El Gobierno ha enterrado a la ministra de Justicia, Pilar Llop, de una forma especialmente llamativa. Sobretodo ahora que empiezan a aflorar las críticas a la ley de solo sí es sí del Ministerio de Igualdad. El equipo del presidente, Pedro Sánchez, ha dado la orden a la ministra de Justicia, Pilar Llop, de que no levante la voz ante esta norma. El aluvión de peticiones de reducción de condena a manos de condenados por delitos sexuales ha repercutido negativamente en el Gobierno hasta el punto de que los socialistas han tomado cartas en el asunto. Lo curioso es que después de dar un portazo político a Llop, han tomado la decisión de prohibirle opinar sobre el tema.
La ministra de Justicia ha desaparecido, especialmente después de que se haya seleccionado a la ministra de Industria, María Reyes Maroto, como candidata del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid y no a ella. El problema es que esta desaparición espontánea ha coincidido con un hecho grave: la ministra de Justicia no ha opinado sobre el fiasco que ha supuesto la ley del solo sí es sí de Irene Montero. El Ministerio de Igualdad defiende que está bien redactada, pero el de Justicia ha decidido mantener silencio por orden directa de Moncloa.
La idea de sacar a Pilar Llop siempre ha estado encima de la mesa, pero siempre se ha planteado en términos políticos y sobretodo con una salida importante para ella como podía ser la candidatura de Madrid. El golpe de Reyes Maroto fue duro, pero más lo ha sido el ver que le han prohibido opinar sobre el fiasco de la ley del Ministerio de Igualdad para evitar que protagonice algún patinazo como fue el del Metro y la renovación del CGPJ. En el Ejecutivo tienen claro que Pilar Llop no tiene más recorrido en el Gobierno, pero le darán algo de tiempo para ver cómo sacarla sin protagonizar una traumática crisis interno.
El Ejecutivo tiene claras las prioridades y ahora no quiere necesariamente que Irene Montero deje de ser el foco de atención. Es cierto que le afecta al Gobierno, pero desde Moncloa entienden que es bueno tener un chivo expiatorio que se lleve las críticas y los focos en un momento en el que están negociando los Presupuestos. Ahora mismo, Pilar Llop tiene la orden de no abrir la boca. Pero no es la primera vez que le dan este toque. Las palabras del metro le salieron caras. Y ahora que la situación política está tensa, se ha decidido que el Ministerio de Justicia no se posicione sobre esta ley, pese a que le correspondería más que a otros.
El fiasco de la noticia de la ministra María Reyes Maroto ha caído como una bomba en el Ministerio de Justicia, especialmente en estas fechas tan señaladas. La ministra de Justicia lleva tiempo avisada de que su supervivencia en el Gobierno estaba limitada. Pero no se esperaba que su salida política estuviera tan turbia como ahora se ve. En el Gobierno no hay ni siquiera una serie de apuestas en la que coloquen a la ministra de Justicia en un puesto como diputada o candidata en algún otro sitio.
El Ayuntamiento de Madrid se quedará en manos de otra ministra que ni siquiera era la segunda opción. En primer lugar, se plantearon que fuera el poeta Luis García Montero el que se encargara de llevar la candidatura socialista, pero la rechazó porque se dio más bombo del necesario al asunto. Después la candidata era Llop, pero sus palabras y exabruptos y su obsesión con la violencia de género dejó en una posición delicada a la ministra. Con todos fuera, solo quedaba María Reyes Maroto.