Desde el pasado día 16 de noviembre las fuerzas especiales de Rusia están realizando un ejercicio conjunto con las de Argelia en su provincia de Béchar, sita muy cerca de la frontera de Marruecos y a sólo unos 600 kilómetros por carretera de la ciudad española de Melilla.
En concreto unidades de fuerzas especiales del Ejército de la Federación de Rusia y de la rama terrestre del Ejército Popular Nacional de Argelia han emprendido el pasado 16 de noviembre unas maniobras militares conjuntas, denominadas Escudo del Desierto. Este supuesto táctico se desarrollará hasta finales de mes en la provincia de Béchar, muy cerca de la frontera con Marruecos, zona de difusos límites, donde en 1963 se libró la denominada Guerra de las Arenas entre las fuerzas de Argel y Rabat, que abrió una brecha entre los dos países del Magreb, todavía no cerrada seis décadas después.
Ya en aquel conflicto, que se desarrolló en plena época de la Guerra Fría, la recién independizada Argelia (1962) contó con el apoyo de la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), que propició además la ayuda directa de los cubanos. Desde entonces la alianza con la URSS y desde finales de 1991 con su sucesora Rusia ha continuado, siendo la industria rusa de defensa la principal proveedora de material de tierra, mar y aire del cada vez más pujante Ejército Popular Nacional de Argelia.
Aunque desde fuentes del Gobierno de Argel no se ha realizado ningún comunicado oficial del ejercicio, sí desde Moscú, en concreto por parte del Distrito Militar Sur de Rusia, que se extiende desde la frontera con Ucrania hasta el mar Caspio, y que incluye el problemático Cáucaso y la península de Crimea (ocupada a Ucrania en 2014), que confirma que se están llevando a cabo ejercicios antiterroristas conjuntos entre las fuerzas terrestres rusas y argelinas a solo 80 kilómetros de la frontera de Marruecos. Según el comunicado: «La primera conferencia de planificación se llevó a cabo en la ciudad rusa de Vladikavkaz, capital de la República de Osetia, para preparar las maniobras antiterroristas conjuntas ruso-argelinas, que están programadas para noviembre».
También la nota precisa que las maniobras se llevan a cabo en la base de Hammaguir, desde donde ambos ejércitos coordinaron la elección de los diferentes escenarios (en desierto y montaña) del ejercicio y la organización de la logística. El comunicado agregó que las maniobras consistirán en movimientos tácticos para buscar, detectar y destruir grupos armados ilegales, una de las principales labores de las tropas del Distrito Militar Sur de Rusia durante las guerras desarrolladas en las regiones del Cáucaso de Chechenia y Daguestán. La nota de la Federación de Rusia también especificó que son unos 200 militares de su país los que participan, de los que la mayoría serían paracaidistas, y personal de las fuerzas especiales o Spetsnaz, creadas durante la Segunda Guerra Mundial por parte de los temibles servicios del interior soviéticos o NKVD (después KGB y ahora FSB), y que a partir de 1950 se extendieron a las Fuerzas Armadas.
Estos ejercicios conjuntos forman parte de la tradicional cooperación ruso-argelina, que se reforzó con la reciente visita a Argel del director del servicio federal de cooperación militar y técnica de Rusia, Chougaev Dimitri Evguenievitch, en la que se trataron nuevos «ejes y perspectivas para fortalecer la cooperación entre los dos países».
Previamente, durante 2021 fuerzas de élite del Ejército Popular Nacional de Argelia participaron en unas maniobras conjuntas con las del referido Distrito Militar Sur desarrolladas en la citada Osetia del Norte, sita en el Cáucaso sur colindante con la autoproclamada República de Osetia del Sur, que es de facto una región tomada por los rusos a su vecina Georgia en 2008. Las fuerzas argelinas participaron también en septiembre de este mismo año en otras maniobras en las que intervinieron unos 50.000 militares, la mayoría rusos pero también de China, India, Tayikistán y Mongolia, denominadas “Vostok 2022”, desarrolladas en Siberia, en el lejano oriente ruso, así como en el mar de Ojotsk y de Japón.
Volviendo a la operación Escudo del Desierto, que lleva la genérica etiqueta tan usada en Rusia de lucha antiterrorista, coincide con una nueva escalada del gasto militar de los países del Magreb occidental. Así el Gobierno de Argel acaba de hacer público que va a aumentar en torno a un 130% sus gastos en defensa el próximo año, con lo que pasará a destinar el 12% de su PIB a esta partida, ayudado por los ingresos extras derivados de la subida del precio de los hidrocarburos. Esta política incluye una gran alza del precio a España, que hasta hace meses era uno de sus clientes preferentes, lo que incluía una tarifa por debajo de la de mercado. Pero la relación privilegiada y el gaseoducto por el que se recibía el gas se cerró ante el inexplicable alineamiento del Gobierno del presidente Sánchez con las tesis de Rabat acerca de la soberanía marroquí del antiguo Sahara español, lo que cortó de raíz casi 50 años de equilibrio diplomático español, favorable a la tesis de un referéndum auspiciado por la ONU en la antigua colonia española.
El vecino Marruecos espera dedicar en 2023 el 5,2% de su PIB a defensa, mientras que en comparación dicho gasto en los países europeos se ha movido en una horquilla de entre el 1% (como es el caso de España) y el 3%, si bien a raíz de la guerra de Ucrania todos tienen previsto aumentarlo.