plazo. Este agujero que cuesta caro al país, en torno a 10.000 millones de euros al mes, lleva tiempo en la mente del ministro que ha asumido con responsabilidad su carga. Pero su primera medida, que consistía en elevar la cotización o imponer una nueva tasa a la generación boomer, no parece que fuera recibida de muy buena gana en el Gobierno. Ahora que el sistema de pensiones está a poco de ser reformado, parece que Escrivá se ha quedado solo. Nadie le apoya en una empresa que sí que motivó en su momento a otros socialistas como Nadia Calviño.

Unidas Podemos es otra piedra en el zapato del ministro de Seguridad Social y Migraciones. Los de Ione Belarra no tienen ni media intención de elevar las cotizaciones a costa de las cuentas de los pensionistas. Y la obsesión de vincularlo al IPC es algo que también tiene el sello morado. Con este cuadro, el ministro de Seguridad Social y Migraciones se ha convertido en el único que levanta la voz por lo «mal cuadrado» que está el sistema de pensiones. El agujero es el mayor del país, pues el mayor gasto que tiene el Estado es precisamente el pago de pensiones. Y el envejecimiento de la población, una gran noticia, no es precisamente positivo para equilibrar un sistema que otros partidos ya hablan de «quebrado».

La cruzada de los moderados socialistas se ha ido desinflando con el paso del tiempo. Solo el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, está algo sensibilizado con los golpes de efecto del PSOE, pero eso no quiere decir que apoye de pleno las pretensiones de Escrivá. La soledad del ministro es muy comentada en Ferraz, pero porque entienden que Escrivá está más centrado en ser un tecnócrata que en los intereses electorales del partido. Con las elecciones municipales y autonómicas a la vuelta de la esquina y las generales a un año, en Ferraz ven una auténtica locura anunciar que subirán los impuestos a la generación boomer. Aún así, el ministro sigue advirtiendo por activa y por pasiva que el sistema de pensiones quebrará.

Esta situación ha sido aprovechada por otras formaciones como Vox que ya hablan de la mochila austriaca o de imitar a otros países con el sistema de pensiones saneado como puede ser Holanda. El problema de este sistema es que implica muchas complicaciones y sobretodo mucha pérdida de poder adquisitivo. El PP, sin embargo, no quiere meter mano de manera exagerada en el sistema de pensiones.